“Él era más yo de lo que yo lo había sido nunca, ya que desde que se convirtió en mí y yo me transforme en él, en la cama hace tantos años, iba a seguir siendo para siempre, mucho después de que hubiésemos tomado caminos muy distintos en la vida, mi hermano, mi amigo, mi padre, mi hijo, mi marido, mi amante, yo.
Durante las semanas que habíamos estado juntos aquel verano, nuestras vidas casi no se habían tocado, pero habían cruzado a la otra orilla, donde el tiempo se detiene y el cielo llega a tocar el suelo y nos entrega un muestrario de lo que nos pertenecía de forma divina desde que nacimos.
Miramos hacia otra parte. Nos lo dijimos todo. Sin embargo siempre lo hemos sabido, y no mencionar nada al respecto ahora lo confirmaba aún más. Habíamos encontrado las estrellas, tú y yo. Y esto sólo se consigue una vez”
Elio es un chico muy culto para su edad, pero inexperto en temas de enamoramientos. Pronto empieza a sentir cosas por Oliver, indicios de lo que más adelante se convertirá en su primer y gran amor.
Había deseado a otros chicos de mi edad con anterioridad y me había acostado con chicas. Sin embargo, hasta que él se bajó del taxi y se adentró en mi hogar, nunca me habría parecido ni tan siquiera remotamente factible que alguien tan contento consigo mismo hubiera querido compartir su cuerpo tanto como yo anhelaba ofrecer el mío.Al principio, lo pasa fatal, porque está convencido de que no es correspondido. De que Oliver, ese chico terco, frío, imperturbable, que se despide de la gente de una forma tan peculiar (diciendo “luego” en vez de “adiós”) le ignora, que él es invisible ante sus ojos. Y sufre con sus ausencias, preguntándose a cada momento que habrá querido decirle con esto o con aquello, buscándole el significado a cualquier gesto o mirada.
«¡ LUEGO!» . Una palabra, una expresión, una actitud. Nunca había escuchado a nadie utilizar «luego» para despedirse. Me resultó arisco, seco y despectivo, dicho con la velada indiferencia de alguien a quien le daría igual no volver a verte o no saber nada de ti'.Pero la pasión acumulada y reprimida llega un momento que tenía que estallar y estalla y por fin pueden permitirse darle rienda suelta a su deseo, al amor que surge entre ellos, hondo, potente, poderoso. El tiempo pasa inexorablemente y ambos saben que lo que empieza acaba, que el verano acabará en septiembre. Y de repente comienza la cuenta atrás, la vida a contra reloj, disfrutando y saboreando cada momento juntos, pero al mismo tiempo agobiados por el sufrimiento inevitable de la separación que saben no tardará en llegar y la triste incertidumbre de no saber si volverán a verse algún día.
Me di cuenta de que vivíamos con el tiempo prestado, que el tiempo es siempre prestado y que la empresa de préstamos nos cobra prima justo en el momento en el que estamos en la peor situación para pagar y necesitamos pedir más prestado.
¿Que pasará con ellos? ¿Seguirán juntos para el resto de sus vidas o será de esos amores imposibles que el destino se empeñará en recordarles siempre?
Con motivo del lanzamiento de la película que se titula de la misma forma y que se ha convertido en todo un éxito, Alfaguara ha reeditado la obra, ahora en 2018.
En España también se han publicado: “Ocho noches blancas” (2010) y “Harvard Square” (2015)
La historia de amor entre estos dos es en definitiva la historia de un primer amor adolescente, tal cual suelen ser los primeros amores adolescentes, emocionales, intensos, pasionales, locos, que te pueden hacer perder la cabeza en cualquier momento. Amores repletos de infinitos miedos, inseguridades, incertidumbres y que muchas veces pueden marcarte para siempre. En definitiva…, inolvidables, porque hay quién dice que el primero no se olvida nunca.
Eres la única persona de la que me gustaría despedirme al morir, pues será entonces cuando esta cosa a la que llamo mi vida cobrará sentido.El narrador en esta novela es el más joven de los dos. En este caso eso es un acierto porque así Elio nos hace partícipe de sus emociones en primera persona, sufriremos con él la evolución de sus sentimientos desde que Oliver llega a la casa, percibiremos como poco a poco se va metiendo en su cabeza, en cada poro de su cuerpo, en cada una de sus células.
Esto es como volver a casa, es como volver al hogar tras muchos años viviendo entre troyanos y lestrigones, como volver a un lugar en el que todos son como tú, donde la gente te entiende y sabe de ti; volver a casa como cuando todo se derrumba y te das cuenta de que durante diecisiete años has estado toqueteando las combinaciones erróneas.Como al principio no entiende lo que le está pasando, se lo niega a si mismo, intenta resistirse, y como intenta darle celos con la vecina, para conseguir primero que se fije en él y segundo para intentar afianzar la identidad sexual que se supone sería la correcta (según quién sabe quién) y le liberaría de la culpa.
Ya sabía que iba a doler. Lo que no me esperaba es que el dolor se viese finalmente arrollado y deformado por las punzadas de la culpa. Nadie me había advertido de esto. No era a él a quien odiaba, sino lo que habíamos hecho.Al principio parece haber solo indiferencia entre ellos, aunque eso sí, una amistad que va creciendo porque tienen muchas cosas en común, muchos temas de conversación como los libros, la cultura, la vida... Pero después emerge una gran atracción de pieles, de bocas, de cuerpos, las ansias de fundirse con el otro, de convertirse ambos en una sola persona.
No era una llama de pasión, ni un fogonazo de rabia, sino algo paralizante, como el fuego de una bomba de racimo que absorbe todo el oxígeno a su alrededor y te deja jadeando porque parece que te han dado una patada en tus partes y una aspiradora te ha succionado cualquier materia viva de tu interior y te ha secado la boca y esperas que nadie hable pues tú no puedes y rezas para que no te pidan que te muevas porque tu corazón se ha atascado en un latir tan rápido, que antes escupiría trozos de cristal que dejar que alguien circule por sus estrechos pasillos.El fruto de esa atracción será una relación auténtica, pura, tierna, sensual, de esas que ni la imposibilidad de estar juntos, ni el paso de los años, ni la distancia, ni nada puede destruir nunca.
Tan sólo calla, no digas nada, y si no puedes decir «sí», tampoco digas «no», di «luego». ¿Es ésta la razón por la que la gente dice «quizá» cuando quieren decir «sí», con la esperanza de que creas que es un «no» mientras que lo que en realidad significa es «por favor, pregúntamelo una vez más, y después otra vez»?.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Me ha encantado esta conmovedora historia de amor homosexual, que aunque no ha sido mi caso, entiendo que quizás a ratos a alguien pueda parecerle un poco lenta. Digo que no es mi caso, porque la prosa de esta novela es fantástica, poética, de esas que me hacen disfrutar y saborear cada párrafo del argumento. Y vaya si la he disfrutado...
Tú eres mi retorno al hogar. Cuando estoy contigo y estamos bien juntos no deseo nada más. Consigues que me guste quién soy y en lo que me convierto cuando estás conmigo, Oliver. Si existe la verdad en el mundo, ésta miente cuando estoy contigo y si algún día encuentro el coraje para decirte mi verdad, recuérdame que encienda una vela de agradecimiento en todos los altares de Roma.Fue empezar a leerla y notar del tirón como casi se me cortaba la respiración con esa manera tan sobrecogedora de describir los sentimientos que tiene el autor en boca de Elio, haciéndome pensar a cada momento ¡Uffff, que bonito! Y eso que ya sabéis que no soy nada de lecturas pastelosas, ni romanticonas. Pero es que “Llámame por tu nombre” no lo es para nada, porque no se queda en la superficie, profundiza, va bastante más allá que una simple novela rosa. Por eso os la recomiendo mucho, muchísimo...
Él era mi pasadizo secreto hasta mí mismo, como un catalizador que nos permite convertirnos en lo que somos, un cuerpo ajeno, un marcapasos, un injerto, un remiendo que envía todos los impulsos correctos, una aguja de metal que mantiene juntos los huesos de los soldados, el corazón de otro que nos hace más nosotros que lo que éramos antes del trasplante.Porque “Llámame por tu nombre” es una novela preciosa, bella, bellamente escrita de las que te hacen vibrar por dentro, que te araña las entrañas. Una novela sobre todo de emociones, de sentimientos, de nuevas experiencias y descubrimientos en el amor y en el sexo, pero también de dolor, de culpa, de incertidumbres. En definitiva, del amor verdadero.
<<Llámame por tu nombre y yo te llamaré a ti por el mío>>, algo que no había hecho jamás en mi vida y que, en cuanto pronuncié mi propio nombre como si fuese el suyo, me llevó a un lugar que no había compartido jamás con nadie antes, ni desde entonces he vuelto a hacerlo.Mi nota la máxima, por supuesto: