Sábado por la tarde, verano. Calor sofocante. Aprovechando que el enano se ha quedado dormido en el salón, nos quedamos dormidos. Qué alivio, poder descansar un ratito tras toda una semana de no parar.
No sé cómo lo hacemos, pero nos vamos escurriendo desde la modorra al profundo sueño, de forma que no nos damos cuenta de en que momento el niño se despierta.
No sólo se despierta, si no que se levanta. No sé cuanto tiempo pasó, pero en un momento determinado nosotros nos despertamos creo que porque oíamos un suave y repetitivo "tic". Y "tic" "tic""¿ Donde estás? ¿Qué haces? "
A lo que sigue el sonido de unos pasitos a la carrera por el pasillo, que se van acercando.
Y con una sonrisa de oreja a oreja, nos mira henchido de orgullo y nos dice "¿Mia, mamá, regalo!" mientras extiende sus manitas llenas de ............las teclas del portátil.Todas las letras, y algunas extra.<!– start InLinkz script –><!– end InLinkz script –>