Esta semana me han llamado la atención dos noticias. Por un lado nos cuentan que algunos músicos abandonan Spotify por los pingües beneficios que obtienen y, al mismo tiempo, afirman que esta plataforma empieza a ser más importante para los músicos que las descargas de iTunes (lo que demuestra que todo debe ser bajo… comparado con antes, claro). Y por otro lado la sentencia, ya definitiva después de los recursos, de la Audiencia Provincial de Barcelona que condena a la Universidad Autónoma de Barcelona a pagar tres millones de euros (¡¡3 millones!!) a CEDRO (la SGAE de los libros/textos que vigila porque se respeten los derechos de autor de sus asociados) por el uso que de algunos extractos de libros, creo que 13, hicieron algunos profesores al compartirlos con sus alumnos en la Intranet de la Universidad.
Ambas noticias me llevan a la misma conclusión: algunos siguen sin enterarse de que las cosas han cambiado, que nada es, ni será nunca más, como era antes. Y ya me empieza a preocupar porque los signos han sido tan evidentes hasta ahora que eso me lleva a pensar que hay gente que es sencillamente tonta o que pretende pasarse de lista (algo así como todo el tema de la AED y los enlaces a las noticias en Google).
Vaya por delante que estoy absolutamente de acuerdo en que todo el mundo tiene derecho a cobrar por su trabajo y a decidir el valor que tiene ese trabajo y en segundo lugar que no me gusta nada la cultura del gratis total que impera en TODA la sociedad (también por parte de los que reclaman sus legítimos derechos de autor). Pero soy un convencido de que el problema es de hábitos de consumo, de mercado y de cambio (natural) de las reglas de juego… o sea, adaptación pura y dura.
Hay una caída brutal de las ventas de todo producto digital que, por definición, es fácilmente copiable y compartible. A esa facilidad se une una crisis económica brutal que afecta a todo el mundo. Menos ingresos en el bolsillo del consumidor. Y, para acabar de arreglarlo, las herramientas tecnológicas (en la red o fuera de ella) son cada vez más en cantidad, más accesibles y más fáciles de usar.
Tres “razones” que nos han llevado a un estadio donde compartir música y libros ya no nos parece tan malo. No está mal visto. Y que afecta a todos los estratos sociales (sí, ok, quizás tiene mayor penetración en el segmento de aquellos con menor poder adquisitivo) y a todos los países, unos más que otros, por supuesto. Por lo tanto estamos ante una verdad incontestable y lo único que se podría hacer es algo de lo siguiente:
- Pedagogía y educación. Hay que enseñar desde pequeñito que piratear es robar. Pero ¿cuanto tiempo tardará en surtir efecto esta estrategia? ¿Realmente educar en los colegios, en casa o donde sea, mientras en la calle siguen compartiendo archivos, funcionará?
- Perseguir legalmente a todos los sitios donde se comparten archivos y, llevado al extremo, a las personas que lo hacen. ¿Es posible controlar todos esos sitios que nacen todos los días? Y los emails ¿nos ponemos a controlarlos también? Y en el supuesto de que fuera posible ¿Colapsamos los juzgados, o creamos herramientas nuevas, con este tipo de denuncias? ¿Quien paga todo el coste de este control? ¿Que diremos después sobre la privacidad? ¿Vale la pena?
- Gravar con impuestos todo lo que huela a “soporte pirateabilizador” (ya se hizo, eh?). O sea, suponemos que todo el mundo usa un pendrive para copiar música. Ponemos un canon al uso de Internet. ¿Que pasa con todos los que no copian? Más impuestos es encarecer el producto y, de nuevo, hacer que los consumidores busquen otras alternativas para hacer lo mismo (que las hay).
- Subvencionar desde los gobiernos a las industrias más afectadas. Y cuando afecte a más sectores ¿será sostenible? ¿Hay que pagar entre todos el hecho de que un soporte X deje de venderse como antes?
No parece que ninguna de las anteriores sea ni efectiva, ni definitiva, ni inmediata. En lugar de gastar energías en tratar de cambiar, controlar o mantener una forma de negocio ¿no es más fácil buscar soluciones alternativas? A mi se me ocurre que:
- El modelo de negocio basado en la venta de un soporte está muerto en la forma que lo conocíamos. Se seguirán vendiendo libros, CD’s, LP’s o cualquier soporte pero en una cantidad que es casi imposible que ayude a sostener la vida de alguien (o lo hará únicamente con unos pocos).
- En lugar de poner el foco en el usuario/consumidor buscar que el modelo se sostenga en el B2B. Que sean las empresas las que soporten el coste. Otra cosa es el valor … lo de la UAB me parece absurdo por el monto y la forma pero por ahí podría ir una parte de la solución (más adelante vuelvo sobre esto)
- Buscar formas alternativas para generar ingresos. Para un músico es sencillo, está claro. Pero en general habría que buscar actividades donde el soporte es solo la excusa para monetizar por otras vías. Asumir menos precio y menos margen. Ya no me haré millonario, pero viviré.
- Adelgazar las estructuras. En todo. Significa empresas más ligeras en personal y salarios, por arriba, más bajos. Más trabajo en red y más variabilidad en los ingresos. Jugar al éxito.
Como decía más arriba, lo de la UAB, como concepto no me parece mal. Lo que me parece mal son los 3 millones y el hecho de que se haga con estudiantes y por extractos. En este caso nunca, nunca, pondría un canon. Pero, por ejemplo, si series.ly gana dinero con la publicidad que genera su página, y las cuentas premium, me parecería de lo más lógico que una parte de ese ingreso lo utilizará para retribuir a los autores. O que, en lugar de consumir el producto en su web, tuviera enlaces que llevaran a la web de los autores y que estos monetizaran después (lo que, ni más ni menos, hace Google News).
Si seguimos aferrados a nuestra posición, que se basa en una situación pasada, sin pensar que las cosas ahora se hacen de otro modo no saldremos jamas del circulo vicioso en el que nos encontramos. Y lo que es peor, seguiremos sumando enemigos y adeptos a la “piratería”. Porque el consumidor, esté donde esté, seguirá haciendo lo mismo. Vivimos en una aldea global y, nos guste o no, hay gente que prefiere comprar un producto en China aunque sea más cutre. Igual que unos preferimos comprarnos un Mac sabiendo que un PC cuesta la mitad y da el mismo rendimiento. Eso se llama hábitos de consumo, percepción del consumidor, etc.. es el Marketing, ¡estúpido! Y todos deberíamos meternos en la cabeza que el único que mantiene nuestro nivel de vida es, justamente, el consumidor. Nuestro trabajo es encontrarlo y hacerle una oferta suficientemente atractiva para que nos compre. Si no lo hace, la culpa es nuestra por no sabérselo vender. Así de fácil.
¡Qué tengáis una feliz semana!
Nota: ah! y todo esto aplicaría igual a Uber, alquiler turístico, economía colaborativa, banco de horas y un largo etcétera de nuevos modelos de consumo. Definitivamente la sociedad va mucho más rápido que las leyes, las empresas y los gobiernos.. y ¡hasta la propia tecnología!