Esta novela tan colorida es la que recibí hace algunos días gracias a Bloguzz. La empecé anteponiéndola a otros libros que tenía pensado leer antes porque tenía bastante curiosidad, y me ha gustado bastante, aunque no para un 10.
Cuanta la historia que se desarrolló en Villa Veneno, pueblecito del que incluso el nombre tiene historia propia, donde nace un niño entre los gritos de su madre proclamando que ha sido engendrado por el demonio. Tanto es así que le da el nombre de Lucifer al pobre niño, motivo por el cual el cura del pueblo se niega a bautizarle.
Lucifer crece en medio del odio que su madre le profesa, así como sus vecinos, y además peor no le puede ir cuando se descubre que sufre de epilepsia, con lo que las habladurías sobre su naturaleza maligna no tardan en correr de boca por Villa Veneno.
Pero no solo es la historia del muchacho; también conoceremos las vicisitudes de sus familiares, cada cual más extraño que el anterior, así como las del del médico del pueblo y del cura Teodoro. Precisamente el cura es un personaje que me ha encantado porque, después de 20 años ejerciendo diligentemente su profesión, se enamora perdidamente de una chica huérfana del pueblo y, aunque no peque con sus actos, el pobre no para de autoflagelarse porque peca de pensamiento (y de corazón, jaja).
A mi modo de ver, la historia gana con cada página: la segunda mitad del libro sin duda es mucho más entretenida, porque parece que las cosas suceden más pausadas y los personajes interactúan más unos con otros. El principio me resultó un poco cuesta arriba. Es un argumento totalmente inverosímil y cada cosa que uno hace está descrita de una manera tan exagerada que, aunque sepas que es algo más o menos normal, no te puedes creer que sea cierto.
Lo mejor es el estilo de la autora. Para describirlo no se me ocurre otra cosa que decir que es como María Dueñas, pero con acento y palabras cubanas. Quien haya leído El tiempo entre costuras recordará que la autora no te deja respirar: vas a velocidad de vértigo, hay mucha información metida en cada línea y lo lees sin parpadear, no vaya a ser que te pierdas algo. Pues igual es Ana Cabrera Vivanco con el vocabulario típico cubano, pasional, exagerado y florido, en el que a cada cosa se le llama por su nombre, con lo que le da un acento literario único. Esa ha sido mi sensación.
No he sabido muy bien qué puntuación ponerle: por una parte el argumento no me decía nada ni me llamaba demasiado hasta que se llega a a centrar más en el padre Teodoro, a partir de la segunda mitad, que fue lo que más disfruté y que además es la parte más romántica y “normal” de la novela. Pero por otro lado hay que reconocer que la autora escribe maravillosamente bien y que te sabe mantener pegado a las páginas, con un libro que al final se lee en un suspiro de tal velocidad de lectura y acontecimientos. Así que se queda en un 4. Sería un 3 si tuviera el día más crítico, seguramente.
Para terminar, os dejo con las primeras líneas de Las cien voces del diablo, que seguro sorprenderán a los que ya lo hayan leído:
Título: Las cien voces del diablo Autor: Ana Cabrera Vivanco Editorial: Grijalbo Encuadernación: Tapa blanda con solapas ISBN: 978-84-253-4564-7 Páginas: 288 Precio: 17,90 € Propósito personal: no lo cumple RETO 2011: Br, BromoHabía vivido su muerte tantas noches en los delirios del sueño que, el día que lo lincharon en la plaza de la iglesia, pensó que lo que estaba viviendo no era más que otra de sus pesadillas. Acababa de cumplir veintiún años, pero desde que tuvo uso de razón sabía que estaba en su destino morir de muerte violenta. La estocada de la muerte no simbolizaba para él una señal de castigo; tampoco un acto de ensañamiento o venganza. Para Lucifer Domínguez Amargo, despedirse de la vida suponía inevitablemente alivio y liberación.