La broma de tal fracaso nos sale a los españoles por un ojo de la cara, unos 40 mil millones, según el propio Rajoy. Más déficit que añadir al existente. Huelga decir que consecuencias comportará a nuestras economías y vidas. Seguramente el margen de maniobra con el que contaban esta vez los mandatarios españoles, franceses e italianos era casi nulo. Merkel piensa ya en clave electoral de cara a las elecciones del año que viene. Pero seguramente no haya sido la única razón de este nuevo "nein". Muy probable que la jugarreta de la cumbre de junio haya pasado factura. Merkel no podía volver a presentarse ante los alemanes como una dirigente débil. Si así ha sido, ¡qué fracaso en la estrategia de Madrid, menuda mala gestión de las negociaciones! ¡Menudos diplomáticos!
Rajoy vive en otra galaxia, en su mundo de ilusión, cree que el pueblo es tonto (recortando y "españolizando" la educación algún día así será, pero hoy por hoy aún no somos lelos del todo); por eso se cree con derecho de ir por la vida diciendo lo primero que se le pasa por la cabeza. Hoy como las cosas no le han ido muy para allá, pues toca quitarle hierro, así que se dice: " Los 40,000 mil millones para la banca no son una de las principales preocupaciones del Gobierno. Y si España ha pedido el rescate bancario no ha sido porque le urja especialmente. Lo que pasa es que España quiere que haya una unión monetaria, y por eso es bueno que haya una recapitalización directa". Olé, olé y olé.
Claro que sí, al fin y al cabo ¿ qué es un 4% del PIB arriba o abajo ? No mucha cosa, o al menos eso debe pensar El Mundo, que en su edición digital reserva las palabaras de Rajoy para la cuarta noticia de la sección de economía, situando los comentarios de Rubalcaba en la página principal.
Dentro de unas semanas o meses cuando el Gobierno vuelva a subir impuestos, bajar prestaciones, recortar ahí y allá, nadie se acordará de lo que hoy ha pasado. Rajoy saldrá muy serio y dirá que el Estado necesita ahorrar 40.000 mil millones extras, y que por lo tanto, aunque no le guste, no le queda otro remedio que aplicar este nuevo paquete de medidas dolorosas. No hay alternativa, pero él sabe que está haciendo lo que hay que hacer, y cuando se hace lo que hay que hacer, es decir, cuando se actúa como Dios manda, no hay que tener miedo. Tarde o temprano se recogerán los frutos, y nuestra economía volverá a crecer, el paro disminuirá y bla, bla, bla.
¿Les suena a coña? ¿No me creen que vaya a pasar? ¿No se apostarán algo a que así es?