El 17 de diciembre de 2014 pasará a la historia por ser el día en que Estados Unidos y Cuba retomaron su relación diplomática tras 54 años de crisis institucionales, disputas geopolíticas, persecuciones ideológicas, restricciones económicas o intentos de asesinato. Para entender un poco mejor como se ha llegado a este punto es bueno echar la vista atrás para conocer la historia del embargo y la turbulenta relación entre la superpotencia americana y la isla revolucionaria. Ésta es la versión gráfica de esa apasionante historia y las claves del deshielo político.
1. Obama, contra pronóstico
Desde su llegada a la Casa Blanca, Obama se ha mostrado partidario de suavizar las relaciones con Cuba. En 2009 y 2011, como se ve en la cronología, ya actuó para aligerar las restricciones impuestas por sus predecesores. Ahora, el presidente ha vuelto a sorprender con el inicio del deshielo a Cuba, una decisión que marca su nombre en los libros de historia. 2014 ha sido el peor año de Obama. Su declive se ha acentuado y su imagen ha caído tan bajo que incluso los demócratas que aspiraban a ganar escaños en las elecciones de medio mandato le dieron la espalda. Todo el mundo pronosticó la muerte política del primer presidente negro de los Estados Unidos pero eso de ser un pato cojo no va con él. Como analiza el periodista Marc Bassets, “Obama ha sabido usar el margen escaso que dejaba un Congreso adverso para hacer política y demostrar que la presidencia sirve de algo”, aunque se sirva de ordenes ejecutivas. Con los acuerdos climáticos con la China, la regularización migratoria y ahora el deshielo de Cuba, Obama está demostrando el sorprendente potencial de su política de “no hacer nada estúpido”.
Remember when Barack Obama couldn’t get anything done because he was a lame duck President who lost the midterms? That was six weeks ago
— Jon Favreau (@jonfavs) diciembre 17, 2014
2. El embargo, una medida inútil
Barack Obama nació ocho meses después que Eisenhower anunciara que se rompían las relaciones con la Cuba del recién ascendido al poder Fidel Castro. Al anunciar este miércoles que se retomaba la diplomacia con la isla, el presidente remarcaba que “tratar de impulsar a Cuba hacia el colapso no nos ha servido en los últimos 50 años”. Los anteriores presidentes estadounidenses fueron mucho más hostiles al régimen castrista y aumentaron las restricciones del embargo con la intención de que surgiera una democracia. Los realistas podrían decir que con el conflicto de Ucrania se revive el pasado pero el movimiento de Obama se demuestra que esa dialéctica anticomunista de la Guerra Fría parece haber desaparecido en referencia a Cuba.
3. El embargo aún resiste
Aunque el acercamiento diplomático entre los Estados Unidos y Cuba es muy relevante, aún queda mucho trabajo por hacer. El pacto entre los dos países servirá para reducir las restricciones de los viajes y negocios en la isla y para la liberación mutua de presos, pero no se pone fin al embargo. Obama ha dado un paso importante que debilita de facto la medida aprobada por Einsenhower yKennedy pero no puede hacer nada más. El Congreso es el único que puede acabar con el embargo comercial de la isla. Las elecciones midterm lo dejaron en manos de los republicanos, quienes ya han asegurado que harán lo posible para bloquear el acercamiento. Obama se limitará a las reducciones que le permite su poder ejecutivo.
4. La generación del cambio
No sólo se trata de una nueva generación política sino también de los ciudadanos. En los últimos años se ha pedido desde diversos frentes mejorar la relación entre ambos países. La ONU hace dos décadas que pide retirar el embargo y Mercosur ha celebrado un acercamiento diplomático que mejorará las relaciones comerciales en Latinoamérica. Mientras que los refugiados en los Estados Unidos han pedido endurecer la política contra la isla, casi 7 de cada 10 cubanos están a favor de retomar las relaciones y casi la mitad quiere acabar con el embargo. Cada vez la voluntad de cambio será mayor probada la inutilidad del bloqueo.
5. Cuba en las presidenciales
La carrera hacia la presidencia de los Estados Unidos ya ha empezado. Primero fue el exsenador demócrata Jim Webb y esta semana un peso pesado como Jeb Bush también ha anunciado su candidatura. Como comentó el analista político de la Brookings John Hudak, la política exterior será fundamental en los debates hacia la presidencia y el embargo a Cuba será, sin duda, uno de los temas más calientes. El cruce de acusaciones entre partidos ya ha empezado.
Hillary Clinton, la gran esperanza de los demócratas para el 2016, ha asegurado más de una vez que quiere poner fin al embargo cubano. La mayoría de los liberales, como el senador Harry Reid, han visto con buenos ojos el gesto de Obama. La principal voz disonante dentro del partido ha sido la del senador de origen cubano Robert Menéndez.
Por el lado republicano, Bush fue gobernador de Florida, el Estado con mayor población de cubanos exiliados. Otros nombres que suenan con fuerza son los del senador del Tea Party Marco Rubio y del gobernador de Texas Rick Perry. Ambos son hijos de cubanos que se exiliaron perseguidos por el régimen de Castro. La beligerancia por parte de estos candidatos está asegurada. El debate sobre Cuba puede servir a los conservadores para acercarse de nuevo a un electorado que cada vez se siente más demócratas. Aún así, los latinos y los ciudadanos de Florida son los mayores defensores de construir puentes con Cuba. En los próximos meses veremos si Jeb Bush y los republicanos son capaces de gestionar éste handicap.