Es muy conocida la imagen paradójica, pero siempre resulta fascinante. Algo tendrá cuando tanto se repite. Hoy la encontramos en el New Yorker:
Pero no siempre se trata del pez grande que se come al chico, o viceversa.
Hoy, a propósito de la viñeta, me pregunto de nuevo (ya sé que es una pregunta metafísica y al tiempo artística) por la importancia de la forma frente al qué. La importancia del cómo se organizan las cosas nacidas pequeñas, de tal modo que resultan más reales y poderosas que algo nacido grande.
He recordado a Fernando Inciarte hablando del arte y de la actualidad de la metafísica aristotélica, luego publicado en Tiempo, sustancia, lenguaje. Ensayos de metafísica, Eunsa, 2004.
Y he recordado, pensado en quien no tuvo la fortuna de hablar con Inciarte o leer ese libro, en el artículo de Lourdes Flamarique glosando esas cuestiones en "El arte, o El refugio de la metafísica".
Está en juego el arte, y también lo están las artes, quizá para algunos menores.