Por el contrario, los médicos del hospital dicen que no se puede hacer nada por él, un juez británico ha autorizado a dejarlo morir, y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenció hace unos días que lo correcto es descartar a Charlie Gard, retirándole la sonda que lo alimenta y lo hidrata.
Sus padres se resisten a desconectarlo. Quieren pedir otras opiniones médicas y buscar un tratamiento para su hijo en otros hospitales. El presidente Trump y el papa Francisco se han ofrecido a recibir a Charlie en centros médicos de los Estados Unidos y El Vaticano, donde sea posible explorar nuevas opciones de salvar su vida.
Cerca de 200.000 personas han pedido a través de la plataforma CitizenGO.org que se respete la voluntad de los padres de Charlie Gard, y no lo dejen morir. Retirarle la sonda que lo mantiene con vida significa “dejarle morir de hambre y de sed”, señala Elio Sgreccia, experto en Bioética y expresidente de la Academia Pontificia para la Vida.