Lars Fredrik Frøislie - Fire Fortellinger (2023)

Publicado el 19 enero 2024 por Moebius

Lars Fredrik Frøislie es un tecladista noruego conocido por su contribución en varias bandas de rock progresivo escandinavas, especialmente reconocido por su trabajo en White Willow, Tusmørke y sobretodo Wobbler. Este es su primer disco solista y es el elegido para terminar otra semana en el blog cabeza, ya que todas estas influencias están plasmadas (sobretodo la influencia de Wobbler, ya que esto parece una disco de esta banda). Y aquí tendrán lo mejor de progresivo retro, con momentos melancólicos, vuelos instrumentales progresivos a granel, miles de mellotrones para formar un disco totalmente "old school" hasta en su grabación, con un enfoque un tanto crudo que le otorga un sonido orgánico que es parte del encanto que aumenta la belleza de la música, que ya de por si es bastante. El disco es una autentica joya de rock progresivo barroco y medieval, y si bien yo reniego de los discos retro porque creo que la cosa está en buscar nuevos sonidos y nuevos caminos, cuando escucho este tipo de discos tan bien creados, me doy una verdadera panzada setentera y lo disfruto tanto que no puedo dejar de escucharlo. De los mejores lanzamientos que escucharas del 2023, un trabajo imperdible y super recontra hiper recomendado.
Artista: Lars Fredrik Frøislie
Álbum: Fire Fortellinger
Año: 2023
Género: Rock sinfónico
Duración: 46:52
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Noruega

Hay tanto para decir de este disco que no sé por donde empezar, y la verdad creo que no me voy a gastar en lo más mínimo y solamente voy a decir que me voló la cabeza y que me encanta. Porque además hay bastante reseñas porque se nota que hay muchos otros a los que este disco les voló el marote, así que les dejo las palabras a ellos que van a saber explicarlo mejor que yo...

Reseña: «“Fire Fortellinger” el debut de Lars Fredrik Frøislie, tecladista de Wobbler que se convertirá en una gema del progresivo de este 2023
Siempre he considerado que cualquiera que disfrute del género Progresivo tiene una personalidad mucho más soñadora e imaginativa que otros melómanos que escuchan distintos géneros. Sí, suena muy snob pero permítanme contarles por qué lo pienso…
¿Recuerdan la primera vez que escucharon un álbum que los interesó desde los primeros minutos, cerraron los ojos y comenzaron a sentir  la música, al punto que su imaginación empezó a crear una historia y a proyectar una película mental?  Bien, pues es una sensación que repetirían si escucharan este trabajo.
Este álbum llega desde la lejana y fascinante Escandinavia. Noruega, para ser precisa, y es el primer álbum de Lars Fredrik Frøislie, tecladista en la banda Noruega Wobbler, que para quienes no los conozcan, llevan más de veinte años en el medio musical y son una banda progresiva con cinco álbumes en su haber. El álbum se estará lanzando mundialmente el 2 de junio.
“Fire Fortellinger” – por asociación pensaríamos en el vocablo anglosajón de Fire como  ‘fuego’, sin embargo Fire es la palabra para referirse al número cuatro en Noruego. Y es que el título traducido es: “Cuatro Historias”. Demasiado simple, literal y poderoso.
Desde ya les comento que haberlo recibido había despertado mucha curiosidad en mí pues desde siempre me ha fascinado la cultura Escandinava y los idiomas Nórdicos, pero realmente no estaba preparada para lo que iba  a escuchar. Dicho esto, permítanme guiarlos por cada una de las historias, no sin antes pedirles que hagan uso de esa imaginación soñadora y libre que sé que tienen.
Sin darles muchos detalles hasta este punto les diré una cosa:  vaya debut solista tan impresionante que este Mago de los Teclados hará este año con tremendo disco.
Todo empieza con nuestra primera historia de título “Rytter av Dommedag”, cuya traducción al Español sería “El Jinete del Juicio Final” y nos habla sobre la historia del Rey Rakne, en los días del Ragnarök (la batalla que originará el fin del mundo y donde también el universo será destruido). Y si hablamos de Vikingos y gobernantes bárbaros, todo tiene que ser épico ¿no? Lo es. Y con creces.
El Rey Rakne está enterrado entre dos caballos que alguna vez fueron blancos,  y su sueño mortal es interrumpido por el sonido de unos bombos, mellotron y sintetizadores que le instan a emerger del lago donde está su tumba. Molesto, se levanta y de un momento a otro un frenético órgano Hammond entra en acción para una progresión de notas que, junto a unos coros de fondo, ejemplifican la presteza con la que sube a su caballo para galopar, al tiempo que invoca a los Dioses viejos para que juntos causen problemas en el mundo de los hombres y se torna entonces en una especie de jinete del apocalipsis. Son los teclados análogos y el mellotron quienes principalmente cargan con el principal tema musical que va a repetirse a través de toda la pieza. De pronto una calma… y es entonces que se oye la voz de Frøislie que, muy melódicamente, narra la andanza del espectral Rey. El hecho de que el idioma sea Noruego no impide que el oyente disfrute porque para este punto ya estará hipnotizado con lo que escucha y se dejará encantar por unas bellas notas provenientes de lo que suena como un piano Rhodes, y luego por los sintetizadores y el hammond. Es justo después de esto que el primer fraseo de bajo hace su aparición y Nikolai Hængsle (Elephant9, Needlepoint, Bigbang) acompañará a Frøislie en toda esta travesía con unos hermosos bajos: un Rickenbacker 4003 y unos Fender telecaster, Precision y Jazz, todos más que aptos para esta tarea y con un precioso sonido de antaño. Los cambios rítmicos se vuelven cascadas de notas que vienen del bajo y esas progresiones en los teclados. Poco antes de la mitad del tema hay un remanso de paz con una bella sección de piano y órgano antes de que nuevamente explote todo en nuevas cascadas de notas de todos los  instrumentos ya mencionados y un asomo de otro  instrumento muy elegante del que hablaré más adelante.
Hacia el final de este primer capítulo, los teclados y la batería vuelven a retomar el tema principal y acompañados nuevamente por esos coros hipnotizantes, nos conducen de nuevo en crescendo hacia el sepulcro de Rakne, quien entre un épico órgano y batería, vuelve a escuchar  la voz de Frøislie que lo llama de nuevo a su sepulcro.
No sería justo escoger un instrumento como el que más brilla, pero el Hammond es la estrella de esta primera historia, su sonido es tan clásico en el progresivo de los 70 ‘s que es imposible no amarlo si les gusta esta maravillosa década del género. Hay muchos cambios rítmicos durante todo el tema, algo totalmente esperado dado la extensa duración de la canción que es de casi 17 minutos (y aún así cada uno de ellos es fantástico).
La segunda historia es “Et sted under himmelhvelvet”, traducida como “En algún lugar bajo el firmamento” Esta canción fue elegida como el single y tiene una duración de casi 7 minutos. Es todo una oda a las bandas de Progresivo Italiano, un homenaje en muchos sentidos. Se nota la influencia de bandas como Banco del Mutuo Soccorso.  El mismo Lars comenta lo siguiente sobre esta canción: “Está posiblemente ambientada en un jardín renacentista cerca de Florencia o Arcadia. Pero en principio puede estar en cualquier lugar donde se sienta bien estar. Se trata en parte de viajar a un lugar y sentir que has estado allí antes, solo para descubrir que tuviste antepasados ​​​​que vivieron allí hace mucho tiempo.” Para este momento, yo ya estoy convencida de que este hombre es un músico, un poeta y un cuentacuentos, capaz de producir un estado de ensoñación con lo que compone, canta y narra, porque justamente hace todo al mismo tiempo.
Sé que estuvo escuchando mucha música Renacentista y Medieval y me encantaría preguntarle qué bandas para escucharlas también. Y, de estar en la época Medieval, les aseguro que este hombre sería un bardo. Y si nos remontáramos a los tiempos de sus ancestros Vikingos, no tengo duda que compondría las grandes hazañas de los héroes que se conocerían por cientos y cientos de años. Así de mágico es lo que hace con esta segunda historia.
“Et sted under himmelhvelvet” abre con aquel instrumento elegante que escuchamos en las películas de época y también en algunas bandas de la vieja escuela de Prog: un clavecín y es acompañado por un bonito mellotron que suena como una dulce flauta. Aquí hago un paréntesis para agregar que, de no ser porque tengo conocimientos en Sueco, no hubiese entendido algo de la letra, pero para su deleite les traigo lo que el soñador de esta historia dice:“A la sombra me acuesto bajo el árbol y sueño con todo y nada
desde la orilla puedo oler el agua salada
el sol también calienta bien aquí bajo el firmamento”
Y luego de esto, vuelven los teclados análogos, el órgano, el mellotron y la batería. El clavecín estará presente durante toda la canción.
“En el jardín deambulo entre las plantas y el seto que crece hasta el cielo
antiguas estatuas de la época en que el mundo era exuberante
su eco todavía tiene sentido y patea fuerte”
Nuevamente el bajo vuelve a hacer su aparición con un fraseo pegajoso, rebelde, que me hace hacer headbanding. Junto a los teclados análogos se vuelven una dupla dinámica antes de que el Hammond y el Mellotron traigan una calma que hace al soñador sentir que no es la primera vez que está en ese lugar, donde quiera que ese sea.
“¿Tal vez hemos estado aquí hace mucho tiempo?
todo me parece tan familiar y familiar
nuestras raíces son como caminos que conducen de regreso al lugar que se siente bien bajo el firmamento”
La música se desvanece poco a poco y finaliza el sueño mágico. El oyente estará soñando despierto para cuando acabe esta preciosa canción.
Comienza ya la tercera historia “Jærtegn”,  traducido como “Hitos”. Un hito es un poste de piedra o cualquier señal clavada en el suelo que marque el límite de un territorio, e inmediatamente hace sentido el título. Abre con el órgano, bajo y batería muy rítmicos, tanto que marca perfectamente el sonido de un carruaje conducido a rápida velocidad. Quienesquiera que vayan en él están escapando de un eclipse solar, sus angustiadas voces indican que tienen miedo… y es en ese escape que ocurre la tragedia y el carruaje se voltea en medio de unos acordes tétricos del Hammond y unos redobles de bombos,  resultando en la muerte de quienes van a bordo, anunciada por un fúnebre clavecín. La voz de Frøislie cuenta cómo los fallecidos se convierten en fantasmas condenados a vagar el resto de los días por los oscuros y desolados bosques. Los sintetizadores suenan muy agudos a manera de lamentos fantasmales, mientras que el mellotron y la batería los acompañan en una sólida y rítmica estructura que sigue narrando la pena que invade sus almas mortales para terminar con unas notas de mellotron y órgano.
La última y cuarta historia podría ser menos sombría. Podría, pero no lo es. Este último capítulo es “Naturens Katedral”, traducida como “La Catedral de la Naturaleza”, que es definitivamente la más oscura del álbum. Hipnótica y con influencias de Black Metal Noruego. Qué delicia. Inicia dramáticamente con ¿qué instrumento hay en las iglesias? exacto: el órgano. Un intenso Hammond, unos segundo de silencio y unas notas graves en el bajo y la voz de Lars que canta con una pesadez agónica. El protagonista está frente a una catedral en la naturaleza: una alta y nevada montaña, aterido de frío, en una tierra agreste donde sólo hay soledad y la vida es todo menos fácil. Mientras toma el valor para caminar por la montaña o en sus alrededores todos los instrumentos suenan en una hermosa melodía y los coros le dan valor para continuar a paso firme, el bajo suena tan rítmicamente que nos da una buena impresión de la firmeza de sus pasos. Todo se queda muy calmado por unos minutos y estoy sospechando que en algún momento la oscuridad se cierre sobre nuestro solitario protagonista y no pasa mucho para que, de un momento a otro después de unas pocas notas en el piano, se escuchen unos ecos con las percusiones y una preciosa Tremoloa o arpa pequeña haga una progresión junto con el clavecín y por unos segundos suene con influencia flamenca. Pero algo pasó en la montaña y esos ecos vuelven de súbito, ahora más fuertes, algo se aproxima y es una avalancha de notas frenéticas del órgano, batería, bajo y sintetizadores. Su voz ahora se escucha aterrorizada por escapar de la nieve que viene persiguiéndolo y amenaza su vida. Todo suena oscuro, dramático, cargado, pesado y fatal, las notas son tan siniestras y la naturaleza tan cruel que no se detienen y caen con toda su aplastante fuerza. Qué increíble trabajo hace al reproducir los sonidos del helado viento y la pesada nieve.
Estoy en los últimos tres y medio minutos y no quiero que este disco acabe. Pero Lars lo sabe seguramente, y en esta parte final me da una fabulosa sorpresa, totalmente inesperada: unos sonidos jazzies y súper progresivos en la batería y el bajo. Personalmente, esta autora está convencida de que, si existe un Dios, este debe escuchar jazz. Y quizá sea ese mismo dios el que ayuda a nuestro protagonista a huir de un trágico destino, entre unos fills de batería y un fraseo de bajo mientras los teclados reproducen todos el mismo ritmo. La Catedral nos despide con las últimas y deliciosas notas robustas del órgano para un final muy discreto y casi abrupto.
Quiero destacar que la producción es de una calidad impresionante.  Lars cuidó tanto el aspecto orgánico que evitó lo más que pudo el uso de autotune y mucha tecnología, así que como resultado de eso hay cuerdas rotas, errores, mucha improvisación y pasajes que fueron grabados en una sola toma. Como ya lo leyeron: muchos teclados análogos, clavecín, mellotron, MiniMoog y órgano Hammond. El artwork fue pintado a mano por el mismo Froislie, que desde ya me parece ‘un estuche de monerías’ como diríamos en mi país, o un ‘hombre de muchos talentos”.
Pero qué álbum tan más complejo y majestuoso. Puedo asegurar que será una de las gemas progresivas del año. Cualquier seguidor de esta página que quiera escuchar un artista que honre el progresivo de los 70 ‘s con maestría y creatividad tiene que escuchar este disco por todo lo que representa y que es algo que no escuchamos mucho ya: la espontaneidad e imaginación con la que puede mantenerse creativo un artista para estimular a su vez la creatividad de sus oyentes e influirlos de una manera natural, sin muchas pretensiones técnicas, simplemente música hermosa y orgánica. Si quieren escuchar algo los haga redefinir lo que piensan del progresivo de antaño y les deje una sonrisa en la cara, “Fire Fortellinger” es perfecto para ustedes que, voluntariamente y sin darse cuenta, sucumbirán al encanto de su ingenio y me lo van a agradecer.
Para fans de: Gentle Giant, Tusmørke, Wobbler, Museo Rosenbach, Ayreon, Banco, ELP y Deep Purple.

Betsy Osuna

Pero lo mejor es si lo escuchan, y para eso comenzamos con el siguiente video, como para que se vayan acostumbrando al sonido de este disco...



 

 

Como dije, hay mucha gente que este disco le voló la cabeza, así que le damos un lugarcito a algunos de ellos, aquí tienen más comentarios de terceros hablando y diciendo más o menos lo mismo que yo, pero de manera más profesional....

Raza invencible la de los músicos. Que en tiempos generadores de miedos y paranoias, de confinamientos y represiones ilegales y absurdas, (hoy ya reconocidas), no solo no se vinieron abajo, sino que les vino estupendamente para crear en total libertad de movimientos y tiempo, liberados de las responsabilidades a que obliga la vida cotidiana. Hasta yo saqué dos discos en el 2020, cosa que no pienso repetir.
El primer álbum del teclista noruego Lard Fredrik Frøislie, "Fire Fortellinger", pudiera muy bien haber sido material para su grupo, Wobbler. Pero ha acabado siendo su debut, al ser compuesto y creado por él mismo en tan odiosos días. Álbum de scandi-prog con denominación de origen,  "old is cool" hasta la médula.  De los que no abundan. Lars se encarga de batería y arsenal analógico  de destrucción masiva : Hammond+Leslie, Mellotron M400, MiniMoog, Chamberlin, Hohner Clavinet, Yamaha CP70, vintage ARPs, Solina String Ensemble, Rhodes, Wurlitzer.....Un museo anti-plug ins. Nada de "sintetistas de salón" , aquí. Le acompaña el salvaje Rickenbaker del bajista Nikolai  Haengsle. No hace falta más.
Suficientes mimbres para atrapar el escurridizo pokemon de lo genuinamente auténtico. El verdadero espíritu del prog 70s, ya en la sobrada "Rytter av dommedag" (16'56). La voz de Lars es de ésas calmadas, de viejo mago druida ermitaño en un bosque lleno de hadas cabreadas y ninfómanas. La verdadera acepción "gothic rock" debió de ser aplicada a ésta música,  mucho más acorde con lo que representa. Bo Hansson, Rick Wakeman, Pär Lindh, Trace, Wigwam, Camel, Greenslade......muchos recuerdos  cada nota. Eso de oír un Hammond en trotada libre estilo "Fragile", correteando por el verde prado seguido de un Rickenbaker alegre y retozón, nos pone a los progheads más berracos que una porno de Scarlet y Charleze juntas. Aquí hay energía y empuje dramático hercúleo, nada de blandenguerias melancólicas de emo proggers advenedizos y despistados. Para eso trata el tema sobre el Ragnarok, cosa seria para un noruego vikingazo. Eran días apocalípticos,  sí...... O querían que lo fueran.
Lo barroco (curioso que significara "grotesco"!) resplandece en "Et sted under himmelhvelvet" (6'53) de tratamiento medieval, y es que va del Renacimiento en la Arcadia o Florencia. Eso siempre inspira. Clave y Mellotron proponen y una explosión mooger dispone. Espléndida catarata de sensaciones downer, con la apropiada balanza de un Rickenbaker al estilo Lemmy. Que ya es balancear. Sueño húmedo de cualquier aficionado al único legado prog posible. Nada de "retros" ni palabrejas ideadas desde pijísimos altares de lujosas oficinas de marketing. Maravilla barroca con juglaresca voz y ambiental encantamiento. Como si Gryphon o Amazing Blondel llevaran de teclista a un joven Wakeman. Una preciosidad.
Imposible la empalmada mental al escuchar las primeras notas de "Jærtegn" (6'27), en avalancha de arrasadora tecladina majestuosa que haría palidecer de envidia a Woolly Wolstenholme . Coral vikinga y ariete rítmico imparable. Lo medieval  vuelve con el clavinet afinado en dependencias de palacio y bien pertrechado  por la fiel Guardia Moog. Espadas en alto para otra delicia. Termina el festín analógico-del-de-verdad con "Naturens Katedral" (16'36). Avasallante y acorazada armada teclística con tragedia melódica como estandarte en primer plano. Terminan como empezaron. Con toda la grandeza del que no engaña.
Resalto lo valeroso de sacar un disco artesanal como éste, (en los estudios de Frøislie) en el 2023. Donde ni siquiera los autodenominados supuestos "progresivos", ni saben, ni lo intentan. Esto no admite postureos , hay que nacer con el adn prog en las venas.
Oscar a la mayor autenticidad.

J.J. Iglesias

Podés escuchar esta obra magnífica, desde acá:
https://larsfredrikfroislie.bandcamp.com/album/fire-fortellinger


Una recomendación para este fin de semana, o para lo que les queda de vida, y para cuando sea en realidad, no se pierdan de conocer, atender y aprender a disfrutar de este maravilloso disco, con estas palabras me despido de ustedes hasta el lunes. 

Y ya saben que los quiero mucho, pero por ahora váyanse a la puta que los parió. Amén...


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