El laicismo radical es la seña de identidad de una izquierda rancia y trasnochada que pretende ejercer el monopolio ideológico en el espacio universitario. En el caso de la Universidad Complutense, el apoyo del equipo rectoral permite a los más extremistas poner obstáculos permanentes al libre ejercicio del derecho constitucional... «Ahora vuelven a oírse voces que pretenden arrancar del espacio público cualquier manifestación religiosa, especialmente la cristiana, y hasta se pide crear funerales de Estado laicos, sin connotación religiosa, lo que supondría ignorar las creencias del fallecido y su familia, que son las determinantes para garantizar la libertad religiosa. A quienes postulan esto, y están en su derecho, conviene recordarles que para cambios tan radicales también habría que reformar la Constitución». El artículo 16.3 declara: “Los poderes tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las relaciones de cooperación con la Iglesia Católica”. Como se ve, nuestros constituyentes, abordan el delicado asunto con ejemplar prudencia y realismo, porque atañe a millones de españoles que conservan sus ceremonias y tradiciones religiosas según costumbres inveteradas de la mayoría. Con ese tacto y equilibrado respeto, han actuado los diferentes gobiernos durante estos años de consenso y convivencia pacífica de acuerdo con los pactos firmados por las fuerzas políticas de la Transición, incluido Santiago Carrillo.
Un centenar de personas, a las puertas de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM, piden de forma pacífica la dimisión del Decano a causa del cierre de la capilla por motivos políticos ideológicos, inconsistentes e insuficientes, por lo que exigen su reapertura; los grupos católicos han enmarcado el cierre de la capilla en un «acto de precampaña» ante las elecciones que se celebrarán en la Universidad en los próximos meses.
El presidente de la Asociación Católica “Hazteoir.org”, Ignacio Arsuaga, ha insistido en que se trata de un «ataque a la libertad religiosa» de los estudiantes y ha añadido que «el anticlericalismo está pasado de moda» y «no tiene sentido que el rector, para ganarse el voto de la ultraizquierda, cierre esta capilla». La plataforma «MasLibres.org» ha declarado que las cinco aulas alternativas ofrecidas son sitios todos «escondidos, pequeños y alejados». La capilla fue cerrada el lunes y, desde entonces, varios alumnos han permanecido a las puertas de la misma, donde realizan vigilias y han pasado incluso la noche en protesta por el hecho consumado. Un estudiante de 17 años, Pablo Vidal, ha dicho que lo “único que los estudiantes quieren es seguir disponiendo de un espacio para “rezar”.
No cejan ni se cansan los seguidores de la anacrónica y fracasada teoría marxista; quieren borrar del espacio público la manifestación cristiana, semilla, por otra parte, de la propia Universidad; en su malvada inquina a la religión cristiana, excusan y hasta defienden la musulmana. Imponiendo su laicismo, en su mentalidad totalitaria no caben las creencias personales ni familiares y mucho menos la libertad religiosa; pero conviene recordar aquí que esos postulados tan radicales que intentan implantar no caben en ningún ámbito de la Constitución Española. Al respecto, lo importante estriba en que el sistema democrático garantice la libertad religiosa del ciudadano y asegure de manera efectiva la libertad de culto de los creyentes; importa que el Estado tenga en cuenta las creencias de sus ciudadanos y las respete y considere con toda naturalidad, igual que hacen otros países, como por ej. EE.UU. donde se presta juramento ante los tribunales, y, al hacerlo, se añade: “con la ayuda de Dios”, y en ello nadie se muestra ofendido ni se extraña. La democracia es convivencia, consenso, pacto y concordia.
C. Mudarra