Lago negro de tus ojos, de Guillem López

Publicado el 02 mayo 2019 por Daniel Daniel Pérez Castrillón @Mangrii
Lago negro de tus ojosGuillem LópezRunasTapa dura | 133 páginas | 16€ / 9,99€


La memoria es una herramienta muy frágil. Los recuerdos se almacenan con impresiones elaboradas a partir de nuestras propias experiencias. Son un ente intangible totalmente sesgado. Los recuerdos son un arma errática por naturaleza. Nunca dos personas recordarán el mismo momento de la misma forma. Cada uno de nosotros está delimitado por sus propias experiencias. Las trazas que nos marcan son diferentes e inescrutables. Y esa fragilidad, puede ser un resquicio de oscuridad. Nuestro juicio se puede nublar por el pasado o lo que podemos recordar de él. Vivir en los recuerdos es un sistema de subsistencia bastante peligroso, avocado habitualmente a la desgana, la incertidumbre y la paranoia. Al decir, hubo tiempos mejores y no saber levantarse.
Guillem López nos sitúa en El Clot, Valencia, donde tras El Incidente una enorme y extraña laguna apareció. Hubo más en todo el mundo, pero ninguna como la de El Clot. La mas grande de todas. Carla, una periodista, decide regresar a su pueblo natal para investigar la desaparición de una conocida actriz. Pero el regreso a El Clot, supone mucho más de lo que esperaba. Aparte de enfrentarse a policías corruptos, los cuchicheos de un pueblo, los militares de una agencia de seguridad mundial y una serie de sectarios fanáticos, Carla deberá afrontar sus propios miedos y temores surgidos por un torbellino de recuerdos del pasado que la atormentan.
Laguna negra en los Picos de Urbión
Para narrar todo esto, entra en escena Bernat. Guillem vuelve a las andadas con un narrador nada fiable. Lago negro de tus ojos es un artefacto literario que juega con el lector para imaginar la historia juntos. Bernat nos cuenta la historia utilizando una especie de guion técnico de cómic, describiendo viñetas y lo que sucede en ellas. Y lo hace, mientras esta en el psiquiatra. El castellonense va un paso más allá en lo narrativo en esta ocasión, y se dedica a jugar con tipografías y su organización. Hay unas 5 páginas al final del texto que con su peculiar diseño, te hacen sentir un descenso total al caos y la locura de Bernat. Esta experimentación formal supone un atractivo juego con el lector, novedoso en el panorama nacional, que le da un cariz más intenso a toda la narración. Dota de simbolismo, incertidumbre y dobles sentidos toda la lectura.
Este puzle, que muchos lectores del valenciano podemos apreciar su parecido temático con Arañas de Marte, crea una mayor sensación de inquietud que la novela anteriormente citada. Guillem vuelve ahondar en los instintos más básicos del ser humano para desollarlo ante nuestros ojos. Los dos personajes principales se suman a un remolino de tinieblas del que no se puede salvar nadie. Laguna y pueblo ejercen de fuertes símbolos y son más que un escenario. El primero como eje de la historia y el segundo como reflejo de la sociedad turbada. Un tercer elemento, son los insectos. Guillem maneja el uso de la metáfora antropomórfica (como en La polilla de la casa del humo) para hablar del turismo y de comoinvadimos poblaciones enteras para visitar y deshumanizar lugares con encanto solo porque es la moda del momento.
Viajar hasta El Clot supone una travesía angustiosa, retorcida e inquietante para deslavazar una historia que podría no ser para nada real. O sí. La ambientación otorgada por Guillem resulta muy sugerente para el lector ¿Qué narices ocurre en esa laguna? ¿Por que la gente del pueblo se comporta de forma tan extraña? ¿Qué pasa por la psique de Carla para realizar tales acciones? Que la respuesta nos la trate de dar un narrador tan poco fiable como Bernat, no hace más que retroalimentar un halo de misterio que planea por las 133 páginas del texto. Un acierto pleno para una novela corta que te llega a atrapar por completa por tan solo unas horas. Pura hipnosis especulativa.
Rara, caótica y ominosa. La nueva novela corta de Guillem López es el ejemplo perfecto de historia extraña, hipnótica por su forma y que atrapa por su intensidad. Tan solo un centenar y pico de páginas para descender a la locura y la absoluta confusión. Para ser engañado y extorsionado por un narrador poco fiable y nada aconsejable. Un artefacto literario más interesante en su forma que en su fondo, de un ritmo endiablado y con el sello de calidad habitual en el  premiado autor valenciano.
 Otras reseñas de interésBaúl de libros
In the Never never
Estación niebla