Las armas de la dictadura
Publicado el 10 febrero 2014 por Purasvitae
@PurasVitae
Los venezolanos nos acostumbramos a llamar a este parapeto, gobierno. Simplemente porque hemos tenido elecciones y que en algunos casos hemos ganado zonas del país o “hemos estado a puntico de ganarles” nos da la sensación de que estamos en una democracia con un gobierno ajustado a ella. Esa es, probablemente, la primera arma de la dictadura: El incomodo disfraz de demócrata con el que juegan a convencer a los suyos y a marear a los otros, la pinta de un país con supuestas instituciones al servicio del pueblo pero que efectivamente están al servicio del presidente o como deberíamos llamarlo: dictador. El poder en general y las instituciones están al servicio del mandatario por lo que toda la maquinaria gubernamental opera para ellos, para defender lo que han podido usurparle al país y para defender a los operadores que tienen dentro y fuera del régimen.
Convendría que empecemos a llamarlo como es, creo que le facilitaría a nuestra mente el ejercicio por convencernos de que tenemos que luchar entre todos.
Tras esa arma, el parapeto de democracia, esta todo el poder con el que la dictadura mueve sus entuertos. La asamblea que simplemente es una fachada para que el ejecutivo haga las leyes a su antojo y no para el bien del país, un poder judicial que solo ataca con mano dura a todo lo que se llame oposición o los saltadores de talanquera pero de aquí para allá. El poder moral es un chiste y en general todas las instituciones son guaridas donde los que ejercen el poder y control de dicha institución están construyendo fortunas de las que Ali Baba saldría mal parado.
Lo escribo y lo triste es que al leerlo nos parece normal. Como si porque ya llevamos 15 años debemos acostúmbranos y nada más lejos de la verdad. El sistema político venezolano es un adefesio del que todavía nos cuesta entender como podremos modificarlo para el bien de la nación. Aquí radica el temita que nos pone a doler la cabeza: Cuanto de lo que salpica la dictadura me conviene y necesito mantener, cuanto de lo que ellos hacen me beneficia y debo callar, cuanto de los guisos que el gobierno ha construido tienen que ver con mi ejercicio económico, cuanto de las marramucias que se hacen a todo nivel representan una mejora sustancial de mi situación. Esas son las preguntas de oro y nos enseña otra arma de la dictadura: La doble moral del venezolano. No puedo generalizar, no todos sufren o disfrutan de la doble moral, pero hay un grupo significativo de venezolanos, oficialistas y opositores, que están haciendo dinero tras medidas que no benefician al país en conjunto sino a particulares. La dictadura es la principal beneficiada de la doble moral de los venezolanos, porque le permite tener maniobra económica y le ayuda a transitar esta adversidad en la que se ha convertido los primeros meses del 2014. Además se garantiza un control sobre grupos políticos y económicos que les facilita su ejercicio del poder
El parapeto de democracia, la doble moral y la tercera arma: El control, más allá de los guisos, del sistema económico. El dinero que mantiene la economía de este país viene del petróleo y el desastre es por la desmedida emisión de moneda local y el uso sin controles que se le da a los ingresos del país. Con esta economía bajo control absoluto de la dictadura, todas las empresas están a merced de las decisiones del gobierno. Antes fueron los periódicos que están en las ultimas impresiones en papel, ahora son los vehículos, Toyota y GM están cesando actividades. Las deudas de la dictadura con el sector privado, nacional e internacional, son de pronóstico reservado. La siguiente arma es el miedo y todos los medios que tiene para ejercerlo. El primero es el discurso, del que el gigante siempre fue un maestro y que el actual ha ido intentando manejar con poco éxito. El discurso nos invita a creer que hay un país que funciona, que sirve, que va marchando pero tenemos claro, hasta los chavista, que el país está parado y en vilo, como esperando quien lanza la piedra para destrabar el desastre que se viene. El asunto del discurso es que viene acompañado de amenazas, improperios, insultos y cualquier intento por reducir a unos pocos, la evidente mayoría que se opone al régimen. Lo vemos todos los días, que sino colaboran los expropiamos, que los medios van a caer, que los violentos aquello y un blablablá que por costumbre se nos hace normal pero siempre ha sido peligroso y grave.
Otro medio, la fuerza pública. Probablemente una de las más tristes manchas en la historia de este país. Desde siempre los gobiernos han intentado usar la fuerza pública para su propio beneficio, pero lo de la dictadura chavista es más que descarado. El objetivo de las fuerzas públicas del dictador son los estudiantes y cuanto proteste por un país que habiendo sido malo antes de la dictadura, ahora es definitivamente peor. Los militares venezolanos y los cuerpos de policía del estado son la mayor desgracia que ha dado la historia de Venezuela, no hay más.
Pero la dictadura tiene su otra fuerza pública, la inseguridad. Desde los colectivos armados que tienen sus propias leyes, hasta la ingente cantidad de motorizados que gobierna la calle y el vivir de los venezolanos. Sí, hay muchos motorizados responsables, pero lo lamento son más los venezolanos que han sufrido un percance por los motorizados que roban, asaltan, destruyen y lo que se les hace más emocionante: matan.Estas armas son las que nos han encerrado a la cárcel de nuestras rutinas, trabajo, casa y un poquito de diversión, no más de eso, sino estas en riesgo. Así la dictadura, bajo el amparo cubano, controla a los venezolanos que de nuevo, son mayoría los que oponen al régimen. El oficialismo se atribuye mayoría porque aun controla casi todo el poder, sin embargo el impacto en la gente cambio y por eso hemos visto como se enrarece la situación.Y es que los venezolanos, sobre todo los estudiantes, se están despertando del letargo y están utilizando sus únicas armas: La protesta pacífica, el anhelo y la lucha por recuperar el país, la fe de que los venezolanos podemos ser personas en pro del bien, que podemos tener un país libre y decente fuera el control del malandraje tras la dictadura.
Los venezolanos tenemos que usar nuestras armas: Somos mayoría los que nos duele el país y oponemos a esta dictadura que gobierna para su pequeño grupo, somos muchos los que queremos un mejor país, los que podemos aportar algo, hay muchas ideas en la calle y si la oposición se anima a seguir a su pueblo podríamos convertir esas ideas en verdadero cambio.
Vamos Venezuela, cuando ya no queda nada, al miedo se le rompe con un patadón, la ira acumulada por ver un país en la miseria de una cola tras otra para conseguir lo que antes abundaba. Seguid el ejemplo que el Táchira dio.