Esta semana en el cole de Adriana nos ofrecen canciones de distintas nacionalidades y hoy tocaba Grecia, estaba más que claro cuál iba a ser la música elegida, sólo conozo una música popular griega y es una danza, el sirtaki, popularizada a través de una composición de Mikis Theodorakis para Zorba el griego, Pero, a diferencia de otras veces, en las que me sé la programación, hoy no me dirigía al colegio avisado, lo primero que me había llamado la atención, la vista corre más que el oído, es que, en un corrillo formado por madres, una de ellas flexionaba sus rodillas rítmicamente, después, poco a poco, conforme me aproximaba, se fue incorporando el sonido de esa especie de bandurria que es el buzuki -supongo que es lo que suena en la canción de la película de Nikos Kazantzakis-. Y poco a poco también se fueron presentando inconexas imágenes del pasado, comenzando por Zorba's, un bar que no pisaba nunca con mis amigos del barrio pero en el que quedaba con los compañeros de la Facultad, en la calle Salamanca -no viene a cuento pero ¿habrá en Barcelona alguna calle Salamanca?-, unas cuantas cervezas me he tomado en la acera de Zorba's, ahora ya ni existe, cada vez que paso por el cruce calle Salamanca con Conde Altea busco inutílmente la terraza y los toldos rojos, mientras tanto una sonrisa se dibujaba en mis labios y mis ojos se posaban, durante un instante, en un lugar indeterminado, también vinieron imágenes de botellas de agua mineral de litro y medio para paliar la sensación de calor, olor a especias, carne colgada en los mercados con moscas revoloteando, sandalias de cuero, regateos en las tiendas -algo que me es odioso por mi propia torpeza para tal menester-, café con el poso incorporado, botellines de cerveza que intento abrir en una barandilla de la terraza de un hotel, pero en este -dicho con todo el cariño del mundo- puto país qué hay que hacer para coger un taxi, persecuciones a cucarachas color naranja caldero para cazarlas porque entonces me parecían muy exóticas como si un insecto no pudiera tener un color tan metálico -ahora creo que saldría corriendo-, aburridos viajes en la cubierta de un barco sobre calmadas aguas azules con miradas furtivas a una chica muy morena, de ojos profundos y con el pelo largo y rizado, hace varios días que intuyo que le gusto, no es para un polvo cualquiera y por timidez, no pasaré más allá del hola, buenos días, un comentario intracendente y adiós, un pelícano muy sociable, aguas transparentes, mucho Seat Ibiza, souvlaki -o una especie de pinchos con patatas fritas y limón-, pescado fresco asado a la orilla de la playa... , imposible no pensar en el paso del tiempo, aunque lo que siempre digo: con lo que me ha costado llegar hasta aquí por nada del mundo volvería atrás, he atravesado hermosos valles, es cierto, pero tamién he tenido que subir grandes y difíciles puertos de montaña. Vaya, ya sale Adriana. Cariño, abrígate bien que hoy hace mucho frío.
Y os dejo con la pareja formada por la cantante Mary Linda y Manolis Chiotis, un virtuoso del buzuki: