4AD 22 / 8 / 2016
La colaboración entre el director debutante de 28 años Brady Corbet y el músico de 73 años Scott Walker ha dado como resultado una de las banda sonoras más impactantes de 2016 en La infancia de un líder (Brady Corbet, 2016), que aquí ha llegado directamente en DVD/VOD. Esta oscura fantasía sobre un dictador de 9 años nos presenta un trabajo musical que enlaza directamente con otros discos de Scott Walker, especialmente con Bish Bosch, de 2012, en la construcción de sonoridades experimentales, con los instrumentos electrónicos y la utilización de sonidos a veces chirriantes, en muchas ocasiones introducidos como distorsiones de la estructura principal. También nos recuerda al disco Tilt, de 1995 en la creación de explosiones musicales que provocan desasosiego, y se acerca a clásicos del atonalismo como György Ligeti, muy utilizado por cierto por Stanley Kubrick, del que encontramos más de una referencia.
CJ Entertainment 25 / 8 / 2016
La otra gran banda sonora romántica de este año es la de la película La doncella (Park Chan-wook, 2016), uno de los títulos más apasionantes que hemos visto. El director Park Chan-wook consigue trasladar la historia victoriana en la que se basa a la Corea de los años 30, y lo hace con un fresco romántico y sensorial de altura, lleno de matices y de belleza formal. Y por supuesto el trabajo musical de Jo Young-wook, habitual colaborador del realizador, que en este caso sí se acerca a las sonoridades casi victorianas para regalarnos una de las bandas sonoras más hermosas del año. A lo largo de la extensa edición encontramos varias texturas musicales que nos van derivando hacia los distintos escenarios de la historia, con predominio de un violín solista que transmite esa pasión y esa sensualidad que desprenden las imágenes.
Lakeshore Records 2 / 9 / 2016
Entre los trabajos que este año ha publicado el prolífico Alexandre Desplat, desde la comedia
Florence Foster Jenkins (Stephen Frears, 2016) hasta la película de animación Mascotas (Chris Renaud, Yarrow Cheney, 2016) pasando por la serie de televisión Marseille (Neflix, 2016), destacamos especialmente el drama La Luz entre los océanos (Derek Cianfrance, 2016), una tragedia romántica que nos ofrece al Desplat que más nos gusta, el que utiliza sus recursos para crear pasajes de auténtico lirismo que, en este caso, va quebrándose a medida que se desarrolla la historia para desembocar en composiciones más oscuras, que subrayan la condición de melodrama que tiene la historia. Alexandre Desplat juega con ventaja, ofreciendo un repertorio de melodías románticas en las que se encuentra cómodo, pero descubriendo también facetas menos previsibles.Aunque finalmente se ha quedado fuera de las candidatura a Mejor Película de habla no inglesa, este drama sexual de Paul Verhoeven es uno de los títulos más interesantes del año. Y su banda sonora nos devuelve el mejor perfil de una compositora que se mueve con soltura tanto en la comedia como en el drama. La británica Anne Dudley elabora aquí un trabajo de perfecto ensamblaje con el complicado universo psicológico de la protagonista, y sus composiciones, llenas de matices, se sostienen en la implicación de las cuerdas como elemento principal. Estamos ante una música que hace pocas concesiones, y por eso no se trata de una música que acaricie los oídos, sino que tiene un discurso coherente y poco complaciente, arriesgado y seductor al mismo tiempo. Y se trata, junto a American history X (Tony Kaye, 1998), de una de las mejores composiciones de la compositora.
Quartet Records 26 / 9 / 2016
El cine de Juan Antonio Bayona es contundente y visualmente exquisito, pero con tendencia al pasteleo, a lo cual contribuye el lacrimógeno acompañamiento musical de su colaborador Fernando Velázquez, este año firme candidato a llevarse su primer Goya tras cuatro nominaciones. Un monstruo viene a verme (J.A. Bayona, 2016) tiene esos elementos, sin duda, pero aquí al menos consigue crear una atmósfera de ensoñación que resulta atractiva. Y, frente a otros trabajos menos logrados como Gernika (Koldo Serra, 2016) o Zipi y Zape y la isla del capitán (Oskar Santos, 2016), aquí construye un lenguaje con aires de romanticismo decimonónico que ya nos atrapó en La cumbre escarlata (Guillermo del Toro, 2015). La música de cine español ha dado pocas alegrías este año, y por eso resulta esperanzador encontrar compositores que tienen un estilo propio, aunque sea por caminos ya transitados.
Varèse Sarabande 7 / 10 / 2016
Es cierto que Clint Eastwood no es un director muy sutil a la hora de utilizar la música en sus películas, especialmente sus propias composiciones, de una languidez a veces exasperante. Pero en su última película ha logrado pasar a un segundo plano y, sobre una base melódica suya, ha pasado el testigo a auténticos especialistas en el easy jazz, Tierney Sutton y Christian Jacob, que han dado aires nuevos a sus composiciones. La música está escasamente presente a lo largo de la película, pero en los momentos necesarios funciona como apuntalamiento de este drama basado en una sorprendente historia real. Reconocemos que la banda sonora funciona de forma más completa en su edición discográfica (la mitad de la música no aparece en la película), pero nos permitimos cierta libertad a la hora de juzgar este trabajo porque su escucha de forma autónoma resulta absolutamente fascinante.
Back Lot Music 21 / 10 / 2016
Una de las muestras del género western producidas este año, que en España se edita directamente en DVD/VOD, es El valle de la venganza (Ti West, 2016), un homenaje al spaghetti western que no termina de cuajar, protagonizado por Ethan Hawke y John Travolta. Entre sus alicientes está el trabajo de Jeff Grace, músico formado a la sombra de Howard Shore, una contundente composición que remite a Ennio Morricone en el uso de guitarras eléctricas, silbidos e instrumentos de viento..., compartiendo vocación con la película como tributo al cine de los 70. La banda sonora funciona con contundencia, especialmente cuando es más intrínsecamente violenta, con grandes momentos como ese potente tema principal, o determinadas secuencias de acción, especialmente en la última media hora, en la que el opulente trabajo orquestal brilla con luz propia entre cuerdas rasgadas y pizzicatos tajantes.
A pesar de su contundente paso por el Festival de Sundance, finalmente esta crónica sobre la esclavitud parece que se va a quedar fuera de sus pretensiones de cara a los Oscar. Lo cual puede pasar factura, injustamente, a uno de los mejores trabajos de su compositor, Henry Jackman. Habituado a trabajar en grandes superproducciones para las que siempre aporta dosis de calidad, este año en La quinta ola (J Blakeson, 2016) o Capitan América: Civil War (Anthony Russo, Joe Russo, 2016), en El nacimiento de una nación (Nate Parker, 2016) elabora una banda sonora al mismo tiempo intimista y épica, con ese aire mesiánico que el director y protagonista da a su personaje principal. Henry Jackman consigue momentos memorables como "On to Jerusalem", una perfecta simbiosis de la épica y el sentimiento que acompaña a la rebelión de esclavos promovida por este libertador.
Red Bull Media 4 / 11 / 2016
Buena parte de la espectacularidad que desprende el documental The ivory game (Kief Davidson, Richard Ladkani, 2016) se lo otorga el excelente trabajo del compositor H. Scott Salinas, que lleva a cabo un perfecto ejercicio de ambientación de thriller, también con referencias evidentes a los sonidos africanos. El documental, con serias posibilidades de cara a los Oscar, se centra en la lucha contra la indiscriminada caza de elefantes para el mercado negro del marfil. Y lo hace, como ya hemos comentado en alguna ocasión, con una perfecta estructura de investigación que nos mantiene pegados a la pantalla. H. Scott Salinas, habituado a comedias y películas de acción, se nos revela aquí como un maestro en la creación de melodías suntuosas y atmosféricas, y maneja con acierto los resortes del cine de acción para determinadas escenas. Es una de esas bandas sonoras que, imbricada con las imágenes, pone los vellos de punta.
Varèse Sarabande 4 / 11 / 2016
La banda sonora de esta película ha pasado por diversos nombres: primero con James Horner, cuyo fallecimiento inesperado dejó a la película huérfana musicalmente; después con John Debney pero, a un mes de su estreno, su música fue rechazada, siendo sustituido finalmente por Rupert Gregson-Williams con poco tiempo para componer este trabajo que le podría reportar una nominación al Oscar. Hasta el último hombre (Mel Gibson, 2016) es una película sobre todo religiosa, y en este sentido se trata de un encargo complejo que maneja resortes que hasta el momento no habíamos escuchado en el compositor británico. El tema central, la fe y la fuerza de las convicciones, está presente a lo largo de una composición sobria, que se centra en el carácter introspectivo del protagonista, pero sin eludir la carga bélica, y que también contiene esos elementos corales, celestiales, que profundizan aún más en su carácter religioso.
Mucho se ha hablado de la injusticia de la descalificación de este trabajo de Jóhann Jóhannsson para las candidaturas de los Oscar. Y sin duda lo es. Porque se trata de una de las composiciones más sobresalientes del año. No solo porque se imbrique absolutamente en las imágenes, siendo la base principal del espléndido universo sonoro de La llegada (Denis Villeneuve, 2016), sino porque el compositor islandés ha conseguido crear un lenguaje musical propio, insólito, utilizando loops a diferentes velocidades e incorporando voces solistas hipnóticas como la del cantante Robert Aiki y el Theater of Voices en los momentos más intensos de la banda sonora. Se trata de un trabajo complejo, repleto de hallazgos que no solo pretenden crear una atmósfera determinada para las imágenes, sino que en su desarrollo acompaña también el viaje personal de la propia protagonista.
David Yates es el director que más veces ha contribuido a la saga de Harry Potter, y si en las anteriores contó con la colaboración de Nicholas Hopper y Alexandre Desplat, para la primera entrega de este spin-off ha elegido a James Newton Howard, que este año ya nos ofreció un excelente trabajo sinfónico en Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina de hielo (Cedric Nicolas-Troyan, 2016), pero que aquí despliega todos sus recursos como uno de los mejores compositores del momento. La banda sonora recupera el espíritu mágico de Harry Potter sin desdeñar el universo sonoro creado por John Williams, pero revelando una personalidad propia con numerosos leitmotivs que tienen vocación de continuidad. Es, por tanto, el trabajo perfecto para una nueva saga que utiliza todos los elementos a su alcance (gran orquesta, coros, incluso referencias jazzísticas...) para elaborar una perfecta envoltura musical.
Milan Records 18 / 11 / 2016
Otro de los trabajos descalificados por la Academia de Hollywood es esta composición de la canadiense Lesley Barber cuyo trabajo finalmente se ha visto eclipsado por la decisión del director de utilizar música del repertorio clásico en varias escenas. Pero sus creaciones, que beben de la tradición calvinista del siglo XVII en Nueva Inglaterra, brillan especialmente a pesar de no ocupar más de 20 minutos en la edición discográfica y poco más en la película. Con esta base coral (la voz solista está interpretada por su hija, la cantante de ópera Jacoba Barber-Rozema), la banda sonora es una magnífica composición intimista que tiene también sonoridades minimalistas con influencias de Philip Glass. Ciertamente, podemos decir que las incorporaciones clásicas aportan poco al conjunto, que tiene una entidad propia lo suficiente poderosa como para no necesitar artificiales acoples.
Silva Screen 18 / 11 / 2016Tras su incursión en la televisión con la serie Penny dreadful (Showtime, 2014-2016), el compositor polaco Abel Korzeniowski nos ofrece de nuevo uno de esos apasionados conjuntos melódicos en su segunda colaboración con el director de Animales nocturnos (Tom Ford, 2016). En consonancia con su condición de thriller romántico, el músico desarrolla un trabajo que gira en torno a un opulento tema principal, lleno de ardiente desenfreno, para ir desembocando en pasajes más opresivos, con sonoridades cercanas al Bernard Herrmann de Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958). En estos dos frentes se va componiendo el conjunto musical, entre el suspense y el romanticismo, que Abel Korzeniowski maneja con sabiduría, no sin transitar por terrenos conocidos, que acaba desembocando en ese tema "Table for two", que nos evoca al mejor Elmer Bernstein.
Cómo la colaboración entre dos compositores aparentemente opuestos, el pianista norteamericano Dustin O'Halloran y el compositor alemán Volker Bertelmann, más conocido como Hauschka, puede dar lugar un conjunto musical tan arrebatador como éste, resulta sorprendente. Quizás porque han sabido acoplar a la perfección la sensibilidad melódica del primero con las sorprendentes ideas musicales del segundo. En un principio, el director Garth Davis iba a encargar escenas por separado a cada uno de ellos, pero tras una semana de trabajo, los tres estuvieron de acuerdo en unificar sus propuestas y crear una banda sonora unidireccional. El concepto musical se sostiene en un tema emocional que funciona como ADN del protagonista, y que va apareciendo en diversos momentos, mientras reconocemos la huella de Hauschka especialmente en aquellos pasajes más evocadores, más asfixiantes.
Milan Records 2 / 12 / 2016
Entre la nueva generación de compositores de música de cine, destacan algunos nombres como el de Mica Levi que, con solo dos trabajos cinematográficos, y con su particular concepción experimental, ya se encuentra a las puertas del Oscar. La inglesa Mica Levi se dio a conocer como cantautora como Micachu y después formó el grupo Micachu and the Shapes, y aunque siempre ha tenido un sonido electrónico, tiene una formación musical principalmente clásica. En Under the skin (Jonathan Glazer, 2013), ya demostró su talento como creadora de atmósferas psicológicas. Y en este biopic nada convencional sobre Jackie Kennedy vuelve a demostrar su capacidad para retratar a través de la música los conflictos emocionales de un personaje. Mica Levi utiliza una formación de cámara, con instrumentos de cuerda y piano, para elaborar una banda sonora de gran personalidad, llena de matices a pesar de su sencillez.
Para muchos es la próxima ganadora del Oscar. Y si La ciudad de las estrellas (Damien Chazelle, 2016) cumple los pronósticos en número de nominaciones, nos atrevemos a darles la razón. Méritos no faltan a este optimista trabajo del compositor Justin Hurwitz. Encontramos a veces sonoridades que nos recuerdan al Nino Rota más felliniano, aunque el músico reconoce la influencia del tándem Michel Legrand/Jacques Demy en Los paraguas de Cherburgo (Jaques Demy, 1964) y Las señoritas de Rochefort (Jaques Demy, 1967). Aunque editadas por separado, no es posible juzgar la música incidental sin las optimistas canciones con letra de Benj Pasek y Justin Paul, y la colaboración de John Legend. Es un trabajo soberbio que, desde su propia audición sin la película delante, despliega una seductora fascinación y nos provoca, en su acompasada envoltura jazzística, una vitalidad exultante.
Meliam Music 12 / 12 / 2016
Aunque ha conseguido nueve nominaciones a los Goya, la gran apuesta comercial del cine español, 1898. Los últimos de Filipinas (Salvador Calvo, 2016) se ha quedado a medio camino, tanto en taquilla como en su presencia en los premios de la Academia. Curiosamente la banda sonora, uno de sus principales méritos, no ha logrado nominación. En un año con proyectos internacionales de resultados menores, como Resucitado (Kevin Reynolds, 2016) o No respires (Fede Álvarez, 2016), Roque Baños nos propone una lectura épica que demuestra su capacidad para manejar los más diversos elementos (gran orquesta, coros, instrumentos étnicos...), y su talento para construir secuencias musicales de acción y melodías envolventes. Es sin duda la banda sonora que necesitaba esta película, con sus dosis de grandilocuencia y de impostura, pero en el sentido positivo. Y Roque Baños lo ha resuelto con maestría.
Verve Music 16 / 12 / 2016
Lo mejor que se puede de la música de Jed Kurzel es que no tiene nada que ver con la línea marcada por Jesper Kyd, sobre todo, y continuada por Brian Tyler o Lorne Balf en las ediciones del juego. Curiosamente, en una película que se pretende de acción, encontramos una banda sonora oscura, casi podríamos decir que tenebrosa, que huye de las referencias ambientales de época para centrarse en el viaje mental que inicia el protagonista. Jed Kurzel, que colabora por tercera vez con su hermano, el director Justin Kurzel, sabe construir sonoridades vanguardistas, nada complacientes, bordeando lo experimental. Hay, por supuesto, esa dicotomía entre la música del pasado y del presente, el clasicismo frente a los sonidos industriales, como ya ocurría en el juego, pero aquí todo está envuelto en cierta aura lúgubre que nos remite al oscurantismo de la España inquisitorial. Y resulta enriquecedor encontrar propuestas tan arriesgadas.
The ivory game se puede ver en Netflix España
La ciudad de las estrellas (La La Land) se estrena el 13 de enero
El valle de la venganza se edita en DVD el 18 de enero
La Luz entre los océanos se estrena el 20 de enero
Lion se estrena el 27 de enero
Manchester frente al mar se estrena el 2 de febrero
Jackie se estrena el 17 de febrero