The 100 se emite en la CW y no lo digo como algo malo, porque creo que si no veo todas sus series, poco me falta. Sin embargo, es una cadena con un perfil muy concreto y muy enfocada para los adolescentes. De ahí que The 100 sea considerada una serie teen, un producto para adolescentes, pero cada vez está más claro que no es sólo eso y que sus responsables no dejan que nada les limite. Ya lo comenté cuando vi la primera temporada, pero The 100 no es nada tópica y rompe con muchos clichés y en su segunda entrega ha seguido por ese camino.
Por eso, si todavía no os habéis puesto a ver The 100, no sé a qué esperáis. Id ahora, corriendo porque es una serie muy, muy buena. En serio. En caso de que sí la veáis, seguid leyendo, que toca hablar de ese winter finale tan original que se marcaron.
Desde el principio, en The 100 tuvieron muy claro que todos los actos traen consecuencias: Murphy casi acaba ahorcado por ser un hijo de puta con sus compañeros y, de paso, casi ahorca a Bellamy por permitir que eso sucediera; los grounders no mostraron compasión con los recién llegados, algo que éstos les devolvieron; más de la mitad del Arca murió por todo lo que estaba sucediendo...
Y en esta segunda temporada han seguido por ese camino. En The 100 no hay soluciones fáciles, ni situaciones sencillas, ni siquiera trucos que salvan el día en el último momento. Los peligros son reales, los protagonistas se juegan mucho a cada instante y si dan un paso en falso, caen. Así, por ejemplo, los 47 atrapados en Mount Weather están pagando su inocencia, el haberse acomodado a una situación que, a priori, era perfecta, un oasis paradisiaco en medio del horror que estaban viviendo, algo tan humano como idiota, para qué mentir. Ahora su vida pende de un hilo, son ratas atrapadas en una ratonera tan peligrosa como inquietante, pues anda que no dan mal rollo los secretos que guarda Mount Weather: la niebla tóxica, la caterva de grounders a los que sangran, los reapers... Por cierto, ¿qué narices quieren conseguir creando reapers?
Eso sí, se agradece que aunque Mount Weather es el claro enemigo de la temporada, nos estén mostrando que no todo es blanco y negro. No sólo hay justificación a la mayoría de sus actos, sino que los personajes de Mount Weather no son iguales: la doctora y el hijo del líder son malos malísimos, pero el líder tiene moral y Maya ha mostrado tener corazón y conciencia.
Es algo que me gusta mucho de The 100, que los enemigos tienen su punto de vista y sus actos son consecuentes, no se limitan a ser meros malos. Los grounders son salvajes, crueles, pero tienen motivos para actuar como actúan.
Y eso es algo que han tratado en este último episodio, Spacewalker.
A lo largo de estos ocho episodios hemos asistido al viaje de Finn, a la preparación de este Spacewalker que llevaba como título el mote que le pusieron al principio y que estaba absolutamente centrado en él. Yo detesto a Finn. No me gustaba en la primera temporada, me ponía muy nerviosa su permanente actitud hippie cuando era más que evidente que, por mucho que su visión fuera más bonita, no dejaba de ser una quimera. En esa tierra en la que se encuentran, tal y como eran los grounders, sus ideales no iban a funcionar nunca y, de hecho, no lo hicieron.
En estos ocho episodios lo que han hecho ha sido recrudecer a Finn. Ante la ausencia de Clarke, la desesperación hizo mella en él y lo llevó por un sendero peligroso: cada vez era más cruel, más violento y los árboles no le dejaban ver el bosque. Estaba empeñado en que los grounders habían secuestrado a Clarke y no atendió a más razones hasta que acabó masacrando a un poblado de grounders inocentes. Y así firmó su destino. Porque la posición de la comandante y de los grounders no era tan salvaje, ni era injustificada: Finn masacró a su pueblo sin motivos (no sólo los 48 no habían sido atrapados por ellos, sino que los propios grounders habían sido apresados por los hombres de la montaña).
He de admitir que hasta el mondo final del episodio estaba convencida de que iban a encontrar la manera de salvarle, que no iban a cruzar esa línea de matar al chico de la función. Quiero decir, una cosa era cargarse a Wells (aunque menuda forma eligieron) y otra muy distinta lo que han hecho. Así que olé sus huevos.
Spacewalker ha sido un episodio más angustiante que otra cosa, debía de serlo, pues la situación no era sencilla: o una guerra que masacraría a gran parte de la gente del cielo, como les llaman los grounders, o permitir que éstos torturen a Finn hasta matarlo. Era una decisión casi imposible para ellos y se han visto absolutamente todas las posiciones y también una verdad universal: no somos objetivos, juzgamos las acciones dependiendo de quién las lleve a cabo. Finn cruzó una línea muy, muy peliaguda, convirtiéndose en alguien peor que Murphy, que ya es decir. Sí, Murphy ha hecho cosas despreciables, pero no ha llegado a matar a nadie y menos por un ataque de locura transitoria. Sin embargo, para Clarke y Raven el malo era éste último (para morirse que Clarke lo culpe a él por no parar a Finn, pero para morirse) y no Finn porque ambas querían a éste último.
Sin embargo, por más que lo hayan intentado, por más opciones que hayan probado, no han podido salvarlo, demostrando eso de que toda acción acarrea consecuencias. Era necesario que lo intentaran hasta la desesperación, también muy coherente con los personajes: Raven le debía la vida, como vimos en los flashbacks; Clarke seguía sintiendo algo por él, por mucho que no fuera capaz de perdonarle su traición; y Bellamy intenta salvar a todos los suyos cueste lo que cueste.
Así que, nada, Finn ha tenido un final a la altura, que también ha supuesto el lucimiento de Clarke, que sigue siendo una líder mucho más fuerte y valiosa que los adultos. E imagino que traerá consecuencias de índole personal para los personajes.
Y yo no puedo más que alegrarme porque Finn me daba muuuucho por saco, es que lo odiaba hasta el infinito y más allá. De hecho, estoy que lo flipo porque será de las pocas veces que la palma alguien que me cae como el culo, en vez de alguien a quien adoro. ¡Así que fiesta!
Espero que ahora decidan potenciar más la pareja de Clarke y Bellamy porque me encantan juntos, son unos grandes líderes y han tenido el mejor abrazo de la serie. En serio, que a día de hoy sigo flipando con lo sumamente efusiva que fue Clarke.
Por lo demás, en esta segunda temporada, los guionistas se están dedicando a explorar el universo que les ofrece la serie: no sólo estamos conociendo más territorios y más tipos de grounders, sino que cada dos por tres están separando y uniendo a los personajes de formas distintas, explorando todo tipo de combinaciones: Clarke vivió una aventura con Anya, Finn hizo equipo primero con Bellamy y luego con Murphy, Bellamy se topó con el liderazgo de Kane, Octavia sigue siendo la que más relación tiene con los grounders, hemos vuelto a ver el binomio Abby/Raven e incluso hemos visto a Abby y el pesado de Jaha enfrentándose a la hora de tomar decisiones.
Que, por cierto, para mí el canciller debería ser Kane, que es el más sensato y el que tiene los pies más en el suelo.
Personalmente, me está gustando muchísimo lo que están haciendo con Octavia, que será otro de los personajes que más ha evolucionado. No sólo han afianzado su relación con Lincoln, sino que la hemos visto siendo una auténtica guerrera y estando dispuesta a lo que fuera tanto para salvar a Lincoln como a quien fuera menester. A mí me gustó mucho, además, que Bellamy la ayudara con ese Lincoln convertido en reaper (qué agobio, por favor, con lo que mola Lincoln) y que fuera él quien decidiera llevárselo al campamento para curarle.
The 100 no se ha ido con un cliffhanger de esos horribles, pero aún así se ha quedado en un punto interesante, con los 47 intentando aguantar hasta que Clarke y cía acudan a rescatarlos (qué lealtad y fe en su princesa) y la promesa de una alianza entre los protagonistas y los grounders para atacar a Mount Weather.
Por favor, señores guionistas, a la vuelta dadme Bellarke, por fa, por fa.
PD: Ah, sí, que se me olvidaba: ¡¡feliz Navidad!!