Roman Coppola, Jason Schwartzman y Paul Weitz para Amazon
Una de las sorpresas del año ha sido esta serie de la que Amazon lanzó su episodio piloto recibiendo una excelente respuesta entre los usuarios de la web. Centrada en el mundo de la música clásica, con sus egos, sus vanidades y sus subterfugios, los 10 episodios se mueven en un terreno de comedia con cierto aire absurdo que puede parecer difícil pero que se resuelve con solvencia. Un espléndido Gael García Bernal, nominado al Globo de Oro, encarna a un "maestro" que se sale de los cánones clásicos, enfrentado al ex-director de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, el siempre certero Malcolm McDowell. El episodio 7 ("You go to my head"), rodado por Roman Coppola en largos plazos secuencia en un solo escenario, es un auténtico alarde técnico, y confirma la originalidad de una propuesta que parece tener continuidad.
Jack Amiel y Michael Begler para Cinemax
Tras la buena acogida que tuvo la primera temporada de esta serie dirigida por Steven Soderbergh y con un magnífico Clive Owen como protagonista, la segunda temporada se esperaba con interés. Y, aunque ya la sorpresa de las situaciones y sus personajes (este médico drogadicto en un hospital neoyorquino a principios del siglo XX es uno de los más sórdidos que ha dado la televisión en los últimos años), el nivel se mantiene sin decepcionar. No es una serie fácil de ver, y resulta por momentos dura en sus imágenes del quirófano, pero aborda con inteligencia temas como el racismo o los avances técnicos en medicina. Cada capítulo es hipnótico, especialmente por la relación entre los personajes y por esa visión oscura de los entresijos de un hospital en 1901, casi siempre envuelto en problemas de gestión económica. Un acierto para Cinemax, cadena de cable estadounidense que pertenece a HBO.
Ryan Murphy, Ian Brennan y Brad Falchuk para Fox
Ryan Murphy se ha convertido en una máquina de producción de series de televisión, tras el éxito de American Horror Story (producción que cada año nos da una de cal y otra de arena). Mientras se espera el estreno de American Crime Story, que estará centrada en una historia policíaca diferente cada temporada, este año llegó la primera temporada de Scream queens, una parodia de las películas de terror de adolescentes. En este sentido, el tono de la serie se empareja más con Glee (otro de los éxitos de Ryan Murphy), pero aquí llevado hasta el extremo de la comedia absurda y personajes histriónicos. La trama de asesinatos da un poco igual, porque en realidad lo que importa es la visión burlesca de este campus universitario (aquí regentado por una recuperada y divertida Jamie Lee Curtis) y los grupos de fraternidad de estudiantes.
Melissa Rosenberg para Netflix/ABC
La incursión de Marvel en la televisión ya es un hecho. A series destacadas como Agents of S.H.I.E.L.D. se han unido este año Agent Carter, Daredevil y Jessica Jones. Se trata de una respuesta contundente a DC Comics y sus populares series Arrow y The Flash, que han conseguido una muy buena aceptación entre los espectadores más jóvenes. Entre ellas seleccionamos Jessica Jones por ser la primera producción para televisión con un target de público más adulto, lo que permite que la serie se mueva por terrenos mucho más interesantes. Esta detective con poderes interpretada por Krysten Ritter tiene que lidiar con un pasado oscuro que poco a poco se nos irá revelando en capítulos que saben dosificar con inteligencia la información. Y adelanta también interesantes personajes como el de Luce Cage, que será protagonista de otra serie propia en 2016.
Howard Gordon y Alex Gansa para Showtime
Hace ya al menos dos temporadas que Homeland tiene divididos a sus seguidores entre los que piensan que debería haber terminado en la tercera entrega y los que continuamos disfrutando de las tramas protagonizadas por la bipolar Carrie Mathison. La serie realizó un reseteo arriesgado para convertirse en algo diferente a lo que fue en las primeras, convirtiéndose en una especie de crónica realista de la situación de amenaza terrorista continua que vivimos en los últimos años. En ese sentido, la trama situada en Berlín de esta última temporada no ha podido ser más clarividente tras los atentados sufridos en París. Eso, y que sigue siendo una excelente serie de acción y espionaje (a otras no se les exige tanto como a ésta), merecen tenerla en nuestra lista. Ah, y el personaje de Allison Carr, un hallazgo que ha conseguido ensombrecer a la propia protagonista.
El planteamiento de esta serie sorprendió en su estreno por la visión dual de una historia de infidelidad, que se cuenta en cada capítulo desde el punto de vista de cada uno de los amantes. Con seguidores y detractores a partes iguales, teniendo en cuenta que el desarrollo de la historia gira en ocasiones a planteamientos narrativos discutibles que pueden engañar al espectador, lo cierto es que la fuerza dramática de esta historia consigue engancharnos desde el principio. Esta segunda temporada propone una deconstrucción de la primera, haciéndonos partícipes de las devastadoras consecuenciales emocionales de los hechos que tuvieron lugar en aquella. Y añadiendo un tercer punto de vista, algo que contrariamente a lo que pudiera parecer, no confunde, sino que añade profundidad a la trama. El resultado es espléndido, y ya se anuncia una tercera temporada.
Damond Lindelof y Tom Perrotta para HBO
Aunque parezca una perogrullada, The leftovers es una serie que gusta o no gusta. Con algunas propuestas formales que la conectan con Perdidos (la serie creada por Damon Lindelof), el planteamiento misterioso (la desaparición de un 2% de la población mundial sin ninguna razón aparente) juega aquí un papel secundario para introducirnos en las experiencias emocionales de sus protagonistas. Lo que hace de esta propuesta una arriesgada jugada televisiva es ese aire de espiritualidad que la envuelven, ese tono lánguido que acompaña a los personajes en cada capítulo, en el que parece que no ocurre nada en la superficie, pero se intuyen auténticos terremotos en el interior de sus protagonistas. Es por tanto una serie que te atrapa emocionalmente o te deja frío como un témpano. La nueva temporada continúa explorando estos mismos caminos, manteniendo el misterio original y adentrándose, si cabe con mayor eficacia, en un rompecabezas que tiene a la emoción como principal resorte.
Noah Hawley para FX
Sin duda alguna, la adaptación a la televisión de la película Fargo fue uno de los hallazgos de 2014, y una de las series más perfectas de las que se estrenaron hace un año. Supo mantener el espíritu de la historia creada por los hermanos Coen, pero al mismo tiempo se rodeó de una personalidad propia que hizo que sus personajes adquirieran un aire mucho más cercano. La segunda temporada, al contrario de lo que suele suceder, ha superado todas las expectativas, y podemos decir que ha mejorado incluso a la magnífica primera entrega. Situándola en 1979, más de veinte años antes que la historia original, su creador Noah Hawley consigue una historia llena de fuerza, con guiones plagados de detalles geniales y un tono cercano a los hermanos Coen de Muerte entra las flores. Si la tercera temporada (que se sitúa en 2010) sigue por esta línea, estamos ante una de las grandes series de la década.