Lágrimas socialdemócratas

Publicado el 26 octubre 2011 por Cronicasbarbaras

Usted vio llorar en la televisión al candidato Pérez Rubalcaba y al vasco Pachi López porque unos asesinos, ocultándose bajo túnicas y boinas caladas por si cambiaban de idea, habían prometido no matar más.

Carles Francino, el actual locutor socialdemócrata por antonomasia, lloraba también en la SER con la misma noticia, rebosante de buenismo: agrupémonos todos en la tregua final de la Internacional.

Aunque los filoetarras sigan intimidando, insultando, instaurando en sus ayuntamientos su propio paraíso modelo Corea del Norte, proclamemos que si les ofrecemos comprensión y talante se arrepentirán de sus pecados y construirán con nosotros Un Mundo Feliz.

El periodista Santiago González describe esta actitud santurrona en su libro recién aparecido “Lágrimas socialdemócratas” (La Esfera), en el que retrata el desparrame sentimental del zapaterismo.

Si usted quiere divertirse, léalo. Descubrirá cómo la manipulación de la palabra y de los conceptos creó una nueva religión beatífica.

Actitud concentrada en una escena de Bibiana Aído, cuando le dicen que un machista mató a su mujer.

Tras sobreactuar con un teatro de dolor ante unos periodistas, le ordenó hipócritamente al fotógrafo que no la fotografiara sonriendo.

González, que antes que periodista fue marino endurecido en temporales y navegaciones peligrosas, recuerda sus años de militancia comunista y cómos sus antiguos compañeros entraron en el PSOE para crear la religión de la bondad laica que compite con el cristianismo.

Un socialismo con artimañas clericales del "haz lo que digo, no lo que hago", que dice amar a los demás como a sí mismo, imitando a Cristo, mientras se llena los bolsillos con la máxima celeridad.

Amor a la humanidad y buenos sentimientos, adiós curas, pastores y popes, porque Zapatero, Rubalcaba y hasta Francino rivalizan con ellos en la oferta de un nuevo paraíso celestial modelo “Sálvame DeLuxe”, para ocultar que el terrenal que crearon es infernal.

------

SALAS