En el escalafón de los moluscos, es sin duda el más humilde de todos de ellos. Pero ¿que quieres que te diga? a mi me encantan las lapas.
Antes, cuando ibas a la playa podías ver a niños y no tan niños con los cubos y alguna pieza punzante, jugando a despegarlas de las piedras. Sin tener cuidado del tamaño y sólo por el hecho de luchar contra un bichejo que se resistía. Pero de hace unos años a esta parte, están protegidas y como te vean las autoridades, te van a costar más caras que si te comes una langosta.
Son de la familia de los caracoles, aunque las lapas son el más primitivo de los gastrópodos que hay en la Tierra. Y se desplazan lentamente, pero lo hacen, aunque las veamos bien pegadas a las piedras. Comer una lapa es como darle un bocado a la mar, porque saben a eso. Pero reconozco que como no estén bien hechas, la textura es de una dureza correosa nada agradable.
Fijate cómo sacan sus cuernecillos, igual que sus primos ¿ o no ?
En Canarias suelen servirlas en los restaurantes, en la misma plancha donde las hacen y acompañadas de mojo verde. Aunque yo las disfruto más si las coge mi hijo y todavía vivas, las limpio y me las hago en casa. Ojo, que él tiene permiso para poderlas coger, nada de pesca furtiva.
Y eso es lo que os traigo hoy, unas lapas bien frescas, directamente de la mar a mi mesa . . . parece un slogan publicitario {risas}
Y ahora, vamos al lío.
- Pondremos una sartén a calentar y disponemos las lapas hacia arriba
- En unos minutos, vemos que la carne se empieza a despegar de la concha, añadimos un poco de mojo encima de cada lapa.
- Hay que comerlas calientes, recién hechas, de lo contario se altera mucho la textura, y se vuelven duras.
- Las puedes ver de dos colores, como los mejillones, las más anaranjadas, son las hembras.
- También puedes comerlas con Mojo Rojo, o un buen chorro de limón, ahí ya va en gustos.
Y ésto ya se acabó. Se tarda unos minutos en hacerlas, pero menos en darle fin.
Nos vemos en la próxima entrada, ya sabes, se feliz o al menos, inténtalo.