Como sabemos, la formación o el saber hacer específico son los puntos de partida, lo que permite a alguien posicionarse para un ejercicio profesional. Pero una vez que tenemos un saber hacer o una formación concreta, la diferencia la marcan las competencias transversales. Son los elementos diferenciadores, y las competencias más difíciles de encontrar para las organizaciones.
Informe tras informe, estudio tras estudio, declaración tras declaración, los resultados que obtenemos de empleadores nos hablan del valor clave de estas competencias a la hora de contratar personas. Por el contrario, las empresas no parecen confiar en los mejores expedientes académicos o en las entrevistas como recursos eficientes para incorporar el talento que necesitan.
Y en los últimos años esto se ha visto acentuado por el impacto TIC en la actividad económica que ha obligado no sólo a adquirir nuevas competencias, las digitales por ejemplo, también a desaprender muchas otras que antes eran necesarias y que ahora limitan la adaptación al nuevo entorno, como las que invitan a procedimentar el trabajo desterrando la creatividad y la innovación.
Esta es, además, mi experiencia concreta. Es cierto que una competencia técnica específica o un dato objetivo (titulación) son imprescindibles y funcionan como primer filtro, pero son las competencias transversales lo que más preocupa y lo que acaba por definir a un profesional y sus posibilidades en el mercado de trabajo, sus posibilidades de ser interesante para una organización.
Y esto parece que se acentúa. Las competencias transversales se imponen en el nuevo entorno de la economía digital marcado, entre otros factores, por una alta flexibilidad y por la necesidad de adaptación al cambio constante. A ello hay que sumar que competencias como la comunicación se han convertido en competencias estrella en un mundo hiperconectado y en diálogo constante. Hoy todas las personas que trabajan en una organización la representan de uno u otro modo y precisan saber transmitir y dialogar. A la marca le va mucho en ello.
Además han aparecido nuevas competencias que las empresas buscan, competencias propias de la economía digital muy valoradas por las organizaciones, como las que menciona José Miguel Bolivar.
Lo que Xesta propone es la proyección online y geolocalizada de un servicio de validación y calificación del talento en cuanto a sus competencias horizontales que, por lo dicho hasta aquí, se antoja realmente útil para quien contrata, para quien busca identificar y seleccionar el factor estratégico de su organización o de su proyecto.
¿ Os parece útil la propuesta de Xesta ?
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