Se trata de una de las peores experiencias por las que puede atravesar un niño. Como tal, sus secuelas son graves y se extienden durante toda la vida de la víctima, llegando a condicionar sus futuras relaciones emocionales.
Existen varios tipos de secuelas en los menores que han sufrido abuso.
Un primer tipo serían las secuelas físicas, estas son las más evidentes aunque también son las únicas que se pueden curar del todo. Las lesiones sufridas se pueden tratar, pero son mucho más importantes las consecuencias psicológicas que afectan al niño en su desarrollo conductual y emocional.
Gravedad de las consecuencias
La gravedad de las mismas dependerá a su vez del tipo de agresor y de la edad del menor. Cuanto más pequeños sean, menor capacidad tienen para oponerse a la agresión. Si además la persona que les agrede es un familiar el sentimiento de culpa y vergüenza será mucho mayor, sin contar que tienen que lidiar con ocultar el secreto. Del mismo modo, cuanto más se prolongue en el tiempo, peores son las secuelas y más tiempo cuesta recuperarse.
Lo habitual es que el menor se sienta impotente ante la agresión, no sabe como actuar y esto va calando en su forma de ser. Problemas a la hora de dormir, que pueden ir desde pesadillas, hasta insomnio pasando por dormir en exceso. También se dan cambios en la conducta alimentaria, dejan de comer o empiezan a comer demasiado, y en los niños pequeños aparecen problemas en el control de esfínteres. Estas serían consecuencias de tipo físico fácilmente identificables, pero además el niño muestra problemas de conducta tales como disminución del rendimiento escolar, hiperactividad, intentos de fuga, consumo de sustancias adictivas como una forma de olvidar, e incluso autolesiones o intentos de suicidio.
Todo ello se refleja además en un estado emocional que puede ir de la ansiedad a la agresividad. La baja autoestima es también un denominador común así como el rechazo al propio cuerpo. El niño víctima de abusos vive con una permanente sensación de miedo y está asilado del resto lo que a largo plazo provoca depresión o síndrome de estrés postraumático.
Consecuencias de los abusos en el ámbito sexual y su autoestima
En el ámbito sexual los niños víctima de abuso no son capaces de desarrollarse de forma normal. En primera instancia el abuso hace que tengan un conocimiento sexual inapropiado para su edad, esto puede llevar consigo conductas exhibicionistas, masturbación precoz y problemas de identidad sexual. A largo plazo se suelen producir fobias y disfunciones sexuales, incapacidad para el orgasmo o dificultades a la hora de establecer relaciones sexuales.
Las consecuencias que provocan este tipo de abusos no solo van a cambiar radicalmente la vida del menor, si no que en muchos casos son la causa de adultos depresivos, con tendencia al abuso de alcohol y drogas, con problemas a la hora de relacionarse con sus hijos, aislados y propensos a caer de nuevo en este tipo de abusos, normalmente a manos de sus parejas.
Es por ello tan importante la atenta vigilancia del menor para actuar lo más pronto posible en un caso de abuso y minimizar al máximo todas estas consecuencias.