La investigación, publicada esta semana en la revista Nature Cell Biology, confirma que la senescencia podría ser inducida en las primeras etapas del cáncer para reprimirlo.
"Sabemos desde hace más de 20 años que las células senescentes segregan una gran cantidad de factores, pero no fue hasta hace aproximadamente una década que las personas se dieron cuenta de que podría influir profundamente en las células del entorno", comenta Jesús Gil, coautor del estudio.
Lo que Gil y su equipo se cuestionaron sobre el ‘secretoma' o conjunto de secreciones, era si podría causar senescencia en otras células cercanas. La respuesta fue un sí rotundo. "Hemos encontrado que tanto in vitro como in vivo, las células senescentes están rodeadas por células normales que han adoptado esa característica".
Con la existencia de este envejecimiento paracrino confirmado, el siguiente paso fue identificar los múltiples factores secretados que causaban la transmisión de la senescencia.
Los efectos de estas secreciones son contradictorios. “En función de las células y el ambiente, la senescencia puede promover o suprimir el desarrollo de tumores", comenta Gil.
“Los factores que provocan la senescencia son en su mayoría dianas fáciles para los fármacos. Podemos inhibirlos o activarlos usando medicamentos que ya están disponibles". Definir lo que hace que las secreciones aumenten o supriman el desarrollo de tumores será crucial para el desarrollo de fármacos.
Al final de su vida, después de haberse dividido cincuenta veces o más, nuestras células a menudo descansan y se jubilan. Durante la senescencia siguen activas pero no pueden duplicarse más.
Aunque siempre se ha asociado al envejecimiento, este fenómeno también se activa mediante oncogenes que mantienen a raya las células dañadas y peligrosas, para evitar su propagación. (Fuente: CRG)