Nostalgia, adrenalina y melodías bizarras integran la primera producción discográfica del novel conjunto de shoegaze y noise-pop. Uno de los mejores trabajos nacionales que escuchamos en lo que va del año.
Marzo nos deja con un balance bastante positivo para el rock nacional, gracias a la buena cantidad de eventos organizados para difundir el trabajo de las jóvenes bandas locales y el lanzamiento de producciones discográficas de primer nivel. Una de ellas es Recuerdos de cuando aprendí a nadar, disco debut de la banda Serto Mercurio
Entre las múltiples propuestas musicales que emergen mes a mes en nuestra ciudad, la joven agrupación de shoegaze y noise-pop ha logrado definir un estilo musical propio que se refleja con creces en los nueve tracks que integran el álbum. Un trabajo que, indudablemente, ha logrado superar las expectativas de quienes han podido escuchar en vivo a la banda.
Algunos datos adicionales antes de embarcarnos en esta aventura. Serto Mercurio son Emiliano Fernández (voz y guitarra), Adriano “Bronto” Montano (bajo), Piero Paccini (guitarra) y Alonso Castillo (batería). Asimismo, Emiliano y Bronto formaron parte de la agrupación Oso Hormiguero, junto con Kevin Muguerza y Daniel Valderrama, que ahora integran Almirante Ackbar.
Con ustedes, la banda
El disco inicia con el single Hacia el mar, que funciona perfectamente como una tarjeta de presentación del grupo ante quienes los escuchan por vez primera. Una melodía suave por momentos, repleta de pequeñas explosiones de energía que pondrán a delirar nuestras mentes y nos permitirán disfrutar mejor el resto de canciones.
Es en esta línea que llega el segundo sencillo de la banda, Buenas noches romulanos. Aquí tenemos un riff muy pegajoso y una letra sencilla que aborda esos momentos en que preferimos quedarnos en casa y no salir a recorrer nuestra ciudad, que dicho sea de paso no atraviesa sus mejores días.
Emociones y vértigo
En una línea más nostálgica y sentimental llega el tema Caen los edificios, con un ritmo considerablemente más lento que el resto de canciones y una lírica emocionalmente intensa. Más adelante podremos escuchar Donde, donde, una pieza igual de sensible, pero llena de esa energía que caracteriza a Serto Mercurio.
La adrenalina llega con los tracks Te quieren saludar y Buda ha muerto, ambos de letras asombrosamente surrealistas. El primero resulta un ejercicio muy rítmico y bailable, de corto tiempo, aunque conserva ese guitarreo tan estridente y bizarro que nos encanta. El segundo presenta una estructura más elaborada, ya que inicia suavemente, avanza con un ritmo acelerado y cierra con una explosión de baterías y guitarras alocadas que nos invita a saltar y destruir todo. Para nosotros, una de las mejores canciones del disco.
Hacia el final del viaje
Nausea resulta ser uno de los temas mejor trabajados, con pequeñas frases cargadas de confusión, pesar y frustración, que se lanzan vertiginosamente una tras otra. Un coro más positivo y una guitarra que parece anunciarnos un mañana mejor se complementan magistralmente para convertir a esta canción en un himno contemporáneo del rock peruano.
El penúltimo track, 8:30, refleja una propuesta musical mucho más quieta e interesante, una muestra de la versatilidad de Serto Mercurio que esperamos exploren con mayor detenimiento en próximos discos. Cierra el disco Tutankamón, con una calma engañosa en su inicio, que desemboca en un arrollador clímax musical. Un excelente cierre para el que, aseveramos, será uno de los mejores lanzamientos de este año.
Escucha el álbum completo aquí.