Al ilustrador David Uhl el destino se le cruzó en su camino en forma de moto, concretamente cuando en 1988 adquirió una Harley Davidson, un hecho que debió marcarle hasta el extremo de convertirse en una señal de identidad de su estilo y fuente inequívoca de inspiración. Eso y las chicas atractivas, una combinación de lo más sugerente que completa a la perfección su forma de expresarse. Esta segunda inspiración vino de la mano del pintor estadounidense Gil Elvgren, referente indiscutible del arte de las pin-up y su glamour inconfundible. Después de la creación de su propia empresa de diseño e ilustración, Uhl Studios, un día del año 1998 decide presentar uno de sus trabajos a la compañía de motos Harley Davidson, que sorprendida por el buen hacer del artista y su perfecta fusión entre sus máquinas de dos ruedas y el icono nostálgico de las pin-up, decide conceder la oportuna autorización para realizar las ilustraciones de sus modelos más emblemáticos. Le cede una colección de fotografías en blanco y negro, en donde se visiona un recorrido por la historia de las motos de la legendaria empresa americana y David Uhl no pierde el tiempo, realizando una trayectoria sentimental con ese aire retro y lleno de encanto, que parece llevarnos de regreso a los años del glamour más clásico. En sus pinturas no sólo se limita a la reproducción de la conocida marca de motocicletas, de vez en cuando nos sorprende con algún avión clásico, quizás por la relación que también existió entre algunas aeronaves de combate y las pin-up que aparecían dibujadas en su fuselaje. El de arriba tiene poca apariencia de chica sexi. Se trata de Erwin Baker, también conocido como "Cannonball", uno de los primeros pioneros del motociclismo. Cuentan, estimaciones un tanto exageradas, que hizo más de ocho millones de kilómetros entre Estados Unidos, América Central y Cuba. Con su Indian Racer de 1909 realizó unas cuantas hazañas, entre ellas la de cruzar EE.UU de punta a punta en once días. Aunque, al ser una moto de la competencia, no creo que sea un encargo que Harley Davidson le hiciera al bueno de David Uhl, que no sólo pintaba chicas en moto, reconociendo, no obstante, que sus obras más emblemáticas son las que retratan a los iconos representadas por las famosas pin-up.