En ese momento ocurrió algo insólito. Dos ballenas jorobadas o yubartas aparecieron en escena y se interpusieron entre las orcas y la foca. Esta última, presa del pánico y ayudada por una ola se subió encima del pecho de una de las dos ballenas que en ese momento estaba panza arriba. La yubarta, con la foca encima, arqueó su cuerpo para mantenerla fuera del agua y cuando empezó a resbalar la empujó con una de sus aletas pectorales hacia arriba para evitar que cayera de nuevo al agua. Poco después la ballena se acercó a una nueva placa de hielo y la foca saltó hacia ella poniéndose a salvo de las orcas. Este episodio quedó grabado en una serie de fotografías tomadas por el propio Pitman, entre ellas la de la yubarta que llevaba sobre su pecho a la aterrorizada foca.
Después de ser testigo de este presumible acto de compasión por parte de la yubarta, Robert L. Pitman viajó por todo el mundo en busca de actos parecidos y asimismo recopiló todas las observaciones ocasionales de escenas similares, tanto observadas por otros biólogos marinos como por turistas. En julio de este año, Pitman y sus colaboradores publicaron un artículo en la revista Marine Mammal Science en el que analizaban un total de 115 interacciones entre orcas y yubartas (Pitman et al, 2016) y comprobaron que como ya se había observado en numerosas ocasiones, las madres defendían con gran intensidad a sus propios hijos de los ataques de las orcas, pero que también lanzaban ataques preventivos contra estos depredadores antes de que estos actuaran. En muchas ocasiones, la intención parecía ser la protección de los ballenatos de otras hembras, pero muy a menudo, y al igual que en el caso de la foca de Weddell que he descrito antes, ayudaron a una especie distinta.
Las yubartas tienen muy pocos enemigos cuando llegan a adultas y solo son vulnerables cuando son muy jóvenes. Los únicos depredadores a los que tienen que temer en esa fase de su vida son las orcas, y las madres yubartas para disuadirlas son capaces de emitir sonidos muy fuertes, aunque si a pesar de esto siguen insistiendo en el ataque no dudan en hacerles frente golpeando el agua con su cola, dando golpes con sus largas aletas pectorales o embistiéndolas. En la mayoría de las ocasiones las madres suelen viajar solas en compañía de sus ballenatos durante la migración que las lleva de las aguas cálidas donde tiene lugar los partos hasta las aguas frías donde se alimentan, y en algunos lugares pueden coincidir varias madres y sus crías. Y en esos lugares, suele haber grupos de orcas esperándolas.
Muchos animales son capaces de unirse para acosar a un depredador potencial, Por ejemplo, es frecuente que cuervos y cornejas, que en muchas ocasiones no están emparentados, se junten en grupos para acosar a un halcón. Este comportamiento, que recibe el nombre de "mobbing" ha sido descrito en varias especies de peces, de mamíferos terrestres e incluso de insectos, pero no había sido estudiado en mamíferos marinos hasta ahora.
Los resultados de este estudio confirmaron del total de casos en los que las yubartas se enfrentaron a grupos de orcas especializadas en la caza de mamíferos, solo en el 11% de los casos las presas eran crías de yubarta, mientras que el 89% restante comprendía otras 10 especies, que incluían tres especies de cetáceos, seis de pinnípedos e incluso varios casos en la que la especie a la que protegían era un pez, el pez luna.
Un hecho curioso es que las interacciones entre yubartas y orcas no se localizaban en una zona determinada, lo que podría dejar la duda de que ese comportamiento fuera exclusivo de unos individuos concretos. Las observaciones recopiladas por Pitman y sus colaboradores se repartían por prácticamente todas los lugares donde vive esta especie, por lo que todo indica que no son hechos puntuales sino que es algo generalizado en esta especie.
Las explicaciones a este comportamiento son muy variadas, aunque no se sabe con seguridad por qué las yubartas son capaces de arriesgarse a ser heridas o incluso a morir por defender a individuos de otras especies. Como mínimo, estas acciones supondrían una enorme pérdida de energía. La explicación más lógica podría ser que las yubartas obtienen algún beneficio al interferir en las acciones de caza de las orcas, pero ¿que beneficio pueden ser ese en este caso?
Este tipo de comportamiento podría mantenerse entre la población de estas ballenas si ocasionalmente tuviera algún beneficio para ellas, que sería suficiente para justificar que en la mayoría de los casos beneficien a otras especies. Según el propio Pitman, los animales tienden a actuar en su propio interés, incluso si las motivaciones en sí no están del todo claras para nosotros. En esta línea, otros investigadores, como Phillip Clapham, un biologo marino de la NOAA, ha sugerido que podría funcionar como una advertencia para el futuro, una forma de decirles a las orcas que se lo piensen dos veces antes de atacar a una yubarta. .
Lo cierto es que este artículo ha abierto de nuevo el debate sobre la existencia de conductas atruistas en los animales, incluso se ha llegado a decir que las yubartas pueden llegar a actuar contra las orcas por venganza. Lo que parece claro es que aún nos queda mucho por aprender de los animales y de sus comportamientos.
Referencias
Pitman RL, Deecke VB, Gabriele CM, Srinivasan M, Black N, Denkinger J, Durban JW, Mathews EA, Matkin DR, Neilson JL, Schulman-Janiger A, Shearwater D, Stap P & Ternullo R (2016) Humpback whales interfering when mammal-eating killer whales attack other species: Mobbing behavior and interspecific altruism? Marine Mammal Science. doi:10.1111/mms.12343.
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