Era necesario llegar hasta allí. Habíamos planificado un viaje a la Península de Paria y de ida o de regreso, queríamos hacer una parada en las famosas Aguas de Moisés, un balneario que está en la vía Cariaco-Casanay en el estado Sucre; un nombre que guardaba en mi memoria desde niña. La visita postergada, el siempre podremos ir después.
Hay que decirlo: las Aguas de Moisés son un espectáculo. Es riquísimo darse un baño en sus 12 pozas naturales (aunque el piso sea resbaloso y me haya caído tres veces) Estás ahí y no crees semejante juego de la naturaleza entre tanto asfalto. Puedes nadar entre las cachamas, jugar con la arcilla, darte baños de azufre, rodearte de silencio entre las palmeras. Vas de una poza a otra sopesando sus temperaturas, tratando de buscar las diferencias entre una y otra, tratando de decidir cuál te gusta más.
Pero fuera del agua el cuento cambia porque no se entiende bien lo que sucede alrededor: construcciones sin terminar, soledad, falta de señalización. Y en medio de todo, esa belleza que atrapa, que está a la vista y que hay que cuidar. Por eso, si nunca han ido, creo que es bueno que lo hagan al menos una vez para que esto no sea un cuento y puedan constatarlo. Son hermosas, sí. Pero deberían serlo mucho más.
PARÉNTESIS. Se encuentran en la vía Cariaco-Casanay, sector Río Azul. Es la misma entrada que se usa para ir a Paraíso y Kokoland, en el municipio Ribero. El costo de la entrada son Bs. 1500 para adultos y Bs. 1200 para niños (septiembre 2016) En las instalaciones pueden encontrar baños, restaurante, bar-tasca aunque durante las tres horas que permanecimos allí, estuvieron siempre cerradas.