El cine de zombies, al igual que los comics y la literatura, es un género que desde siempre me ha encandilado. Y no sé muy bien el motivo de tal fervor.Tal vez sea debido a que una de las primeras películas que recuerdo es "La noche de los muertos vivientes" de George A. Romero. Recuerdo que aquella noche, en la que yo era un niño, en la televisión pusieron dos rombos (los de mi generación sabrán de qué hablo) en el lateral de la pantalla y mis padres me mandaron a la cama. Naturalmente, mi curiosidad pudo más que mi obediencia y me quedé de pie en el pasillo, asomado a la puerta entreabierta del salón y nervioso por descubrir qué se escondía tras aquel sugerente título. Minutos después, al ver la escena que tienen al final de este post y tras un grito que surgió de lo más profundo de mi ser, mi padre me acompañó hasta mi dormitorio, lugar en el que pasé la noche en vela y con la luz encendida. Los zombies poblaron mis pesadillas durante días, semanas. Esos seres que se arrastran desde el otro lado de la vida, impulsados por una fuerza imposible e irracional, venían hasta mi mente para saciar su insaciable hambre con mi diminuto cerebro (en eso no he cambiado, en el tamaño del cerebro, digo). Esos seres caricaturescos, desagradables, penitentes, deberían asustarnos más que los vampiros o los hombres lobo, porque a pesar de su bufo aspecto, son el claro reflejo del fin de nuestra humanidad. Ellos serán nosotros.A lo largo de la historia del cine, su apariencia y concepción ha ido variando sustancialmente, pasando de ser fruto de hechiceros vudús, a ser muertos vivientes frenéticos y mortalmente veloces. A continuación les dejo un repaso gráfico a su historia.Difrútenlo y vigilen sus cerebros...
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