Las turbulencias que viven los mercados actuales y la debilidad manifiesta de la economía mundial tiene al mundo al borde de una nueva recaída. Los gobiernos no han escatimado recursos para rescatar al sistema financiero pero el profundo cáncer de este sistema ha seguido su avance hacia la economía real. Por eso no hay recuperación a la vista y los datos de desempleo son el mejor indicador de un estancamiento en ascenso. Y si a esto añadimos los recortes presupuestarios que exige el BCE para la consolidación fiscal, la contracción y el agravamiento de la crisis será inevitable.
Lea el artículo en El Blog SalmónUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización