Las propiedades de las aguas de Lanjarón fueron reconocidas a partir de 1770, pero fue en el siglo XIX cuando la fama del establecimiento se extendió.
A principios del siglo XX, Lanjarón era la cita obligada para los más acaudalados de la época.
El punto de reunión y descanso de los reyes, reinas y personajes tan conocidos Manuel de Falla o Federico García Lorca.
El edificio emblemático de manantiales se construyó en 1928, época en la que inicia su apogeo.
El prestigio de Lanjarón como estación balnearia reside en la variedad y calidad de sus aguas.
Hoy, el Balneario de Lanjarón que ha sabido renovar sus técnicas e instalaciones sin perder nada de su grandeza, es un lugar de paz y armonía donde se propone una gama amplia de tratamientos de balneoterapia.