Clave Nº 3:
Deja de imaginar y apóyate en el reconocimiento de lo obvio. Frecuentemente damos por obvio lo que sólo es imaginario y más allá de no contar con la información adecuada, nos movemos con ese “porque lo sé”. Sin embargo, lo obvio y lo imaginario son cosas muy diferentes. Poniendo un ejemplo. Opté por hacerles un cuento. Juan y Pedro eran amigos desde la infancia y se querían entrañablemente. Una vez casados, mantuvieron su amistad e incluyeron a sus respectivas esposas. Un lunes alrededor de las 3 de la tarde Juan caminaba por la calle Tal, cuando vio venir por la vereda de enfrente y en dirección opuesta a la que él llevaba, a la esposa de Pedro. Le llamó la atención que la mujer caminaba tapándose la cara con su mano izquierda y miraba los números de las puertas. Finalmente se detuvo ante la puerta de un edificio, buscó en el portero eléctrico, oprimió un timbre y Juan pudo oír que cuando le respondieron ella dijo “soy yo”.
Clave Nº 4:
Elige expresar claramente antes que manipular, explicar, justificar o juzgar. Algunas personas desarrollan una comunicación muy ambigua de lo que llamo del tipo “parece que es, pero no es”. Experimentamos una necesidad y en vez de expresarla claramente, recurrimos a expresiones distorsionadas de ella.
Ejemplos: Queremos ser mimados y en vez de expresarlo claramente, recurrimos a sentirnos mal y de ese modo logramos que nos mimen. Hacemos o decidimos algo y pese a tener derecho a hacerlo, recurrimos a explicar y justificarnos. Dejamos de querer a alguien y en vez de expresarlo claramente, nos convertimos en coleccionistas de los defectos de ese alguien, como modo de justificar que queremos distanciarnos. Uno de los problemas que suelen surgir cuando no expresamos claramente, es que tampoco nos expresamos claramente con nosotros mismos y estamos siempre confundidos y sin ser conscientes de lo que nos pasa. el camino más corto es, simplemente, pedir ser mimados y en vez de expresarlo de mala e indirectamente.