Las cosas que hice por ti (y tú no sabes)

Publicado el 06 junio 2017 por Águeda Lorena García González @aguedlgg

Es triste, doloroso y sobretodo es un golpe mortal que los hijos se olviden de sus padres. Nada duele más que la ingratitud de un hijo.

Llegan a una edad llamada "adolescencia" que los trastorna completamente, que los hace creerse dueños del mundo y con derecho a todo.

Todos los padres hemos sido adolescentes, pero no todos hemos vivido esos años siendo unos desagradecidos y unos malcriados. Supongo que confundimos el respeto a los padres con el miedo a recibir un bofetón.

Y quizás ir por la vida de "padres enrollados" no es una solución para conseguir la mejor educación en nuestros hijos.

Debemos sembrar para después recoger y yo me pregunto: ¿Qué valores estamos sembrando en nuestros hijos si la propia sociedad les da derecho a todo?

Los hijos se olvidan de todas las cosas que hacemos por ellos. Por eso quiero pedir disculpas como madre por mi mala forma de educar, de querer, de criar, de alimentar, mi forma de renunciar a todo, mi forma de sacrificarme....

Pido disculpas por adelantado. Pero es que estoy viendo a tantos padres y madres sentirse defraudados que me atrevo a decir que posiblemente como madre yo también haya fracasado.

Digo que "he fracasado" si a estas alturas tengo que recordarte todo lo que hice por ti:

Por ti renuncié a mis sueños y antepuse cualquier deseo propio por estar a tu lado, por tenerte cerca y verte crecer cada día... Pensé que era lo correcto, lo que necesitabas y lo mejor para ti. No podía trabajar todo el día y a la vez ejercer de madre de 2 hijas. Renuncié a mejores trabajos y sueldos mayores porque no hay "conciliación familiar" y mucho menos si eres madre divorciada. Y me tocó elegir... o mis hijas o mi trabajo. De nada me sirvió la carrera, ni el Master... Idiota de mí, pues creía firmemente que el sacrificio valdría la pena. ¿Realmente la vale? Porque quería que tuvieses la suerte de todos tus compañeros y que tu madre pudiese hacer el desayuno, peinarte esa coleta y llevarte al colegio. Te aseguro que yo no he tenido esa suerte, pues mi madre trabajaba durante todo el día porque "hacía mucha falta". Podía haber hecho otras cosas y delegar en terceras personas para que te cuidasen, pero yo siempre he creído que lo mejor que puede dar un padre y una madre a sus hijos es tiempo. Y todo mi tiempo fue para ti... Yo no fui a clases de YOGA, ni a Pilates, ni al taller de escritura (que ya sabes que me gusta tanto), yo no podía dormir la siesta o irme de juerga porque tenía unas obligaciones que atender. En cambio yo te llevaba a todas esas actividades extraescolares que me ocupaban la tarde entera. Perdona por quererte tanto. Mi salario condicionado a tus horarios nunca fue muy bueno, pero perdona por creer que era mejor darte los buenos días por la mañana a regalarte una Play Station. Os hemos educado en una sociedad sin valores y no es culpa vuestra... Lo triste es que sólo valoras el afecto de aquellos que lo compran con dinero... Y eres capaz de echarme en cara las cosas que quisieras tener y que no puedo darte.
No te confundas... No te las doy porque no quiera, no te las doy porque no puedo.
Perdona por estar a tu lado cuando sales de clase y ayudarte con tus deberes, por hacerte la cena y jugar contigo cuando tenía que planchar, limpiar los baños o recoger tus juguetes. Perdona por acompañarte a tus clases de inglés y dejarte en la puerta (para que no tuvieses que hacer un largo camino de 5 minutos) por comprarte los zumos y las galletas que llevas al colegio de merienda y no haberte dado una pieza de fruta (que sé que no te gusta, pero hay que comer de todo). Perdona por salir corriendo de casa a horas intempestivas a por un regalo cuando se te caía un diente (porque la visita de Pérez es sagrada y no voy a romper ese mito). Perdona por decirte todos los días "recoge tu cuarto" y "lávate los dientes". Perdona por hacerte recoger los platos sucios de la mesa, por hacerte doblar tu ropa y por decirte que saques la basura. Perdona por darte muchas veces lo que no tengo y que nunca te falte de nada. Perdona por haberte hecho llorar, si alguna vez he sido demasiado dura y traté de hacerte entender que la vida es más difícil de lo que parece. A veces los adultos os hacemos crecer deprisa y no nos damos cuenta de que apenas entendéis la vida. Perdona, te pido perdón de mil maneras si alguna vez me has visto triste porque haya contemplado de lejos la posibilidad de perderte... Cada vez que me veo amenazada por esa posibilidad me derrumbo. Pero vivimos en un mundo donde tú puedes decidir (tú tienes más derecho que tus padres). Y si alguna vez te vas y no te acuerdas de todo lo que hice por ti... Si no valoras que lo importante es el esfuerzo diario (no el esfuerzo de un día) que quién da lo que tiene no está obligado a dar más (aunque otros puedan darte el doble...te dan lo que les sobra) que quién te quiere te lo demuestra cada día (porque querer por Whatapp es muy fácil) pero quererte cuando lloras, cuando no quieres estudiar, cuando no quieres recoger o cuando me dejas sin planes porque lo primero es atender "tus planes"...

Ojalá seas tú un hijo agradecido... Uno de esos hijos que a medida que crece comprende mejor a sus padres y todos sus sacrificios.

Ojalá no tenga que recordarte nunca las cosas que he hecho por ti y tú no sabes.