El mundo del cine posee cantidad de películas que se derivan de clásicos, y que utilizan los títulos de las mismas para sacar aunténticas calamidades que muchos nos hemos visto forzados a ver, ya que consiguieron lo que pretendían, caímos en la trampa y nos fuimos como locos al cine para salir con la cara desencajada y sabiendo que nos habían vendido humo, aunque nosotros preferimos decir que nos habíamos tragado una aunténtica mierda de película.
En esta primera parte os ofrecemos algunas de ellas.
Robocop 3
Una de las continuaciones de películas más nefastas, es sin duda la tercera entrega de la saga Robocop. Si bien sus dos anteriores ofrecían un show de acción, violencia bien traida, y la atmosfera oscura de una ciudad sin ley, Robocop 3 escrita por Fred Dekker y Frank Miller, nos demuestra que hasta un grande como Miller, es capaz de crear una basura de tal calibre para reacuadar dinero cuando parecía que los malos tiempos asolaban a la productora. Pasamos de políticos corruptos, mafiosos de categoría y cruentas escenas de violencia, para rodearnos de un mundillo extraño, lleno de color y personajes variopintos de lo más cutre, como un gobernador de sonrisa maligna, los punks de turno que se pusieron de moda para hacer de malos, cosa que no entenderé nunca, porque no es la primera vez que ocurre, véase Mad Max (1979) o Demolition Man (1993) en los que también aparecen de manera casual en los planos. Como decía anteriormente, un mundo que muchos lo compararon con la ridícula película de Batman & Robin (1997) (ya hablaremos de esta también porque la cosa tiene miga), en la que Joel Schumacher convirtió la ciudad de Gotham en el mundo de la piruleta, cosa que ocurre de forma similar aquí. Los personajes sin ningún tipo de carisma, y una acción muy blandita, como si hubieran querido transformar al justiciero en un ético profesor de humanidad para los niños, ya que parece la versión infantil para Nickelodeon de Robocop.
Quizá sea por ello que lo único verdaderamente destacable, y que parece ser lo que todo el mundo recuerda, sea su parte final con el Jetpack, ya que ver a Murphy por los aires es posiblemente lo más original que pudo ofrecer la entrega final de una saga que murió en su segunda parte.
La Jungla 4.0/ Un buen día para morir
¿Por donde empezar con estos despropósitos que destruyeron mi manera de ver a John McClane? Posiblemente una de las mejores sagas de acción que el cine ha dado (en mi opinión) junto con otros clásicos como Arma Letal. Comenzando con La Jungla de Cristal (1988) película basada en el libro Nothing Lasts Forever un lujo cinematografico con el que pasar un rato de acción que no cesa desde su comienzo hasta el final. La Jungla 2: Alerta Roja (1992) algo más floja que la anterior, pero que mantiene la norma del entretenimiento puro, aunque algo repetido el guión de la anterior, y que ya empezamos a plantearnos que Holly, la mujer de John, es algo coñazo, cosa que mejora bastante su tercera y última entrega (para mi, aquí acabó la saga). La jungla de Cristal III: La Venganza (1995) con permiso de la primera, la mejor de todas, un guión prodigioso, un reparto excepcional. La química entre Bruce Willis y Samuel L. Jackson no podría ser mayor, grandes dosis de humor irreverente, acción como ninguna otra, un malo como Jeremy Irons que cumple con su papel a la perfección, y la cuidad de New York como su escenario de juego.
Pero finalmente y más de una década después, decidieron que la franquicia Die Hard podría dar más rendimiento, y se pusieron en marcha para reactivar el negocio de la forma más lamentable posible, creando La Jungla 4.0 (2007) y La Jungla: Un buen día para morir. (2013)
¿Por qué hiciste esto Bruce? ¿Por qué?
John McClane, héroe desterrado del paraíso, lleva una vida de divorciado y policía amargado en la que intenta ganarse el afecto de sus hijos, en especial de su hija en este caso. Acostumbrados a verle de tipo duro, sin permitir que absolutamente nadie le tosa, o le diga una palabra más alta que la otra, en esta ocasión le veremos tragar con el desprecio y los malos gestos de la idiota de su hija que le odia por encima de todo. John, haciendo su labor de perfecto padre americano, tiene como misión espiar a los novios de su hija, ya que ninguno es bueno para su niñita, como es lógico, ella se molesta mandándole a la mierda. Los enemigos esta vez, y para aprovechar los tiempos tecnológicos y conectar con el público moderno, son un grupo terrorista de hackers que bloquea el sistema de ordenadores que controla las comunicaciones, el transporte y el suministro de energía. Pero el formato, digamos... arcade de McClane y de eterno héroe solitario, es frustrado al tener que compartir cámara con un compañero con incontinencia verbal, que le da el toque de... ¿humor? en ocasiones a la lamentable película. Frases absurdas, Willis dando saltos de Spiderman por la ciudad, destruyendo aviones con sus manos, caras de macarra y amenazas de forma gratuita, convierten a esta película en todo lo que he odiado del género de acción del año 2000 en adelante, junto con títulos tan lamentables como Transporter o xXx.
Reconozco que he necesitado tomarme un tiempo antes de ponerme a escribir sobre la película Live Free or Die Hard título que en mi opinión mola mucho más que el que se le puso en España, como casi siempre, pero esa no es la cuestión. Creo que hoy día tenemos un problema bastante grave con destruir clásicos, ya que tanto esta película como la anterior, podrían haberles puesto un título diferente, y hacer dos basuras independientes de la saga original a la que pertenecen, no venderían lo mismo, pero al menos no sería un atentado contra los fans, el sentido común o el ridículo más espantoso. La sinopsis repite una vez más, pero esta vez es odiado por su hijo, y como ya estaban hartos de ver a John en EEUU, pues nos vamos a Rusia, a ver como nos las apañamos para destruir un poquito las calles con explosiones innecesarias y villanos con cicatrices en la cara, claro, porque todos los rusos malos las tienen (nunca entenderé esos detalles de los yankis). El caso es que estaba esperando la película con ansia, rezando porque mejorara con respecto a Die Hard 4.0 porque peor no se podía hacer, cosas de la vida, se puede, ¡vamos que si se puede!
Durante la primera hora presté toda mi atención, o quizá fue la primera media hora, la verdad es que no tengo ni idea, pero algo se empezó a torcer, comencé a prestar más atención a los minutos que quedaban para que tal despropósito finalizara y dejara de sentirme amargado por ver este show de absurdeces, una detrás de la otra. De nuevo la manía de meter saltitos de altura, cayendo en extraños materiales de amortiguación, gritos a la carrera de John e hijo, frases del hijo metiéndose con la edad del padre, frases del padre metiendose con la juventud del hijo, tanto que en ocasiones creí estar viendo el show de Bill Cosby.
Si de la anterior podría decir que un día cualquiera puedes verla para pasar el rato y no pensar, incluso podría ser un poco permisivo y decir, adelante, pero es que la última ni por esas. Lo mejor que se puede hacer con esto es sumergirlo en lo más profundo de nuestras cabezas, allá donde reposan los olvidos.
Alien Resurreción
De la obra maestra de Ridley Scott a la decente continuación de James Cameron en sus dos primeras películas de la saga, pasamos también por Alien 3 de David Fincher película que no pasará a la historia por su brillantez ni por sus efectos especiales, pero que al menos se puede ver.
Alien Resurrection, es una de esas películas inteligibles desde su comienzo, la teniente Ellen Ripley (Sigourney Weaver) ya no es ni ella, es un clon, pero no un clon cualquiera, posee una especie de cruce genético con los aliens o qué sé yo, el caso es que tiene super fuerza y habilidades extrañas que usa para combatir a los enemigos.
Personajes de nuevo extraños, violencia desmedida y horrores visuales de forma gratuita, así como un guión tan absurdo, aburrido y lineal que llega a ser tan soporífera que es imposible aguantar sin bostezar durante todo el desarrollo. Poco más hay que añadir, teniendo en cuenta que es una de tantas películas que se utilizó el título de un gran clásico del cine de terror, para crear una nueva franquicia, en la que la calidad sigue sin importar, ni siquiera la fidelidad al resto, es simplemente una máquina de generar dinero, y que afortunadamente en esta ocasión la taquilla habló por sí misma, y fue un gran fracaso, tal y como merece.
La momia: la tumba del emperador Dragón
Casi para terminar la primera parte de las continuaciones más nefastas, no podía faltar la tercera entrega de La Momia. Cine renovado que comenzó a finales de los años 90, con un nuevo concepto visual, pero manteniendo la esencia del cine clásico de aventuras. Una entretenida historia, con unos actores que pegan a la perfección en sus papeles, con dosis de humor, acción y emoción en su perfecta medida para hacer una película totalmente divertida en muchos aspectos, y sin recurrir a excesos de ningún tipo. Brendan Fraser y Rachel Weisz forman pareja de aventuras en los dos primeros títulos junto a la dirección de Stephen Sommers, quien también se encargó del guión.
En su segunda parte, se repetía el esquema, pero algo más apagado en cuanto a originalidad, pero es de esperar, aunque mantuvo el espíritu y salió airosa al seguir siendo tan divertida como la primera, y bueno, siendo un poco más enrevesado y con algunos fallos, el guión siguió siendo aceptable, y pudimos disfrutar una vez más de Rick O'Connelly, Evelyn y en esta ocasión de su repelente hijo. El Rey Escorpión, personaje que utilizaron como héroe en un spin-off, no hizo mejorar la película, pero aportaba algo diferente.
Llegamos a la tercera parte, esta vez a las manos de Rob Cohen, Brendan repite, pero Rachel no, esto es una lástima, ya no podía empezar bien. Nos vamos esta vez al tema oriental, tirando de dinastías chinas, ya que un emperador es el nuevo enemigo, que posee un ejército enorme con el que pretende una vez más apoderarse del mundo, Rick y familia tratarán de impedírselo como de costumbre, ya que casualmente también se encuentra allí. Los efectos especiales no mejoran, sino que empeoran. Cohen no da la talla en ningún momento, ni mucho menos la historia aporta nada nuevo, ni entretenido ni nada. Una nueva aberración creada con el mismo propósito que toda la basura anteriormente nombrada, y toda la que queda por nombrar, y que nombraremos.
Men in Black II y III
Una vez más repetimos, las primera entrega nos emocionó a todos, de una forma diferente. Men in Black (MIB) (1997) nos mostró el mundo de cómo los extraterrestres conviven con nuestra raza durante muchos años, y cómo también existe una asociación secreta que combate a los alienígenas hostiles que pretenden desencadenar la guerra en el universo. Un gran Will Smith y Tommy Lee Jones encabezaban un reparto excéntrico que daba mucho juego, y para la época resultó una película sobresaliente y que muchos recordamos con especial nostalgia y cariño.
Y una vez más ocurrió, aquí no se salva ni la segunda, en la que ya comenzó a irse de madre todo, en el que quisieron hacer aliens tan raros, que resultaban ridículos, carentes de imaginación para crear algo innovador, y ni mucho menos para crear un producto ligeramente entretenido, ni eso. Un autentico bodrio del que no consigo recordar prácticamente nada porque es imposible seguirle el hilo a una película tan mal hecha.
Pero la tercera parte es aún peor, grimosa y cargada de incongruencias, en el que como ya está viejuno Tommy Lee, pero hay que sacarle a la fuerza, Will tiene que viajar al pasado para impedir que en el futuro, uno de los extraterrestres más repugnantes que he visto en el cine, acabe libre haciendo de las suyas por la tierra. Un montón de errores de guión, inexactitudes temporales y un coñazo insoportable, son los ingredientes de ésta insoportable tortura que jamás debió salir a la luz.