Autora: Katie Alender
Saga: Las chicas malas no mueren #1 (de 3)
Editorial: Versátil
Fecha de publicación: Septiembre 2010
Alexis creía que llevaba una existencia totalmente disfuncional en el instituto: disfuncional como el matrimonio de sus padres; como Kasey, su hermana de trece años loca por las muñecas; incluso como su propia actitud antisocial y su animadversión hacia las animadoras. Kasey se comporta de forma más extraña que nunca:sus ojos azules se vuelven verdes, utiliza lenguaje extraño y anticuado, e incluso llega a tener lagunas sobre las que afirma no recordar nada de su extraño comportamiento. La casa en la que habitan también está cambiando.Las puertas se abren y se cierran solas, el agua hierve sobre los fogones apagados, el desconectado aire acondicionado transforma la casa en un lugar helado en el que las chicas pueden ver sus propias vaharadas. Alexis sabe que es la única persona que puede detener a Kasey. Pero, ¿y si esa niña de ojos verdes ya no es Kasey?
Alexis y su hermana llevan mucho tiempo viviendo en esa casa. Sin embargo de un tiempo a esta parte, la pequeña Kasey se comporta de un modo extraño y para colmo de males tiene los ojos de un inusual color verde. No solo eso, sino que las puertas de la casa se cierran y abren solas, la voz de Kasey va cambiando de tono así porque sí y el aire acondicionada va a su libre albedrío. Todo parece indicar que en esa casa hay fantasmas... ¿pero cómo va Alexis, la chica más marginada del instituto, a matar algo que ya está muerto?
La otra parte de este libro es la que no me ha gustado tanto. ¿Y bien?, diréis. Me refiero a todo ese género abyecto de lectura barata de instituto que se filtra entre las páginas del libro. Alexis, la protagonista de la novela, es una fracasada (y se parece a mi, lo cual, francamente, me preocupa); pero a pesar de ello, todo el mundo la conoce, sabe quién es y con quién va y ha tenido sus rifirrafes con el 80% del equipo directivo escolar. Dejando esa extraña no-popularidad aparte, voy a hacer una llamada auna historia de amor que ni pincha ni corta en la novela y que supongo que habrá sido introducida para hacer bulto y más páginas porque si no la cosa se quedaba corta. Así es: la trama principal es muy corta, y lo más probable es que tal y como es quedara un poco seca en el libro... pero aun así, no me gustó la historia de amor. ¡Nada! El chico es un personaje totalmente vacuo, que tenía una historia por detrás que no se resalta para nada. Y los demás personajes también son así: no se ahonda en personalidades, tan solo en la de la pequeña Kasey y un poquito en la de Alexis, lo cual ha sido una lástima.
En definitiva, Las chicas malas no mueren es una lectura amena con una historia de terror interesante y bien llevada (al menos hasta el final) y con una parte más realista que no queda muy allá en la trama. Unos personajes poco definidos y desarrollados, pero una escritura que sin duda gustará a más de uno y un ritmo que hará que devores el libro. Si lo coges sin apenas expectativas, será una buena novela; en el caso contrario, te entretendrá lo justo y necesario.