Ya sabes que la ampolla es una especie de quemadura que se produce generalmente por rozamiento con el calzado. Ya vimos en el apartado de las botas como podíamos disminuir el riesgo de conseguir una. Perece mentira lo que duele esta cosita tan pequeña. Es que es su misión, un mecanismo de defensa para que te pares y no sigas castigando el pie. Si no fuera así, si no dolieran, continuaríamos andando hasta conseguir descubrir el hueso y te pelarías hasta la coronilla. Afortunadamente el dolor nos avisa de que algo pasa; en cuanto notes el más leve pinchazo párate, quítate el calzado y los calcetines. Descubrirás una zona enrojecida con una bolsita aparentemente llena de agua, eso es la ampolla, al menos en potencia. Reposa un rato el pie, enfríalo con agua fresca si la tienes a mano, luego sécalo bien, ponte los calcetines de nuevo y continúa hasta el albergue más próximo donde pasarás esta noche, si no quieres agravar el problema.
Los tres o cuatro días siguientes debes de cambiar el vendaje, y desinfectar de nuevo para volver a vendar después de la ducha, o sea, no te duches sin vendaje y a ser posible no mojes el pie. Aunque se te cure completamente y no tengas ya ampollas, te recomiendo que te apliques una pequeña cantidad de pomada con un ligero masaje, sobre todo en las zonas donde más te rocen las botas, y por la mañana, antes de salir, el vipsvaporub o gel lubricante. La pomada garantiza que la piel muerta se mantenga suave y flexible hasta que se caiga sola, si la dejamos secar y endurecer, puede ser muy molesto incluso doloroso
Existen unos parches de "piel artificial" (compeed) que son útiles antes de la aparición de la ampolla, si notamos con antelación que la piel se enrojece y da tiempo a ponerlos antes de que se forme la ampolla propiamente dicha. Sirven como amortiguador del rozamiento, pero no valen para nada si la ampolla ya está ahí. Se adhieren a la piel por calentamiento, has de calentarla entre tus manos previamente a su colocación y cumplen bien con su función. Al pegarse a la piel impiden que podamos curar la ampolla si ésta ya ha salido, por lo que no debemos ponerlo sobre una ampolla formada. Y nunca, es decir NUNCA, colocarlos sobre una herida o si la piel de la ampolla se ha caido o desplazado antes de formarse la piel nueva debajo. Sólo los he usado una vez y no hicieron más que complicar las cosas, en general yo creo que no debemos gastar la pasta en esto, por cierto me parecen bastante caros.
Las ampollas plantares, en la planta del pie como su propio nombre indica, son las peores, ya que la piel ahí es muy dura y duelen bastante más, tanto al producirse como al curarse, aunque el proceso es el mismo. Se producen por falta de transpiración y exceso de peso. Pero se previenen mejor que las otras sin más que acolchar el interior de la bota con una plantilla sencillita. No te pongas plantillas de gelatina u ortopédicas que modifiquen tu forma habitual de apoyar el pié, porque se te cargará la musculatura y la tendinitis está asegurada. Sólo úsalas si las pones habitualmente. Las tendinitis se producen por sobrecargar la musculatura. Es una afección de los tendones que unen el músculo con el hueso, así se pueden producir en los tobillos (sobre todo en en tendón de aquiles), en las caderas, en las ingles... pero la mas frecuente se da en las rodillas, hay tres o cuatro tendones en las rodillas que sufren sobremanera en el Camino. Para tratar de evitarlas no conviene cargar demasiado la espalda, caminar con un ritmo regular, no acelerar cuesta abajo, si tienes molestias en las rodillas baja haciendo eses, con lo que se reduce la pendiente, etc. La causa más habitual de las tendinitis de rodilla son las ampollas. Pues sí, aunque parezca raro tiene su explicación, al tener una ampolla en el pie derecho, apoyamos esa pierna más levemente para evitar el dolor, con lo que la pierna izquierda carga durante más tiempo el peso de cuerpo y, lo que es peor con más fuerza, porque al cojear descargamos de golpe todo el peso sobre la pierna sana. Por eso recomiendo en cuanto se note el pinchazo de la ampolla buscar el albergue más cercano, volviendo atrás incluso si está más próximo que el siguiente. Una ampolla se puede curar casi siempre y no molesta más. Una tendinitis casi nunca te deja continuar, salvo que sea muy leve, que con un antiinflamatorio tipo ibuprofeno se calma para poder continuar después de decansar dos o tres días. En los albergues en estos casos te dejan dormir dos noches. Si en ese plazo no remite el dolor, ve al médico y vete sacando el billlete del bus.
Por norma general, no debemos obligar a nuestro cuerpo a hacer esfuerzos a los que no está acostumbrado, solo le pedimos que ande y que cargue con la mochila. Lo distinto es que lo hacemos durante más tiempo de lo habitual y con más peso de lo normal. Por eso debemos mitigar los efectos con un buen calzado que permita hacer el esfuerzo durante más tiempo, prever las rozaduras, evitar las tendinitis y no cargar demasiado la mochila (esto será otro capítulo). Y no te olvides nunca que El Camino no es una competición, que es para disfrutarlo, no para sufrirlo y para eso es mejor no forzar tu máquina, más vale decir "podía seguir hasta el próximo albergue" que "un poco más y no llego".
Los consejos aquí reflejados nos han servido a mí y a mis allegados, y espero que le sirvan también a quien tenga la paciencia de leerlos. Buen Camino