Si en el anterior artículo veíamos como un episodio de hiperinflación de dos años dejaba tremendas huellas en un pueblo europeo; ahora veremos como en Sudamérica un país ha aprendido a convivir con la inflación, siendo un crisol de recetas político-económicas, las cuales una tras otra han acabado siempre fracasando. Nos referimos a La Argentina. ARGENTINA, DEL "RODRIGAZO" AL CORRALITOLa economía argentina tras la II Guerra Mundial enfermó de mal inflacionista crónico. Como promedio, entre 1948 y 1974 la tasa de inflación argentina fue de aproximadamente un 28% anual, con puntas de fiebre muy altas, como en el año 1.959 cuando la inflación alcanzó el extraordinario valor del 113,7%. Aún así, Argentina era un país que en 1.975 llevaba 11 años años seguidos de crecimiento económico. Un cóctel de factores ( efectos de la crisis mundial del petróleo del 73, déficit público elevado, baja productividad empresarial, inestabilidad política y social, violencia en las calles ) llevan a decretar, no obstante, en junio del 1.975 al ministro de Economía Celestino Rodrigo, ingeniero de profesión, un paquete de medidas anticrisis, que pasaría a conocerse despectivamente como el "Rodrigazo". Dicho paquete de medidas incluían una devaluación de más de un 150% del peso en relación al Dólar comercial, una subida promedio de un 100% de todos los servicios públicos y transporte, una subida de hasta un 180% de los combustibles y un aumento de un 45% de los salarios, como medida de compensación de la perdida de poder adquisitivo de la ciudadanía. Ni que decir tiene que el "Rodrigazo" fue un auténtico error, que aceleró la imparable subida de la inflación, situándola en la escala de los tres dígitos, y precipitó la crisis que desembocó en el golpe de 1976.
Las consecuencias de los errores político-económicos (II)
Publicado el 08 septiembre 2012 por Nevtelen @Nevtelen21Si en el anterior artículo veíamos como un episodio de hiperinflación de dos años dejaba tremendas huellas en un pueblo europeo; ahora veremos como en Sudamérica un país ha aprendido a convivir con la inflación, siendo un crisol de recetas político-económicas, las cuales una tras otra han acabado siempre fracasando. Nos referimos a La Argentina. ARGENTINA, DEL "RODRIGAZO" AL CORRALITOLa economía argentina tras la II Guerra Mundial enfermó de mal inflacionista crónico. Como promedio, entre 1948 y 1974 la tasa de inflación argentina fue de aproximadamente un 28% anual, con puntas de fiebre muy altas, como en el año 1.959 cuando la inflación alcanzó el extraordinario valor del 113,7%. Aún así, Argentina era un país que en 1.975 llevaba 11 años años seguidos de crecimiento económico. Un cóctel de factores ( efectos de la crisis mundial del petróleo del 73, déficit público elevado, baja productividad empresarial, inestabilidad política y social, violencia en las calles ) llevan a decretar, no obstante, en junio del 1.975 al ministro de Economía Celestino Rodrigo, ingeniero de profesión, un paquete de medidas anticrisis, que pasaría a conocerse despectivamente como el "Rodrigazo". Dicho paquete de medidas incluían una devaluación de más de un 150% del peso en relación al Dólar comercial, una subida promedio de un 100% de todos los servicios públicos y transporte, una subida de hasta un 180% de los combustibles y un aumento de un 45% de los salarios, como medida de compensación de la perdida de poder adquisitivo de la ciudadanía. Ni que decir tiene que el "Rodrigazo" fue un auténtico error, que aceleró la imparable subida de la inflación, situándola en la escala de los tres dígitos, y precipitó la crisis que desembocó en el golpe de 1976.