En la vida, la gran mayoría de las cosas no ocurren porque sí. Cada vez dejamos menos que fluya el azar y cada vez hay más cabezas pensantes que hacen que todo tenga un por qué y un sentido. ¡Y en la cultura del vino hay mucho de este ingrediente!
No os creáis que vale cualquier tipo de vaso o cualquier forma de copa para tomar un vino, es mucho más interesante de lo que parece. Y por eso, os vamos a contar un poco más para que hoy no os vayáis a la cama sin haber aprendido nada nuevo. ¿Nuestro objetivo? Que sepáis elegir la copa de vino perfecta para que la degustación sea aún mejor. ¡Allá vamos!
Tipos de vino y formas de copas
A continuación, os indicamos cuál es la copa más apropiada para disfrutar de 4 tipos de vino:
- Copa para vino blanco: la clásica copa de vino blanco tiene un tazón en forma de “U”, más recto que la de tinto. Importante (además del tipo de copa): el vino blanco debe estar bien refrigerado a la hora de tomarlo.
- Copa para vino tinto: generalmente, suele ser más grande que la que se usa para vinos blancos. Esto es así porque la propia complejidad de los vinos tintos, de sus aromas y sabores, que demandan una copa con un área de superficie más grande para que que el vino entre en contacto con más aire. La copa debe ser alta.
- Copa para vino espumoso: es la más diferente y suele tener forma de flauta, larga y estrecha, para retener la carbonatación y capturar el sabor de la bebida.
- Copa para vino dulce: los vinos dulces, servidos habitualmente con el postre, se debe tomar en una copas pequeña en la que solo quepa una pequeña dosis. Esta nos debe permitir dirigir el vino hacia la parte posterior de la boca, así el dulzor no nos abrumará
Si ya os ha quedado claro cuál es el tipo y la forma de la copa más adecuada para cada vino, ¿sabéis lo único que os falta? Rellenarlas con los mejores vinos.
Encuéntralos pinchando aquí! ;)
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