Las cenizas de Ángela - Frank McCourt

Publicado el 10 agosto 2011 por Rusta @RustaDevoradora
Editorial: Maeva
Páginas: 488
ISBN: 9788496231610
Precio: 9 €

Frank McCourt

Frank McCourt (Nueva York, 1930 - 2009) empezó su carrera como novelista tras jubilarse. Primero escribió algunas novelas junto a su hermano; sin embargo, el éxito le llegó en 1996 con Las cenizas de Ángela, un libro en el que plasmaba su dura infancia en las calles de Irlanda y le hizo ganar el Premio Pullitzer a la mejor biografía. McCourt no tuvo una vida fácil: nació en un barrio pobre de Brooklyn y cuando tenía tres años de edad su familia se trasladó a Irlanda, el país en el que nacieron sus padres. Allí, él y sus hermanos vivieron en la pobreza, con un padre alcohólico incapaz de mantener un empleo y una madre que luchaba por ellos día a día. Al cumplir diecinueve años, Frank se marchó a Estados Unidos con el objetivo de cambiar de vida, y lo consiguió. En Lo es (1999) relata sus experiencias a partir de ese momento, y en El profesor (2005) recoge su experiencia como profesor de escuela. También publicó Ángela y el niño Jesús (2007), un cuento sobre la infancia de su madre.

Las cenizas de Ángela

El libro narra la infancia de Frank McCourt (la Ángela del título es su madre). Todo comienza con la familia en un barrio pobre de Brooklyn, a principios de los años treinta. Frank es el mayor, y le siguen Malachy (un año menor que él), los gemelos Oliver y Eugene y la pequeña Margaret. Esta muere al poco tiempo de nacer, y entonces los padres toman la decisión
de volver a Irlanda, su tierra natal.
Se instalaron en el pueblo de Limerick, un lugar en el que las cosas no son sencillas para nadie. Viven en la más cruda pobreza: el padre, alcohólico e incapaz de ser responsable de un trabajo, apenas aporta dinero a casa, por lo que dependen de la caridad. La casa es pequeña y con malas condiciones, pero no pueden aspirar a nada más. Los familiares de Ángela no quieren ayudarlos porque nunca aprobaron su matrimonio. Por si todo esto fuera poco, los gemelos mueren por las nefastas circunstancias, y más tarde llegan otros McCourt al clan. Más bocas que alimentar.
Los hijos mayores, Frank y Malachy, deben contribuir con lo que puedan y, en cuanto tienen la edad suficiente, se ponen a trabajar. Entre otros empleos, Frank hace de repartir de correo. Aun así, su sueño va más allá de lo que puede ofrecerle Irlanda: quiere ahorrar para viajar a Estados Unidos, volver al lugar donde nació y dar un rumbo completamente distinto a su vida.
Impresiones
Leí este libro hace ya varios años. Me lo recomendaron en un foro que frecuentaba en aquella época, y eran tales las muestras de entusiasmo de aquellos que lo habían leído, que decidí adquirirlo sin ni siquiera saber de qué iba. Las extraordinarias ventas y el Premio Pullitzer lo avalaban, y aunque ya sabéis que no me fío demasiado ni de los premios ni de los bestsellers, sí que pienso que para que una historia conquiste a tanta gente debe de tener algo bueno. Y Las cenizas de Ángela lo tiene.
En esta obra encontramos el relato de una familia numerosa que pasa por penurias económicas en una época ya de por sí dura. El padre alcohólico, la madre impotente ante la situación, los hijos mayores que se dan cuenta de lo que ocurre, etc. Sin lugar a dudas, estamos ante una historia de superación personal de las que tanto me gustan: sabemos de antemano que Frank logró viajar a Estados Unidos y estudiar, de modo que todo ese sufrimiento en su niñez se vio compensado con lo que vino después. Este tipo de libros me transmiten mucha fuerza, me parece enriquecedor conocer este tipo de experiencias para aprender a valorar más lo que tenemos.
Un aspecto que hace especial a Las cenizas de Ángela con respecto a libros similares es la perspectiva infantil de Frank. El autor supo ponerse en la piel de su yo niño y emplea expresiones propias de alguien de corta edad, sin el tono serio de las biografías convencionales. Para el lector resulta impactante encontrar a un muchacho que narra las difíciles vivencias de los suyos con tanta naturalidad, simplemente con los ojos de la inocencia. Esto me lleva a otra ventaja: no cae en dramatismos ni se regodea en los momentos malos. El narrador se limita a contarnos su experiencia, cómo salió adelante; el dejo desenfadado de la voz del pequeño evita que la lectura nos haga llorar constantemente.
Ahora bien, no todo son ventajas: a ratos se me hizo aburrido, y no considero que Frank McCourt tenga una gran prosa. Creo que supo encontrar el momento adecuado para plasmar sus memorias, y acertó con el enfoque infantil. Cabe destacar que ganó el Pullitzer de biografías, no el de novela, un detalle importante (en los aspectos «literarios» hay muchos libros que le dan mil vueltas, en mi opinión). La historia se podría haber contado con cien páginas menos, aunque de todos modos reconozco que en ningún momento me planteé abandonarla.
También quiero decir que a menudo se da mucho valor a las historias protagonizadas por niños en circunstancias difíciles, narradas desde su perspectiva. Supongo que porque los niños pueden conmover al lector con más facilidad (se me vienen a la cabeza El niño con el pijama de rayas o el más reciente Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea); aun así, en mi opinión no podemos limitarnos a este tema a la hora de valorar una novela. Soy la primera que disfruta muchísimo del punto de vista infantil cuando está bien hecho, pero un libro debe tener más cualidades para ser redondo. Y, tal y como he comentado, a mi parecer este libro no es una obra maestra, por mucho que la historia que hay en él sí que sea digna de admiración y de todos los aplausos del mundo.
Quiero aprovechar esta opinión para recomendar otros libros de este estilo. Las cenizas de Ángela tuvo la suerte de obtener una gran aceptación, pero infancias terribles ha habido muchas y la literatura se ha encargado de recoger muchas de esas historias. Mi favorita es Un árbol crece en Brooklyn (Betty Smith), que además guarda muchas similitudes con el libro que os he comentado hoy, aunque en su caso está protagonizado por una niña y el amor por los libros tiene un papel importante en la trama. También me vienen a la cabeza El silencio de las palabras (Jean Kwok), sobre una niña china que llega a Estados Unidos y también pasa por penurias; o la novela juvenil Cuando Hitler robó el conejo rosa (Judith Kerr), sobre los refugiados de la Segunda Guerra Mundial. En fin, historias reales sobre niños no faltan.

En general, Las cenizas de Ángela no me cautivó, aunque reconozco que narra una buena historia con muchos puntos de interés. Te implica en la vida de una familia que pasa por tantas adversidades, a veces sientes impotencia por el padre alcohólico, en otras asombro por cómo Frank logró salir adelante a pesar de las enfermedades y las malísimas condiciones a las que tuvo que hacer frente. En definitiva, consigue captar el interés el lector y el punto de vista infantil está muy bien conseguido. Los únicos peros que le pongo se deben a algunos altibajos en el ritmo y al hecho de que no me parece una obra redonda. Sé que hay una película basada en el libro, pero no puedo deciros nada sobre ella porque no la he visto.

Las continuaciones

Frank McCourt escribió una continuación de Las cenizas de Ángela, Lo es. En este libro, que tuvo mucha menos repercusión, narra su vida desde los diecinueve años (momento en el que se embarcó rumbo a Estados Unidos para hacer realidad sus sueños) hasta la muerte de su madre. Lo he leído, y sinceramente discrepo un poco de la opinión general (mala no, lo siguiente). Carece del encanto del punto de vista infantil, pero aun así la considero una historia interesante para quienes disfruten de los relatos de superación personal. Eso sí, tened paciencia con las primeras páginas: al principio Frank me parecía un joven insoportable y a punto estuve de dejarlo sin terminar. Por suerte, luego madura y la cosa mejora, aunque en ningún momento llegue a impactar tanto como el primero.
Después el autor escribió dos libros más, también basados en su vida, aunque en estos casos sin continuidad con los anteriores. El primero de ellos, El profesor, recoge experiencias de él como docente (ojo, no se trata de la tercera parte de Las cenizas de Ángela porque en Lo es ya lo vemos como profesor), y según dicen es una buena opción para personas que se dedican a la enseñanza. A mí no me llama demasiado, la verdad. La otra obra no es un libro, sino un cuento llamado Ángela y el niño Jesús, un relato tierno sobre la infancia de su madre. Pasó muy desapercibido en España y tampoco lo he leído.
Mi valoración: 7,5/10