Las causas de la producción II.

Por Juanferrero
"...para entender mejor esta cuestión acudamos a Ortega y atendamos a la diferentes formas de como se ejerce la técnica para ver, de nuevo, la difícil cuestión de la diferencia entre producción artificial y natural." 
   Ortega diferencia tres tipos  de  técnica según el modo de hacer y no por un invento u otro. El modo de hacer implica el problema de la diferencia entre producción natural y producción artificial. Lo que Ortega entiende como técnica del azar que comprende todo el Paleolítico y parte del Neolítico se caracteriza  este modo de hacer que la producción de artefactos no se ve como algo distinto a lo natural, porque es la comunidad entera la que da sentido a tal producción, y aunque podamos diferenciar un campo normativo distinto de las reglas naturales, para el agente no hay solución de continuidad, solamente con la técnica del artesano que alcanza su máximo esplendor en Grecia y Roma el ser humano, en palabras del propio Ortega, la técnica se siente como algo exento y aparte. La especialización, los gremios permiten esta conciencia de que la técnica es algo distinto de la naturaleza, y ello porque la misma especialización ha disuelto la comunidad de producción que ha caracterizado gran parte de la evolución humana, esta comunidad de producción no solamente garantiza las formas de los artefactos, las cosas mismas, su contenido, sino que es en primer lugar el sentido de tal técnica, la expresión de su función, que no puede ser rigurosa, verdadera, esto sólo ocurre cuando el sentido se diluye entre los distintos especialistas que conviven en un mismo espacio, la ciudad... Por tanto, según estas premisas la diferencia entre producción artificial y natural que hemos situado en el Homo erectus, según este planteamiento de Ortega es mucho más reciente, y sólo tiene una antigüedad de seis mil años, cuando aparecen las primeras ciudades estado, la escritura y el dinero... como instituciones que delimitan definitivamente el campo normativo, la función normativa como distinta de la natural. La técnica del técnico que tiene un origen mucho más reciente, de finales del siglo XVIII,  ahonda en la distinción entre sentido y verdad, que ya revelara la técnica del artesano, además de un nueva forma de plantear la relación con las tecnologías que simulan no sólo la fabricación, producción sino los usos, los sentidos que se le da a lo fabricado, la retroalimentación que no reducción entre forma y función adquiere una nueva dimensión, por su diversidad.
   La causa agente cambia en las distintas formas de producción, mientras que en la técnica del azar las cosas las hacen los individuos, el agente último, es la comunidad entera la depositaria del sentido de la producción, puede haber más o menos distinción de los individuos porque son más o menos capaces, pero el agente no se distingue de la comundidad, aunque sean unas manos concretas las de un individuo y no las de otro, aquí la noción de población sigue siendo tan relevante como en los estudios de biología. En el caso de la técnica del artesano la población es el gremio, pero el individuo adquiere mayor importancia que en el anterior período, el individuo que hace no tiene como referencia a la comunidad entera de producción sino a una comunidad distinta, la de usuarios que no coincide con la de productores que se ha diversificado, en todo caso el artesano es capaz de hacer un útil de principio a fin, pero la finalidad del producto es exterior al propio fabricante, cosa que no es en la técnica del azar, ya que el sentido de la misma queda imbricado antes y después de la fabricación, no se diferencia al usuario del productor.   Con la técnica del técnico, el agente vuelve a ser una comunidad, en la medida que la producción no están en manos de un individuo, sino de un grupo, pero la diferencia con la técnica del azar es que la forma de expresión de estos individuos no prima el sentido sino la verdad, el estudio de la forma, su aritmetización y geometrización. El sentido es un reducto que no está en manos de los productores, sino del emprendedor que cree que aquello que fabrica, mejor dicho rubrica con su firma (firma como empresa), cree que puede ser del gusto, del agrado de los usuarios finales que encontraran el sentido final.