Y es que cada vez más se observa a las ciudades como palancas económicas, al mismo tiempo que son precisamente éstas los núcleos que tienden a concentrar mayores bolsas de pobreza. Este "paper" es el resumen de un estudio titulado “Cities, Growth and Poverty: A review of the evidence” realizado en 2013 por Neil Lee, Paul Sissons y Ceri Hughes de la Work Foundation, Anne Green, Duncan Adam y Gaby Atfield del Instituto para la investigación sobre el empleo de la Universidad de Warwick y Andrés Rodríguez-Pose de la London School of Economics. Datos que señalan:
- El crecimiento económico no siempre reduce la pobreza. Muchas de las ciudades consideradas más exitosas en términos económicos han mantenido o aumentado sus ratios de pobreza incluso en periodos de crecimiento económico.
- Los incrementos en la productividad a nivel local son importantes para el éxito económico pero tienen poco impacto en la reducción de la pobreza. Por su parte el crecimiento del empleo si que tiene un impacto significativo. La cantidad y la calidad de los nuevos empleos es el factor crítico de éxito para reducir la pobreza en las ciudades.
- Los beneficios del crecimiento en sectores innovadores, basados en el conocimiento no reducen la pobreza de las familias, ya que nada garantiza que toda la ciudadanía se beneficie del crecimiento de la economía local, este crecimiento no siempre lleva a todas las áreas del núcleo urbano. Las ciudades necesitan mejor medición de quien se beneficiará de las diferentes iniciativas para el crecimiento local y cómo.
- Por otra parte el impacto del crecimiento del empleo en la pobreza depende de los nuevos nichos y la calidad de los mismos, las características de la propia población y otros factores como la calidad de las conexiones de transporte.
- Las competencias también son aquí un factor particularmente importante tanto a la hora de asegurar el crecimiento económico urbano como a la de reducir la pobreza. El desarrollo de unas competencias básicas e intermedias y la calidad de los puestos de trabajo, incluido los de baja cualificación, debe ser considerada fundamental para desarrollar una economía urbana sostenible.
- Finalmente señalan que las ciudades no deben abordar el crecimiento y la pobreza en agendas separadas. La reducción de la pobreza brida una serie de beneficios económicos y financieros, fundamentales en el impulso del crecimiento económico local y en la demanda futura de servicios públicos urbanos.
Este informe me recordaba el reciente caso de la ciudad de Detroit que en 2013 se declaró en suspensión de pagos con una deuda que supera los 18.000 millones de dólares, unos datos sobre su declive completados con los de su descenso poblacional (de los dos millones de la década de los 50 a los 700.000 de la actualidad), los 800.000 viviendas vacías, el 50% de sus parque cerrados y el tercio de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Para Paul Krugman, profesor de Economía en Princeton y Premio Nobel de 2008, el factor empleo también es clave en el caso de la ciudad de Michigan. “Es verdad que en el caso de Detroit, la disfunción política y social parece haber empeorado las cosas. Una consecuencia de esta disfunción ha sido un caso grave de “dispersión laboral” en la zona metropolitana; los empleos abandonaron el núcleo urbano aun cuando el empleo en el área metropolitana de Detroit seguía creciendo, y aun cuando otras ciudades estaban viviendo una especie de renacer de los centros urbanos. Menos de una cuarta parte de los trabajos que se ofertan en la zona metropolitana de Detroit se encuentran a menos de 20 kilómetros del céntrico barrio tradicional de negocios; en el centro de Pittsburgh, otro ex gigante industrial cuyos días de gloria son cosa del pasado, la cifra supera el 50%. Y la relativa vitalidad del centro de Pittsburgh podría explicar por qué la que fuera capital del acero da muestras de un renacer, mientras que Detroit no para de hundirse”.