No podía falta en la obra de un caballero su homenaje a la mujer palentina, y menos aún cuando se da la circunstancia de que nuestras mujeres -muestras, de hidalgo-, fueron ya objeto del homenaje bien sabido del rey don Juan I de Castilla en la merced desusada, pero no derogada, de poder llevar banda dorada sobre su tocado. Eran distinciones bien ganadas -que no privilegios- cuando los castellanos rendían culto a Dios, al trabajo y al honor, y las castellanas realizábanse haciendo de una casa humilde, de barro y paja, un hogar santo. Tanto, que hacían la vida en "la gloria".
Yo os propongo, caballeros, que nos unamos a este homenaje a la mujer palentina escuchando de pie esta marcha que don Antonio las dedicó.
Felipe Calvo, humanista palentino.
Ensayos y escritos en "Curiosón".