Las ardillas de Central Park están tristes los lunes

Publicado el 19 diciembre 2011 por Hsusurradas @HSusurradas

La vida, a menudo, se divierte y, escondidoen una palabra, una sonrisa, un billete de metro o el pliegue de una cortina,nos entrega un diamante capaz de colmar todas nuestras expectativas.
Para Joséphine el diamante podría ser lapropuesta de su editor de que escriba una nueva novela, las llamadas dePhilippe a las que no contesta o la incondicional amistad de su amiga Shirley.¿Será Joséphine el diamante de Philippe? ¿Y cuál es el que persigue Shirley?Alrededor de estos tres personajes, todo un abanico de jóvenes -Hortense, Gary,Zoé, Alexandre- buscan también el diamante que ha de cambiar sus vidas parasiempre, dejándose guiar por esas pequeñas piedras que van encontrando en elcamino.
Porque si nos detenemos uninstante, si observamos con atención y nos atrevemos a coger lo que nos ofreceuna mano tendida, la vida, probablemente, no volverá a cubrirse de tristeza. Niel sábado, ni el domingo, ni tampoco el lunes
  • Lasardillas de central Park están triste los lunes
  • KatherinePancol
  • Titulooriginal: Les Ecureuils de Central Park sont tristes le lundi
  • Editorial:La esfera de los libros/Octubre
  • ISBN: 9788499700854
  • Serie:3ª entrega de la trilogía

Las ardillas deCentral Park están tristes los lunes es la última entrega de la trilogía deKatherine Pancol. Una vez más me he reunido con las familias Cortés/Dupin/Grobz.No voy a hacer un resumen del inicio porqueeso desvelaría el final de las dos anteriores novelas, pero como era de esperarvolvemos a ser testigos de la búsqueda de la felicidad de sus personajes.Josephine Cortés se ve en la encrucijada de quéhacer con su vida y los sentimientos que Phillipe despierta en ella. Tiene queenfrentarse a su consciencia, pero también necesita decidir qué hará con suvida. Sus hijas se han hecho mayores, Hortense vive en Londres y tiene claro sucamino. Zoé se ha convertido en una adolescente que ya no la necesita tanto. Y,sobre todo, tiene que decidir qué hacer con su carrera como escritora. Seenfrenta al miedo a una nueva novela y a la página en blanco. En esta entrega, su personaje pierde brillo,sus elucubraciones acerca de las inseguridades que su infancia con una madrecomo Henriette le han dejado, no hacen más que ir y venir, sin aportar mucho alpersonaje en sí. Casi toda su parte se centra en un diario que encuentra, lasconfidencias de un desconocido que le harán entender que la felicidad está enla capacidad de uno mismo de cambiar su destino, independientemente de lahuella que los padres hayan dejado en nosotros.Phillipe Dupin se da a conocer un poco más. Esun hombre maduro que ama a una mujer que no da la cara, que nada en un mar dedudas. Como padre, siente que su hijo se aleja. Y como hombre de negocio, comoabogado, el desánimo le hace preguntarse si su vida ha sido tal y como éldeseaba o si no ha hecho más que seguir los pasos que sus padres marcaron paraél. Henriette Grobz sigue con la misma canción,sigue con su afán de vengarse del abandono de Marcel Grobz. En la novela, novemos más que una mujer amargada, hasta parecer enfermiza, que ni come, ni dejacomer. No aporta mucho ni avanza. Sigue siendo un personaje mezquino, que noescarmienta.Marcel Grobz yJosianne tienenque enfrentarse a la paternidad con un niño de lo más desconcertante que,muchas veces, me dejaba descolocada aunque, admito, me hacía sonreír. En eseasunto la autora ha seguido esa faceta un tanto fantástica que no me haconvencido mucho. La pareja en sí recobra esa chispa que tanto me gustó en Los ojos amarillos de los cocodrilos.Hortense es el personaje que más crece enesta novela. Sigue siendo un personaje que puede despertar tanta simpatía como aversión.Es calculadora, grosera, orgullosa, pero también sincera consigo misma y losdemás, es una luchadora y tiene claro cuáles son sus prioridades. Si bien en laanterior novela, El lento vals de lastortugas, se enfrentaba a sentimientos que la descolocaban, en esta tieneque tomar decisiones que bien podrían poner del revés sus planes de éxito en sufutura profesión en la moda.Gary es el polo opuesto a Hortense, simpático, desenfadado, se toma la vida con calma disfrutando de su música.Tiene sus sueños, pero si en el caso de Hortense es la ambición a llegar a lo másalto lo que la empuja a ir cada vez más lejos, en su caso, es el amor por lamúsica lo que le mueve, pero sin perder de vista los pequeños placeres de lavida. A ambos el amor los asusta, tienen que tomardecisiones que pueden cambiar sus vidas, pero cada uno tiene prioridadesopuestas.Shirley vuelve a tomar relevancia enesta novela, su pasado se desvela. Gary y ella ya no son una piña, como madretiene que aprender a vivir sin su hijo que anhela disfrutar de su propia vida.Tiene que enfrentarse a una nueva relación, pero antes de entregarse, necesitaentender las sombras que la hicieron tomar en su pasado tantas decisionesequivocadas.Zoé, que en la segunda novela descubríael amor, casi desaparece en esta. Es una adolescente que se niega a crecer,aunque todo a su alrededor cambia demasiado rápido. Alexandre es el otro benjamín de latrilogía, y me habría gustado que se diera a entender un poco más ya que seenfrenta a una pérdida que le marcará el resto de su vida. Sin embargo pasa enesta novela sin pena ni gloria.Las ardillas deCentral Park están triste los lunes es una novela irregular, que pierde muchasveces el ritmo. Todos sus personajes no maduran como sería de esperar teniendoen cuenta que llegamos al final de la trilogía. Algunos bien podrían habersequedado en la segunda parte, porque en ésta no sacan mucho de sí mismo. No es másque una repetición, como es el caso de Josephine. Otros, como Hortense o Gary,se convierten en el centro de la novela, cobran protagonismo, ganan hasta elfinal, aprendiendo a vivir y entender lo que realmente necesitan en sus vidas.Esta última entrega no es la mejor de lastres, pero con todo he disfrutado porque cada personaje me ha hecho sonreír,gruñir, y reflexionar con su día a día. Es una novela llena de sentimientos,todos sus personajes están bien perfilados, colmados de emociones, dudas e inseguridades. Sin grandes acontecimientos, la autora da continuidad a su historia,aunque creo que en lugar de tres novelas, bien podría haberse resumido en doslibros. Ahora que he terminado la trilogía sé que losecharé de menos, porque si algo ha conseguido Katherine Pancol es crearpersonajes cercanos que no me han dejado indiferente. En resumen, los únicosque avanzan en esta novela son Gary y Hortense, los demás se pierden un pocoentre reflexiones sobre sus vidas, el amor, las metas, los sueños, el pasadoque arrastran y el futuro que se les resiste. Si se puede sacar una moraleja esque se tenga la edad que se tenga, nunca se sabe con seguridad como encauzarnuestras vidas. Ni la experiencia, ni el saber nos dan las respuestas paraencontrar el camino que nos hará felices. Y lo más importante, la felicidadpuede encontrarse en los lugares más insignificantes o sencillamente al alcancede la mano. Sólo hay que fijarse en los detalles.