#LAPARTY24M del Club de las Malasmadres

Por Sheila Tabernero @sheila_pdm

Cualquiera diría que soy periodista, madre mía.
Tanto tiempo esperando el evento del año para que luego, una vez allí, mi reacción fuera tan pasiva y poco comunicativa. Supongo que algún psicólogo podrá analizar la situación, pero siempre me pasa que las multitudes me bloquean. Esto es así. Así que apenas hice fotos, apenas hice blogueramigas y mi paso por la fiesta fue de lo más discreto y desapercibido que una se pueda imaginar. Tanto que Albert, que estaba un poco al tanto de la fiesta me dijo al volver “¿Seguro que has estado allí, no sales en ninguna foto?”. Pero sí que fui sí, y así lo viví:

Salí de Barcelona con unos nervios que pa qué. Porque si en el último momento decido coger el tren de cercanías, no era para imaginarme que a mitad de camino alguien decidiría ser arrollado por el tren anterior al mío y provocar retrasos inesperados. Podéis imaginaros la sensación de mal rollo con la que empecé el día, y no sólo por el retraso en sí, sino por el mal gusto de boca tras escuchar los testimonios de los que presenciaron todo el “espectáculo”.

Había quedado con Batmami, que aunque sólo nos habíamos visto en un par de ocasiones, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Y aunque no llego por los pelos, llegué. El viaje se me hizo tan corto que me quedaron un montón de cosas por hablar con ella. De hecho vaya par de cotorras que somos, madre mía! Pero vamos, que el mal rollo de la mañana quedó totalmente olvidado con ella.

El Rincón de Malasaña (foto Miss Estratagemas)

A mi llegada a Madrid quedé con mi amigo de infancia que tanto adoro. Él es mi cobijo en el 95% de mis viajes a la capital. Me llevó a comer a un antro super cuco llamado El Rincón en el barrio de Malasaña donde nos guardaron una mesita en la terraza que nada tenía que envidiar a mi soleada Sitges.
Luego paseamos, descansamos y finalmente me fui al encuentro de la Batmami de nuevo, que me esperaba con otras muchas blogueras para ir abriendo camino.

#selfiesLAPARTY23M de lujo junto a Batmami y Desmadreando

El punto de encuentro fue en la terraza del hotel Vincci via 66, con unas preciosas vistas del atardecer en La Gran Vía madrileña y a la que entramos mediante la contraseña “VOY A LA DESPEDIDA”. Por supuesto, “la despedida” se la había ingeniado y sacado de la manga la Sra. Desmadres, una mujer que me tiene fascinada no sólo por su belleza sino por su sentido del humor y su simpatía. Seguro que tiene algún defecto, aunque aún no se lo haya encontrado. Ella es el tipo de mujer que todas adoramos, la mejor amiga de todas, ella es única.

Invitadas de honor a la despedida, por ©violetarodriguez

Y ya por último cruzamos la calle y nos dirigimos a la terraza de enfrente, en el Hotel Emperador, donde tenía lugar la #LAPARTY23M. Allí nos esperaba una cola de 250 blogueras ansiosas por coger acreditación y entrar a la fiesta. Y aquí es donde yo ya me acojoné un poco.
De repente todo eran caras desconocidas buscando la una a la otra con la mirada para ver si conseguían indentificarte:

- ¿Y tú quién eres? 
- Yo, Sheila
(silencio absoluto y mirada pensativa)
- Mmmm.. ¿de qué blog?
- Blog de una embarazada
- (silencio absoluto y mirada pensativa)
- Ah, pues no te conozco
(fin de la conversación)

Cuando tuve 4 diálogos más como este, desistí. Y fue entonces cuando mi único objetivo fue el de ir a localizar la barra de Gin Tonics con aquel camarero tan majo y experimentado.
Por el camino me puso un tattoo la mar de molón un chico muy simpático y de muy buen ver, para qué nos vamos a engañar. Aunque yo estaba demasiado concentrada en aguantar mi GT con una mano y ver como refregaba el pincel húmedo para sellar mi super tatto en la otra.

Post momento fular

Y después de un par de paseos de aquí para allá y de allá para aquí, conseguí apropiarme de una silla y me senté un buen rato de la noche, acompañada por la simpatiquísima pequeboom que conocí el año pasado cuando me vino a saludar tan efusivamente diciendo “Tu eres Sheila y te ví en la tele”. Menuda fan incondicional que tengo. Porque yo lo valgo.

Y poco más. Al final de la noche y cuando empezaron a bailar el “A quién le importa lo que yo haga” me levanté y me uní a otras dos blogueramigas simpatiquísimas con las que me pegué unas risas que ni te cuento: Fina la Endorfina y la Mamarracha. A destacar el momento fular #quemeloquitandelasmanosoiga (para entonces ya iba yo por el segundo GT).

Y sin más, acabó la fiesta en la terraza y nos llevaron a pegar unos bailoteos. La música estaba genial, la verdad, pero yo soy muy poco bailonga así que después de hacer las pocas fotos que hice en toda la noche, decidí coger el metro con la esperanza de encontrármelo abierto a las casi 2am. Y junto con la marea blanca con la que coincidí en la final de la Champions, me dispuse a volver a casa y dormir junto mi merecido diploma de honor.

Conocí a otras blogueras estupendas y me reí mucho, que al final es lo que cuenta. Los GT estaban riquísimos y Madrid sigue tan encantadora como siempre. Así que finalmente tengo que decir que venir fue todo un acierto.

Eso sí, el próximo en Barcelona por favor.

La única foto de photocall que me hice con la pequeboom, con GT en mano y tatto incluido, por ©Fotodetalle