Por la tarde, Jack Woltz, al darse cuenta realmente de a quién representaba Tom, lo invitó a su casa y durante un paseo por la finca le presentó orgulloso a Khartoum, su precioso campeón pura sangre que había comprado por más de medio millón de dólares. A pesar de que la conversación fue más cordial que la que habían tenido anteriormente, Jack se mantuvo en sus trece y volvió a decirle a Tom que nunca contrataría a Johnny Fontane para una de sus películas. Al regresar a Nueva York y comentarle a Don Vito la respuesta del productor, Don Vito le dijo a Tom que no se preocupara, que él lo arreglaría.
Al la mañana siguiente, Jack se despertó en su enorme cama con la sensación de que algo raro habia pasado. Miró sus manos y vio que estaban ensangrentadas. Al principio pensó que la sangre era suya, pero comprobó que no era así ya que no tenía ninguna herida. Cuando levantó las sábanas de seda, que estaban empapadas en sangre, descubrió horrorizado la cabeza de Khartoum a los pies de la cama.
Pocos días después, Johnny ya se encontraba rodando la película. La "sutil" amenaza de los Corleone habían hecho su efecto y no fue necesario insistir más para que consiguiera el papel protagonista. Las amenzas de la mafia siempre han sido una poderosa arma de negociación.
Hace un par de días, un lobo apareció ahorcado del cartel del pueblo de Espineo, en el concejo de Lena y cuando vi la fotografía en el periódico recordé inmediatamente la escena de Jack Woltz y el decapitado Khartoum. No es la primera vez que vemos esta imagen en Asturias, hace poco más de un año, otro lobo apareció en las mismas circunstancias ahorcado a la entrada del pueblo de Tíos, también en Lena. Aquella tampoco había sido la primera vez ya que desde 1998 se tiene constancia de escenas similares, en las que al igual que hace un año, y como seguramente ocurrirá con el lobo de Espineo, no aparecieron culpables, ningún vecino, abrirá la boca. Es la Omertá, la ley del silencio, como ocurre siempre después de los incendios forestales intencionados, como ocurrió el pasado diciembre. Nadie ha visto nada, nadie ha oído nada, nadie sabe nada.
Quizás al que ha ahorcado a ese lobo del cartel no le hayan gustado que la Fiscalia esté investigando a 10 personas por presunta estafa en el cobro de los daños de lobo. Quizás todavía siga molesto por la investigación que comenzó hace dos años en la que la Fiscalía acusaba de estafa a 200 ganaderos por el doble cobro de las indemnizaciones de los daños de lobo. Lo que está claro es que quiere mandar un aviso, ¿pero a quién? ¿Quién es Jack Woltz en esta historia? ¿Sera el ecologista que pide que se cumpla la legislación vigente? ¿Será el gestor y el político que no le da todo lo que pide?
El 30 de diciembre de 2009, un individuo mató y luego colgó de una valla los cadáveres recientes de una garza, dos garcillas bueyeras, una urraca, un mirlo y un estornino.Y no los colgó en una valla cualquiera, los colgó frente al centro de interpretación de la Ría de la Villa (Asturias) porque sabía que allí aparecería la prensa y se daría difusión a su valiente acción. Junto a esta macabra exposición, este aprendiz de Don Vito colgó una nota dirigida al guarda mayor de la reserva y al director de la misma en la que hacía sorna de su actitud pidiendo que le ayudaran a identificar cuál de esas aves estaba protegida. Nunca se supo nada mas, aunque como me comentaron algunos amigos que conocían la historia, se sabía perfectamente quién era. Cosas de la mafia, supongo.
En todos estos casos, el que ha dejado esa prueba de sangre ahorcada con sus propias manos pretende que se le de todo lo que pida, que se le deje hacer y deshacer a su antojo, pretende decirle a la administración y de paso a todos nosotros, que en el campo manda la familia y que nadie les tiene que decir como hacerlo. Y a la vista de lo que está ocurriendo en los últimos años, parece que las amenazas funcionan. Tras la aprobación del nuevo plan del lobo, se han aumentando los "controles" de esta especie, incluso dentro del Parque Nacional de Picos de Europa, pero además, no sólo se encargará la guardería de esta masacre, ahora también podrán matarlos los cazadores aficionados. Y todo esto ha ocurrido cuando los datos oficiales muestran la baja incidencia de los ataques de lobo sobre la cabaña ganadera, y cuando los trabajos científicos no solo los confirman, sino que también demuestran que los "controles" son contraproducentes, ya que tienen como consecuencia un aumento de los daños. Pero todavía no están conformes, quierén más, quieren su total eliminación, como piden poder quemar el monte a pesar de los incendios, y como piden desbrozar y que además lo paguemos todos con nuestros impuestos.
¿Hasta cuándo tendremos que aguantar estas amenazas mafiosas? ¿Hasta cuándo seguiremos viendo como algunos se permiten tomarse la justicia por su mano sin que pase nada? ¿Hasta cuándo el gobierno asturiano seguirá cediendo y vendiendo su alma por un puñado de votos?