Las 4 claves del éxito de Harry Potter
El mayor fenómeno de la literatura juvenil
Por Óscar Luis
1. La autoraLa primera clave es sin duda la raíz del fenómeno: J. K. Rowling. Sin su inteligencia, su dedicación, su poderosa imaginación y los referentes literarios que la convirtieron en una excelente tejedora de misterios, Harry Potter habría sido sólo una serie de libros más. Y probablemente sin la tormentosa y atractiva historia personal de la británica, sin sus inseguridades y su carácter inocente, sin su particular forma de afrontar la fama y las decisiones que tomó como personaje público, tendría que haber dado la razón a su editor cuando le recomendó que no pretendiera vivir de Harry.
2. El mundo mágicoLa dimensión y genialidad de los escenarios; la magia del detalle y lo curioso; la construcción de un mundo completo, atestado de personajes, que mezcla lo medieval con lo moderno; el interés por espacios seguros, como Hogwarts, a los que pertenecer; y sobre todo, la verosimilitud de la magia. En literatura, la fantasía es creíble cuando el principal problema no es la fantasía, sino lo que hay dentro de la fantasía. Y será más cercana aún para los mortales si nos hace creer, ingenuos, que podemos alcanzarla. ¿Acaso a alguien le parece complicado agitar una varita o marcar un número especial en una cabina telefónica? Fácil de entender, apto para probar.
4. La suerteOs voy a contar algo. Mi padre, como mi abuelo y mi bisabuelo cuando vivían, tiene una carpintería. Ocupa el último lugar de una calle industrial en Móstoles. Por allí rara vez pasa un coche. La crisis ha cerrado prácticamente todos los talleres hasta llegar al suyo. El suyo siempre está abierto y hasta arriba de trabajo. ¿Por qué, os preguntaréis, hay un hombre trabajando sin descanso en el último taller de una calle solitaria? ¿Cómo es que mantiene a sus clientes (“con la que está cayendo”) y encima sin moverse de su banco de trabajo? El boca a boca. Mi padre, como J. K. Rowling, ha tenido la suerte de ser víctima del boca a boca. A la británica esto la llevó a interesar a los americanos (sin cuya oferta económica por los derechos nada habría sido posible), y también a interesar al público adulto, hasta entonces y desde entonces tan reacio a consumir LIJ.
Ahora bien, este cuarto y último punto, la suerte, que no se puede estudiar, a veces es el único por el que apuestan los autores más ambiciosos. Y cuidado, porque confiar todo a la suerte puede ser peligroso. La suerte viene después del trabajo. Volviendo al ejemplo del principio, el antídoto del boca a boca es la ineficacia, por tanto no pretendamos la suerte con una base ineficaz. Y de eso, lectores, no podemos acusar ni a los muebles de mi padre ni a los libros de Harry Potter.