Algunas especies son claramente gregarias, y después de pasar emparejados los 4 o 5 meses que dura la crianza de los pollos, vuelven inmediatamente a reunirse en bandos. Con ello persiguen un doble objetivo: la protección del grupo frente a los depredadores, y el adiestramiento de los jóvenes en la búsqueda de alimento. Uno de los ejemplos más claros es la corneja negra Corvus corone, cuyos grupos en esta época no suelen tener más de 10 individuos, formados por 2 o 3 familias, como un bando de 8 aves que localicé el jueves pasado en Cabo Peñas.
Otro claro ejemplo de este comportamiento es el estornino negro Sturnus unicolor. Para la cría se dispersa en parejas, que anidan normalmente bajo las tejas de casas, hórreos, etc. Pero ya pueden verse los bandos de esta especie volando por los campos de Gozón, como este de unas 50 aves que localicé también en Cabo Peñas, posados en los cables de alta tensión.
También presentan este comportamiento algunos fringílidos, como los pardillos comunes o los jilgueros, especie de la cual también pude observar un gran bando de 80 aves en Cabo Peñas.