Del Pulitzer, en concreto, que a base de leer obras premiadas sin saberlo (La carretera, La maravillosa vida breve de Oscar Wao, Gilead...) he aprendido a considerar como un premio serio serio, de esos que reconocen la buena literatura. Así que, ni corto ni perezoso allí me puse a buscarme la lista de los últimos premiados , y en eso me ando.
Así, y no de otra manera llegue a Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay (Pulitzer 2001) nombre seguramente muy poco afortunado y que en otras circunstancias , y habiendo tanto libro de Dios que leer, le dejaría pocas posibilidades de estar entre los elegidos...
Y me hubiera perdido un gran libro: denso, eso sí (más de setecientas...), una de esas novelas-río que cuentan media vida de nuestros protagonistas: dos primos judíos que se crían y despiertan a la vida en el -impresionantemente contado- New York de los años 40, de la preguerra y de la postguerra, unidos sobre todo por un profundo amor a los Cómics.
Porque la historia se construye sobre todo a partir de esas dos cosas: Nueva York, simbolizado por el Empire State, la meca del sueño americano y de la libertad para un niño judío. Y el papel que juega el Cómic: en lo que tiene de arte, en lo que tuvo de liberación y de estímulo para los niños en una época convulsa. Reconozco que a mí, que he leído muchos tebeos (sí: tebeos. también teníamos calcomanías y no tatoos como dice ahora mi hija) de los clásicos y mucho Superman (aunque Batman siempre ha sido mi favorito) , me ha hecho pensar en ellos de un modo muy distinto.
Así que, amantes del Cómic: aunque no soy nadie para daros recomendaciones, y comprendo vuestro temor a enfrentaros con semejante libraco, pienso que deberíais de dejar por unos días los dibujitos , echarle valor y subiros al Empire.