Sin perder detalle de las evoluciones de cogujadas y pinzones en estas praderitas urbanas en Villa de Vallecas
Javier Rico
Ya solo nos queda un distrito de Madrid por visitar, el de Barajas. Desde que hace cinco cursos emprendimos la aventura de Aver Aves, hemos recalado en parques de los veinte restantes. El pasado domingo estuvimos en algunos de Villa de Vallecas. Sí, llovía (pero no jarreaba) y hacía algo de frío, pero si gaviotas, abubillas, mirlos, jilgueros y petirrojos, entre otras, siguen vivitas y coleando llueva o truene, allí estaremos también nosotros para destacar su importancia dentro de la biodiversidad urbana y demostrárselo a los escolares.
A la espera de que el parque de La Gavia tome forma y se abra definitivamente a los vecinos y vecinas, decidimos emprender nuestro pajareo urbano hacia zonas verdes colindantes dentro del ensanche sur de Villa de Vallecas. Como casi todo ensanche, el límite con lo que fueron campos de labor y terrenos arbustivos y arbolados hace que la supervivencia de pequeños vestigios de estos favorezca una mayor diversidad de aves.
Solo así se explica la masiva presencia de cogujadas comunes y pinzones vulgares en las zonas verdes más cercanas a lo que será el parque de La Gavia. Poco les importaba la lluvia pertinaz que caía pero no dolía, ya que de paso removía por ellas el suelo para destapar semillas, brotes e invertebrados de los que alimentarse.
Pequeño y acogedor rincón de otro de los parques (sin nombre) de Villa de Vallecas
Antes, en el parque en forma de triángulo configurado por la carretera de Villaverde a Vallecas y las calles Tineo y Cabeza Mesada (no hemos dado con su nombre), comenzamos una ruta bajo la lluvia que a las primeras pisadas ya contaba con la bienvenida de petirrojos, colirrojos tizones, mosquiteros comunes y abubillas. En el cielo, bandos de gaviotas sombrías se atrevían también con la lluvia y el frío.
Nuestro destino principal era el parque Navamures, pero en el trayecto siempre buscamos cómo hacer el recorrido más ameno entre otros parques, jardines y bulevares arbolados. Solo así tienes oportunidad de encontrar sorpresas en forma de cantos de verdecillos, jilgueros que van del suelo a los árboles y lavanderas blancas que no paran de corretear a pocos metros de ti.
Galería de grafitis en la fuente en cascada del parque Navamures
Todo el recorrido está salpicado de zonas verdes de valía ornitológica y que están a dos pasos del instituto Villa de Vallecas y los colegios El Quijote, Juan Gris, Agustín Rodríguez Sahagún, José de Echegaray, Nueva Castilla y Sagrado Corazón. Por cierto, el colegio El Quijote cuenta con un huerto escolar comunitario ideal también para que aves de campo y ciudad se encuentren, saluden y compartan hábitat.
Al llegar a nuestro destino, el parque Navamures, la profusa vegetación, dominada por un tupido manto de arbustos y vigorosos pinos y cedros, hizo que se mostrarán en canto y forma mirlos, palomas torcaces, carboneros y agateadores. Aunque en este parque lo que más llama la atención es la fuente en cascada de varios pisos acertadamente adornada de grafitis. Buen lugar para que bajen las aves a saciar su sed y/o sus necesidades de aseo.
Por cierto, una última sorpresa: nos encontramos a este tucán en el final del recorrido
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