Las 5 claves de la productividad

Por Lorena White @lorenagwhite

A veces, tengo una lista de posts por escribir, de ideas a las que darle forma y de tareas pendientes por hacer, pero me dedico a leer otros blogs que me parecen interesantes, a bichear redes sociales o a buscar imágenes bonitas en Pinterest, poniéndome la excusa de que lo hago por inspiración (¿?). ¿Te resulta familiar esta situación? Probablemente, como yo, hayas caído alguna vez en la más absoluta improductividad y te hayas justificado creyendo que lo haces para ser más productivo. Sin embargo, el tiempo pasa y se te hecha encima con la lista de tareas pendientes sin mirar, los posts sin escribir y las ideas sin desarrollar.

Hoy te traigo 5 claves de la productividad para que las recuerdes cuando no estés siendo productivo. Y para que pienses que lo que realmente significa buscar excusas para no realizar tus tareas es exactamente el tiempo precioso que pierdes y que podrías aprovechar en hacer y ser aquello que más te gustaría. Así de duro.

1. Simplemente empieza:

Cuanto antes nos pongamos con aquello que debemos hacer, antes terminaremos. La mayoría de las veces cuando hacemos algo que debemos, nos damos cuenta de que no ha implicado ni tanto tiempo ni tanto esfuerzo como el que pensábamos y  que, por tanto, sólo nos estábamos poniendo excusas por la absoluta pereza que nos daba ponernos a ello. La primera clave de la productividad para acabar con las excusas es simplemente empezar.

2. Reconoce que estás procratinando*… ¡y huye!

Muchas veces somos conscientes de que estamos inmersos en una espiral de procrastinación inevitable y, sin embargo, no reaccionamos ante ella. La espiral se vuelve más y más profunda y cuando nos queremos dar cuenta, se ha pasado la tarde y no hemos hecho nada de lo que teníamos programado. Acostumbrarnos a reconocernos en este momento y forzarnos a salir de él para empezar con las tareas pendientes, es fundamental para no postergarlo eternamente.

3. Sé disciplinado:

Tener disciplina suena mal, pero tómatelo como si fuera aceptar un compromiso. Todas aquellas cosas de nuestra vida que merecerán la pena, requerirán de cierto compromiso y dedicación por nuestra parte y, como no siempre estaremos igual de motivados o de despejados o de inspirados, es importante encontrar un poco de disciplina, incluso en aquellas cosas que nos encantan. Recuerda que tener que obligarte a hacer algo no significa que ese algo te guste menos. Por ejemplo: adoro escribir en este blog y me gusta mucho programar el contenido, pensar en las entradas que voy a subir y, por supuesto, redactarlas, pero sin cierta disciplina, probablemente no llevaría el tiempo que lleva en activo. La tercera clave de la productividad tiene cuatro sílabas: COM-PRO-MI-SO.

4. Crea una rutina:

La mejor forma de  conseguir llevar a cabo pequeños objetivos es implementar hábitos. Si nos acostumbramos a tener una rutina diaria en la que cumplir con ciertas tareas, no se nos hará tan cuesta arriba cuando tengamos que ponernos a ello. Al igual que, hacer un poquito todos los días, nos libra de tenernos que pegar la paliza el día que toque hacerlo todo de una vez (ya te lo decía tu madre, ¿a que sí?).

5. Simplifica:

A veces, al hacer la lista de tareas pendientes, nos venimos arriba. Esto es así. Nos motivamos de tal forma que empezamos a añadir puntos y puntos y puntos a la lista, sin ser conscientes de que no hay tiempo material para llevar todas esas tareas a cabo. Lo mejor es simplificar, hacer una lista más sencilla, teniendo en cuenta el tiempo que nos llevará cada una de las tareas (aproximadamente, nada de agobiarse por el reloj) y crear otra lista con el resto de tareas para el día siguiente o los días sucesivos. En este caso es mejor calidad a cantidad. La productividad no sólo tiene que ver con la velocidad a la que realizamos las tareas, sino cómo las terminamos.

* Cuando tenemos cosas por hacer, procrastinar no es lo más adecuado. Sin embargo, recuerda que, a veces, disfrutar de esos pequeños momentos de no hacer nada, es bueno para nuestro cerebro, para darle un poco al pause a nuestra rutina de locos y para ser un poquito más felices. Eso sí, hay que saber elegir bien el momento. Y en este caso, productividad y procrastinación no son precisamente buenos amigos.

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