El viaje está llegando a su fin, pero todavía nos queda por ver uno de los espectáculos de la naturaleza más impresionante que hemos visto en nuestras vidas: las cataratas del Niágara.
Hoy es otro día de los de madrugar pues queremos llegar al parque nacional Niagara Falls a tiempo de comenzar a visitarlo. A las 8:30 ya estamos en ruta, el día se presenta de nuevo lluvioso, con una temperatura de 21°C. Nos hubiese gustado visitar un poco más el Estado de Nueva York pero no hay tiempo, tenemos que atravesarlo completamente y aquí hay uno de los límites de velocidad más bajos de toda Estados Unidos: 65 millas por hora en autopista lo que equivale a 104 km/h (aunque en el tiempo que llevamos viajando por este país no hemos visto que nadie respete los límites de velocidad)
A las 16:00 llegamos a nuestro destino, el aparcamiento de Goat Island, una isla situada en medio del río Niágara. Estacionar nos cuesta 10$ por todo el día (existen otras áreas de estacionamiento en el parque)
Las
El día está muy oscuro pero afortunadamente no llueve; lo primero que hacemos es dar un paseo por la zona para contemplar las cataratas desde todos los miradores posibles.
cataratas del Niágara están formadas por dos cascadas principales: la American Falls que está en Estados Unidos y la Horseshoe Falls (llamada así porque tiene forma de herradura) que está situada entre Estados Unidos y Canadá y es la más grande.
Tras el paseo nos dirigimos a coger el barco que te lleva hasta el centro de la catarata de herradura llamado The Maid of the Mist (la dama de la niebla), un nombre muy apropiado pues la niebla que genera la propia cascada es tremenda, llega un momento del trayecto, cuando estás justo en el centro, que apenas puedes ver lo que tienes alrededor. Pero la experiencia merece la pena, tengo que decir que es una de las cosas que más nos gustó del viaje. El precio de esta atracción son 17$ por persona e incluye la posibilidad de acercarse al regreso a la base de la American Falls, a través de unas escaleras. Este mismo trayecto puede realizarse desde Canadá, los barcos van zarpando de forma constante intercalándose de un país y de otro.
Estados Unidos poncho azul, Canadá poncho rojo; todo muy patriótico :) El poncho de lluvia está incluido con la entrada, porque aunque no llueva vais a terminar muy muy mojados. Os aconsejo zapatos que se puedan empapar como sandalias, yo llevaba deportivas y calcetines y acabé calada.
Empapados, pero muy emocionados, así es como ha concluido esta excursión. Os la recomiendo sin ninguna duda, Nuestra intención era continuar con la atracción si visitáis las cataratas del Niágara no os perdáis The Maid of the Mist. En el video más abajo podéis ver un poquito de esta experiencia.
la caverna de los vientos, un ascensor que te baja hasta la base de la American Fall; pero como he comentado esto mismo podías hacerlo tras montar en el barco (justo por el lado opuesto de la cascada) y no era cuestión de gastar más dinero para lo mismo.
Tras tres horas y media de visita nos dirigimos a Canadá porque tenemos el hotel en la ciudad canadiense de Niagara Falls; una ciudad creada puramente para el turismo. Choca un poco el contraste de pasar de un parque nacional protegido a una ciudad llena de restaurantes, casinos y hoteles.
El paso más cercano para cruzar a Canadá es el Rainbow
Bridge (el que se ve en la foto), pero leí que suele estar muy atascado y que puede tomar hasta una hora atravesarlo ya que es el punto fronterizo más turístico. Como alternativa nosotros cruzamos por el puente Queenston-Lewiston a unos 8 km y la cosa fue bastante rápida. En la frontera apenas había seis o siete coches delante de nosotros mostrando sus pasaportes. Tras instalarnos en el hotel y cenar nos dirigimos hacia las cataratas. Hoy es viernes y tenemos la suerte de que todos los viernes y sábados desde el 15 de mayo hasta el 7 de septiembre se lanzan fuegos artificiales sobre el río a las 22:00 (no sé si esto será así todos los años) Además desde las 21:00 hasta medianoche del 1 de mayo al 13 de agosto se iluminan las cataratas con luces de colores. A mí personalmente me gusta más su color natural, hubiera preferido que las iluminasen sin colorines, pero bueno todo tiene su encanto.
Hora de dormir, hoy hemos recorrido en coche 668 km.
Antes de partir hacia Toronto nos damos un paseo por el lado canadiense de las cataratas del Niágara para verlas de día desde esta nueva perspectiva.
Vinimos hasta aquí con ganas de conocer este sitio porque nos gusta la naturaleza y porque parecía un punto lógico a incluir en nuestro recorrido; pero con cierto recelo porque imaginábamos que estaría demasiado abarrotado de turistas y que sería todo muy comercial y eso no nos va demasiado. Pero nos vamos con una gran satisfacción, y no es que no ocurriese todo eso de la masificación, es sencillamente que el espectáculo de toda esa agua cayendo sin cesar, el sonido, los colores,... es tan increíble que la naturaleza prevalece sobre todo lo demás.
Contemplar las cascadas es como hipnotizante; te olvidas de que tienes gente empujándote a un lado y al otro y te quedas solo con la magia del lugar. Yo estoy totalmente enamorada de ese color entre verde aguamarina y azul turquesa del agua justo en el momento en que inicia su caída hacia el abismo (lástima que en las fotos no se aprecie mucho)
Os dejo un vídeo en el que podéis ver las cataratas desde casi todos los ángulos, también desde el barco y con la iluminación nocturna.
Con esto termina nuestro recorrido por el este de Estados Unidos, pero aún tengo que contaros nuestra experiencia en Toronto. Eso será en el próximo post.