Nací en 1991, cuando se resquebrajaba para Cuba un período de socialismo ensayístico, de aparente opulencia, de proyecciones ilusorias en base a un futuro erigido a golpe de consignas, cuando la promesa del hombre nuevo parecía concretarse…
Cayó el muro de Berlín y con él las esperanzas de una nación entera. ¿Consecuencia? El Período Especial, la etapa más cruda que atravesó la mayor de las Antillas. Irrumpía una nueva era marcada por la precariedad, la nostalgia soviética, las catatónicas batallas de ideas. A empezar desde cero, con el rabo entre las piernas…
1. Elián González: Sin duda alguna, el caso de Elián traumatizó mi infancia y la de muchos contemporáneos. Las clases se interrumpían o se cancelaban para que los pioneros asistieran a la Tribuna Antimperialista. Debíamos aprendernos todas las consignas (“el que no salte es yanqui” y otras tantas) y enarbolar pequeñas banderitas hasta el cansancio. Comenzaron las Mesas Redondas que sustituyeron el espacio de aventuras y muñequitos y repartían pullovers con la cara de Elián para usar en guardias pioneriles y votaciones.
2. Los apagones: Recuerdo que mi madre nunca dejaba de comprar velas e incluso reutilizar un viejo quinqué para poder terminar de cocinar en caso de que se fuera la luz. Mi tío, en cambio, había logrado innovar con una batería de auto para poder ver la novela. Curioso, no recuerdo que la corriente se fuera nunca durante un discurso de Fidel.
3. La Calabacita: Es la nana animada de los cubanos de mi generación, aparecía a las 8 de la noche y era la señal de ir, directo y sin discusión, a la cama. De cierta forma, los padres se zafaban de ser los malos del cuento: “te vas a dormir, no porque lo digo yo, lo dice la Calabacita”
4. Arroz, Huevo frito y Platanito: Las abuelas y madres vivieron una época dura tratando de alimentar a la familia durante el Período Especial. Así que el plato “predilecto” de los cubanos consistía en lo que resultara más fácil de conseguir, en mi caso no faltaba -casi diariamente- el huevo frito como proteína.
5. Muñequitos rusos: “Lolek y Bolek” o “Conejo me las pagarás” se transmitían todos los días, incluso los mismos capítulos. Hasta para un niño resultan raros los animados rusos, y es que simplemente somos culturas muy diferentes. Las emisiones de dibujos soviéticos fueron alternándose con producciones nacionales como “Elpidio Valdés”, “Guaso y Carburo” y “Chuncha”, entre otros. No faltaban los americanos “Tom y Jerry”, pero esos en menor medida, claro está.
6. “Pioneros por el Comunismo, seremos como el Che”: La infancia post-revolucionaria en la isla se caracteriza, sobre todas las cosas, por la avalancha de lemas nacionalistas o “patrióticos” que debemos repetir desde que comenzamos la jornada académica en los matutinos, vespertinos, trabajos voluntarios, acampadas, etc. “Pioneros por el comunismo…” lo debíamos repetir todos los días antes de entrar a clases, después del saludo a la bandera.
7. “Barquito de Papel”: Una canción – me atrevo a decir cubana- que todos los nacidos en Cuba conocen, y que muchos se han encargado de transmitir a las nuevas generaciones, indistintamente del país donde vivan. Algo incongruente con la realidad cubana, la canción incita a “navegar por el ancho mar” y querer conocer a “amigos de aquí y de allá”.
8. El círculo infantil: Un círculo infantil cubano no tiene nada que ver con cualquier otro en el mundo. En estos recintos el menú variaba entre una sopa de arroz, arroz, arroz con leche y una minúscula croqueta (¿de arroz? espero que no). Después del almuerzo nos acostaban en unos catres o camas plegables que a menudo debían gestionar nuestras madres. En la tarde jugábamos con juguetes hechos de los más disímiles objetos reciclados: maracas de pomos plásticos, claves y carritos con pedazos de madera, restos de juguetes viejos, utensilios de cocina, etc.
9. Yogurt de Soya: A los 7 años me quitaron la leche que “me tocaba” por la libreta de abastecimiento, en cambio a mi madre “le dieron” la posibilidad de adquirir el insípido yogurt de soya, otro producto clave en la alimentación del cubano.
Fuente: CC