Revista Diario

Laringomalacia ¡Mi bebé suena como si se hubiera tragado un silbato!

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient

¡Mi bebé suena como si se hubiera tragado un silbato! Pensaréis que me he vuelto loca pero, ¡qué va! El término médico es laringomalacia y, hasta que nos ha tocado vivirlo, no teníamos ni idea de qué esto existía. Así que os cuento.

Cuando tu bebé empieza a hacer ruidos raros

Tenía la niña ocho semanas cuando una tarde empezó a hacer un sonido agudo al inhalar.

Al principio pensamos que eran grititos de felicidad, porque ya hacía semanas que se ponía muy contenta y daba pequeños gritos, estridentes como todos los bebés. No le dimos más importancia.

Pero conforme fueron pasando los minutos y las horas lo hacía ya muy seguido, con cada respiración, y además empezó a mostrarse incómoda. Se quedó dormida mientras la porteaba y dormida siguió haciendo ese extraño sonido, que ahora sabemos que se llama estridor.

Siendo ya la tercera parece que te pilla con más pachorra y dices bueno, será que le ha dado por dar grititos, seguro que si lo ignoramos deja de hacerlo pensando que era algo que ella hacía voluntariamente. Lo cierto es que el sonido era realmente desagradable, difícil de ignorar por un adulto. Daba angustia escucharlo pero no parecía que fuera nada patológico.

Al llegar la noche la desvestimos para el baño y ahí fue cuando nos asustamos al comprobar que cuando hacía el estridor se le hundía le pecho, marcándosele las costillas, algo que por mi experiencia sé que puede ser indicativo de dificultades respiratorias.

Obviamente acabamos en Urgencias.

Descubriendo la laringomalacia

Por el camino la niña dejó de hacer el ruido tan seguido, es decir, ya no en cada inhalación sino solo en algunas… por lo que en mi mente yo la había diagnosticado de laringitis. Que mis hijos nunca la han tenido pero sé que los niños pueden tener ese pito, dificultad para respirar y que suelen recomendar sacarlos a la calle a respirar aire fresco porque eso ayuda a que se pase el ataque. Parecía que todo me encajaba.

En Urgencias nos pasaron a toda prisa pero nada más ponerles los aparatos para comprobar las constantes vitales vieron que respiraba perfectamente.

De hecho, recuerdo que el pulsioxímetro marcaba 99-100, que a mi es algo que me alucinó porque a mi me lo han puesto decenas de veces siendo asmática y nunca he dado esos valores ni estando en teoría bien.

Aquella noche descubrimos una nueva palabra: laringomalacia.

Y que, siendo algo benigno, no tiene tratamiento. No le pusieron ninguna medicación ni mascarilla ni nada. Nos explicaron lo que era, nos recomendaron pedir cita con su pediatra del centro de salud y nada más.

¿Qué es la laringomalacia? 

Explicado con mis palabras de no-médico, es una inmadurez de la laringe que produce que el bebé haga ruido al coger aire (inhalar).

La laringe está blandita y eso hace que disminuya el flujo de aire, por lo que suena de una forma muy característica, llamada estridor, que es como el pito que tienen algunos muñecos, como una especie de silbato. Algo muy angustioso para el adulto que lo escucha.

Aunque lo parezca, el bebé no tiene dificultad para respirar y, de hecho, suele ser una patología benigna que se resuelve con el tiempo. Se supone que en la mayoría de los casos quedará resuelta en torno a los 2 años de edad.

Curiosamente, aunque el bebé la presenta desde el nacimiento, normalmente sus síntomas no aparecen hasta pasadas unas semanas. Así le ocurrió a ella.

Al parecer, puede estar relacionado con la prematuridad. La niña no ha sido considerada como prematura ni al nacer en el hospital ni por su pediatra, pero no podemos olvidar que nació unas horas antes de la semana 37, así que podría tener que ver.

En su caso, los episodios parecen guardar estrecha relación con el reflujo. Por lo que nos comentó la pediatra, el reflujo puede provocar irritación en la zona y cualquier irritación puede producir un episodio intenso de estridor. De hecho, así era los primeros meses: los episodios que tuvo de estar varias horas haciendo el ruido iban siempre asociados a haber regurgitado mucha cantidad, varias veces y mostrándose ella muy molesta. Considerando que la niña echaba una cantidad alucinante de leche de manera constante, incluso un buen rato después de las tomas, y que se mostraba muy disgustada cuando lo hacía, la pediatría le pautó ranitidina en una dosis baja, que en su caso ha sido mano de santo.

Laringomalacia leve: cómo es el día a día

Afortunadamente, el caso de mi hija es un caso de laringomalacia leve.

Me consta que algunos bebés tienen el estridor todo el tiempo, incluso durmiendo. En su caso no es así, sino que le ocurre más bien por ataques, de corta duración.

Durante los primeros 3-4 meses tuvo algunos episodios en los que pasó horas con el estridor en cada inhalación. Normalmente le empezaba a la hora de la siesta y le duraba hasta la hora de dormir. Pongamos que tuviera 2-3 episodios al mes.

Y menos mal que fueron pocos porque cada uno de ellos ha sido verdaderamente angustioso. Aún sabiendo que no es algo que impida al bebé respirar, escuchar ese silbido, que parece que el bebé se ahoga, para un adulto es muy angustioso.

Sí que se escuchaba el gritito de forma aislada una o dos veces al día pero era algo que a veces costaba diferenciar de sus propios sonidos de felicidad.

Ahora mismo con cinco meses y medio la mayoría de los días no le escuchamos el estridor. Ha tenido algún ataque puntual de unas horas de duración, asociado igualmente a haber regurgitado y/o haberse puesto muy nerviosa en plan mucha risa y mucho hipo.

¿Cuál es la evolución de la laringomalacia?

En un caso leve como el suyo, por lo que nos dice su pediatra, lo esperable es que se resuelva solo, conforme la laringe deje de estar tan blandita.

Como es un problema de inmadurez del órgano, la solución pasa por esperar a que madure por si solo.

Nos comentó que notaremos que mejora una vez que se sostenga sentada, le disminuya el reflujo y coma comida sólida. Aún no se sostiene ni ha empezado la alimentación complementaria pero sí hemos notado que ha mejorado considerablemente del reflujo y que eso ha traído consigo una mejora también del estridor.

También nos comentó que puede empeorar cuando esté muy nerviosa (como hemos notado últimamente), si llora mucho o cuando se resfríe.

Ponerse mala como tal aún no le ha pasado (tocamos madera) pero lo que sí es cierto es que cuando tuvo aquel primer episodio que tuvimos que ir a Urgencias tenía bastantes mocos (sin más sintomatología).

Algunos bebés necesitan seguimiento por el otorrino, incluso en los casos más graves creo que se someten a cirugía. En su caso, al ser leve, la pediatra no ha considerado que sea necesario que la vea un especialista.

Aquella primera noche en casa tras la vista en Urgencias, todavía con las piernas temblando, mi marido me decía que es alucinante cómo la ma/pa-ternidad te pone patas arriba. Que cuando tienes varios hijos te crees que lo sabes todo porque ya lo has vivido todo pero lo único cierto es que probablemente si tuvieras diez hijos, con cada uno de ellos descubrirías algún achaque nuevo, le pasaría algo distinto a los anteriores.

¿Vosotros conocíais la existencia de la laringomalacia? Nosotros no lo habíamos escuchado nunca. ¿Les ha pasado a vuestros hijos?

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